Si nos atenemos a la información disponible, es casi un hecho que los 28 cuerpos localizados en fosas clandestinas de Iguala corresponden a parte de los 43 normalistas desaparecidos —quienes fueron atacados a balazos por la policía municipal y por sicarios del crimen organizado—, y faltaría saber la suerte de otros 25 normalistas que aún siguen en calidad de desaparecidos.
Y si ya se sabe que los policías de Iguala dispararon contra los jóvenes normalistas; si también se sabe que esos policías obedecieron órdenes de la banda criminal "Guerreros Unidos" —para levantar y masacrar a los estudiantes—; y si sabemos que el alcalde de Iguala y su secretario de Seguridad Pública obedecían al crimen organizado, entonces falta saber la razón por la que mataron a los estudiantes. ¿Por qué los mataron?
Las hipótesis pueden ser tantas y tan descabelladas como la imaginación lo sugiera. Sin embargo, si apelamos al modus operandi de los hechos ocurridos en Iguala hace diez días, podemos suponer que, en efecto, en la persecución y masacre de los normalistas de Ayotzinapa, participaron un grupo de sicarios del crimen organizado.
Y es que los estudiantes que habían secuestrado camiones para regresar de Iguala a Chilpancingo, no fueron víctimas de una reprimenda policial, tampoco de un escarmiento ejemplar. No, desde el momento que secuestraron los camiones se desató una persecución con la clara intención de matarlos. Por eso los disparos a los autobuses, que provocaron las primeras seis muertes.
Pero el asunto no se quedó en un susto, en una reprimenda policial y menos un escarmiento ejemplar. No, luego de la persecución y la primera balacera contra los estudiantes, un supuesto jefe criminal —también jefe y hasta presunto pariente del alcalde y del titular de Seguridad Pública—, ordenó el secuestro y posterior masacre de por lo menos 28 normalistas.
Hoy se sabe que desde la primera persecución y balacera, uno de los normalistas no sólo fue alcanzado por las balas, sino desollado y hasta le sacaron los ojos. También se sabe que algunos de los 28 cuerpos localizados en las fosas clandestinas fueron desmembrados, desollados y les sacaron los ojos; además de que les prendieron fuego en la fosa y los sepultaron.
¿Qué significa que persigan a los normalistas, que los maten, que sus cuerpos sean desollados y que les saquen los ojos? Ese modo de barbarie es propio de un grupo criminal que sabe que un cuerpo martirizado de esa manera se convierte en un mensaje para sus enemigos. Es mucho más que una mera venganza. Pero además, desmembrar los cuerpos, quemarlos y sepultarlos también es parte del mensaje de terror.
Y aquí es donde aparecen los paralelismos. ¿Qué ocurrió cuando desaparecieron los jóvenes del bar Heaven? Sí, los secuestraron, los torturaron y los asesinaron, para luego sepultarlos en una fosa clandestina. ¿Y cuál fue el mensaje del crimen colectivo? Si hacemos memoria, recordaremos que fue una venganza contra un grupo rival, al que los responsables del secuestro y el asesinato colectivo de jóvenes del Heaven responsabilizaban por una disputa de territorio y por el asesinato de un narcomenudista.
En el caso de Iguala, en Guerrero, parece claro que si el móvil del crimen hubiese sido político, no habría sido necesario matar a medio centenar de personas; tampoco martirizarlas como lo hicieron los matarifes especializados en causar dolor y miedo. Un mensaje político no requiere de un mensaje de terror y menos emplea esas formas. También parece claro que si se trató de un intento por calentar la plaza —sea en contra del gobierno estatal, del municipal o de alguno de los grupos clandestinos que cohabitan en Guerrero—, el resultado fue completamente distinto. ¿Por qué? Porque más que calentar la plaza la incendiaron.
Pero aparece una duda clave a la que pocos han puesto atención. ¿Qué hacían en Iguala un centenar de estudiantes de la normal de Ayotzinapa, si su centro de influencia y activismo está en la capital del estado, en Chilpancingo? ¿Por qué secuestrar autobuses en Iguala, si los pudieron secuestrar en la capital del estado; en la autopista, en otros municipios?
Una pista que podría ser la punta de la madeja es que líderes de los normalistas podrían estar involucrados con grupos criminales adversarios a los "Guerreros Unidos". Y el móvil del crimen colectivo podría ser un ajuste de cuentas entre bandas. Y los jóvenes serían el mensaje. Al tiempo.
EN EL CAMINO
Igual que defendió al narcodiputado, Julio César Godoy, el PRD defiende al gobernador de Guerrero.
www.ricardoaleman.com.mx twitter: @ricardoalemanmx
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