viernes, 1 de diciembre de 2023

Disputa por clase media

Guillermo Velasco Barrera

01 diciembre 2023

El discurso de López Obrador con relación a la clase media ha cambiado radicalmente, pues tras calificarla tiempo atrás como aspiracionista, clasista y egoísta, ayer declaró durante su mañanera que las clases medias han padecido por los conservadores y neoliberales corruptos.

Señaló también que entre las clases medias hay simpatizantes de todas las corrientes políticas y que los ciudadanos no son borregos. En esto último tiene razón, entre los clasemedieros de este país ha existido diversidad de pensamiento y pluralidad política. Una prueba evidente fue la elección del 2018, en la que un sector importante de la clase media mexicana, conformada por académicos y personas vinculadas al mundo de la cultura, le brindaron su apoyo y voto a López Obrador.

Pero la elección del 2021 demostró que el clasemediero es un votante sin pautas fijas, es decir, puede cambiar su voto en virtud de resultados de gobierno, propuestas de los candidatos o frente a determinadas coyunturas. En el caso de la Ciudad de México, fue la clase media la que le arrebató a Morena diversas alcaldías que tiempo atrás eran consideradas bastiones de la izquierda.

Vino la decepción y el desencanto respecto a la 4T, así como el miedo por el autoritarismo creciente de López Obrador. Despertó un gigante que estaba dormido (la clase media) y que sin duda será determinante para las elecciones del 2024, especialmente en las zonas urbanas de México.

Candidatos de todos los partidos se disputarán el mercado de votos que representa la clase media, por lo que buscarán hilvanar una narrativa que los conecte con este sector de la población, en donde prevalece un porcentaje muy importante de potenciales votantes indecisos que marcarán la diferencia en la elección del próximo año.

El Presidente, tan consciente está de lo anterior, que ha comenzado a cambiar su narrativa sobre las clases medias. Al hablar ayer sobre este tema señaló que Samuel García es un candidato atractivo para la clase media y ésa es la razón por la que lo critican los conservadores.

Tal declaración no sólo es una evidencia más de que Samuel es en realidad un títere del Presidente que se ha prestado a hacer el juego sucio para dividir a la oposición, sino que exhibe la preocupación de López Obrador de que Xóchitl Gálvez logre la mayor conexión con las clases medias mexicanas, lo cual es altamente probable.

Analicemos un poco los perfiles de los candidatos presidenciales: Claudia Sheinbaum, si bien en su trayectoria ha estado vinculada en diversos momentos de su vida a atributos prototípicos de la clase media, especialmente en su faceta como universitaria e investigadora, está mimetizada con el Presidente (incluso en su forma de hablar) en el discurso de la polarización y en el asistencialismo electorero que mantiene en pie de guerra el voto duro de Morena, pero no la vincula con amplios sectores de la clase media.

Samuel García, a quien ahora López Obrador quiere posicionar como el candidato de la clase media mexicana, no parece reflejar mucho la cultura del aspiracionismo y el esfuerzo, característica de los clasemedieros de este país. En todo caso, su factor diferenciador en la campaña es su edad y el que es el único varón en la contienda que compite contra dos mujeres. Los jóvenes lo podrían ver como una alternativa novedosa, pero no creo que la onda fosfo-fosfo sea una bandera para entusiasmar a la clase media.

La historia personal de Xóchitl Gálvez, genuinamente marcada por el aspiracionismo, es la que podría generar más conexión con la clase media mexicana, pero no basta su sola biografía. Los asesores de Xóchitl deberán trabajar en un discurso atractivo y consistente que realmente signifique una bandera importante para este sector de la población que hoy todos los candidatos se disputarán. Por lo pronto López Obrador parece estar muy preocupado por el despertar de la clase media.

@gvelascob