miércoles, 29 de noviembre de 2017

¿A cuál López Obrador creerle? ¿Al de Romo o al de Ackerman?


LEO ZUCKERMANN

Yo creo que a los dos porque AMLO, precisamente, tiene esas dos caras para jugar en dos pistas distintas. Usa a Romo (y Romo lo usa a él porque así es la política) para presentarse como un candidato moderado al cual los empresarios no tienen por qué temerle.

03 de Abril de 2017
Hace poco, en el programa de televisión que conduzco en FOROtv, tuve una buena plática, de sustancia, con Alfonso Romo sobre el proyecto de gobierno de Andrés Manuel López ObradorRomo es un exitoso empresario regiomontano que está encargado de coordinar la elaboración de dicho proyecto. Analizamos diversas propuestas que describe el candidato presidencial de Morena en su más reciente libro, La salida: decadencia y renacimiento de México. Después de una hora de charla, me quedó claro que Romo ve en AMLO a un político pragmático, moderado en muchos sentidos, que no cometería ningún tipo de locuras de ganar la Presidencia.
Unos días después de esta entrevista, López Obrador viajó a Nueva York y Washington como parte de sus giras para promover su candidatura presidencial en Estados Unidos. Ahí, presionado por uno de los padres de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, acusó, de manera indirecta, al Ejército mexicano por lo ocurrido la fatídica noche del 26 de septiembre de 2014. Esta misma postura —de la presunta culpabilidad de las Fuerzas Armadas— ha sido impulsada por el editorialista de La JornadaJohn Ackerman, quien acompañó a López Obrador en esa gira internacional. Ackerman es un militante de la izquierda radical. Está en todo su derecho. Hace unos días, en su espacio editorial, defendió al régimen político de Nicolás Maduro en Venezuela considerando que ese país era “más democrático y respetuoso a los derechos humanos que México”. Yo, desde luego, no estoy de acuerdo, pero ése es otro tema. Lo que quiero destacar en este artículo es el papel de Ackerman en la campaña de AMLO. El también académico de la UNAM trabaja activamente a favor del tabasqueño a quien considera como la única salvación para el país por los grandes cambios que haría de llegar a la Presidencia. El de Ackerman es un López Obrador diametralmente distinto al de Romo: un político ideológico de la izquierda más pura que impulsaría una verdadera revolución.
La pregunta, entonces, es a quién creerle: ¿Al López Obrador de Romo o al de Ackerman?
Yo creo que a los dos porque AMLO, precisamente, tiene esas dos caras para jugar en dos pistas distintas. Usa a Romo (y Romo lo usa a él porque así es la política) para presentarse como un candidato moderado al cual los empresarios no tienen por qué temerle. Utiliza a Ackerman (y Ackerman a él) para quedar bien con la base electoral de la izquierda más radical.
Esta manera de actuar de López Obrador no es nueva. Ya la vimos. En su campaña presidencial de 2006, convivían dos políticos muy diferentes en el círculo lopezobradorista: Manuel Camacho y Gerardo Fernández NoroñaCamacho era el personaje sensato cuyo objetivo era convencer al electorado más moderado, en particular a la clase empresarial. De hecho, el día después de las elecciones, pensando que López Obrador había ganado, escribió en El Universalque había llegado el tiempo de la moderación y unificación del país. AMLO, sin embargo, había perdido y, desde la noche del 2 de julio, comenzó su radicalización que lo llevaría a la toma de Reforma y su autodeclaración como Presidente Legítimo. Número uno en esta línea de acción se encontraba Fernández Noroña, un provocador experto —como hoy Ackerman— en insultar a todos los que cuestionaban la verdad divina del líder.
Como en su momento me costaba un trabajo endemoniado visualizar a CamachoFernández juntos en una reunión de campaña, hoy no puedo imaginarme la misma escena con Romo y Ackerman. Por un lado, el empresario juicioso, creyente en el libre mercado y acostumbrado a tomar decisiones con base en la evidencia empírica. Por el otro, el activista fanático, ferviente opositor de la economía capitalista y habituado a lanzar graves acusaciones sin prueba alguna en contra de personas e instituciones. En medio, López Obrador, diciéndoles la verdad a ambos, pero también engañándolos. Usándolos dependiendo las circunstancias. Si el viento sopla a su favor, sacando a Romo para serenar los ánimos. Si el viento va en contra, activando a Ackerman para exacerbar emociones. Son las dos caras de AMLO: con la que se puede dialogar civilizadamente en un programa de televisión y con la que es imposible hacerlo porque, a las primeras de cambio, ofenden a sus interlocutores.

martes, 28 de noviembre de 2017

Meade, un rival complicado para AMLO

PABLO HIRIART, El Financiero, 28 nov. 17

A partir de ayer López Obrador ya tiene compañía en la carrera presidencial, donde ha reinado en solitario por carecer de rival enfrente.

Gesticula, alardea, provoca, grita y se burla a sus anchas en el ring electoral porque no había opositor con quien medirse.

Ahora ya hay competidor, José Antonio Meade, un rival complicado para el líder de Morena.

Es complicado porque la corrupción ha sido el eje del discurso de López Obrador durante años y ha tenido éxito, pero ante Meade se queda con pocos argumentos.

El próximo abanderado priista puede explicar muy bien de qué ha vivido y cuántos impuestos ha pagado. López Obrador no.

Por más que estire el cuento de que “la gente” le daba 50 mil pesos mensuales durante una década –hasta que asumió la presidencia de Morena hace apenas doce meses–, no podrá comprobar que con eso cubra el enorme gasto que ha implicado su campaña presidencial durante tanto tiempo, que incluye caravana de camionetas Suburban y viajes en avión casi cada semana.

Con Meade se va a estrellar en ese tema.

Es cierto, le podrá echar en cara la falta de crecimiento, los bajos salarios, la inseguridad rampante y las trapacerías de muchos priistas, pero en Morena no son un ejemplo de probidad ni de eficacia. No hay partido que se salve del escrutinio público y salga limpio.

Van a contar las personas en esta elección. Y Meade es menos vulnerable que López Obrador.

Será un rival complicado para López Obrador, y también para el Frente Ciudadano por México.

Ha sido el PRI, hasta el momento, el único en llevar como candidato –si se consuma la postulación de Meade– a un ciudadano sin partido que nunca ha tenido militancia alguna.

No es que sea un atributo especial carecer de historial militante, sino que ahora hay un Frente que se proclama “ciudadano”, integrado sólo por partidos y no hay siquiera una consulta a los ciudadanos para elegir al candidato.

Han hecho todo lo posible por cerrarles el paso. Ahí está Miguel Ángel Mancera, a quien le bloquean el camino a la candidatura, pese a ser el artífice del Frente. Y a Margarita Zavala, cuando dejó de ser militante de un partido le indicaron que “el que se fue, se fue”.

Dentro de los independientes fuertes, tampoco hay quién sea ciudadano sin trayectoria partidista.

Fue el PRI, el partido más rígido, el de la nomenclatura y la verticalidad excluyente, el que se atrevió a postular a un candidato ciudadano.

Guste o no, Peña Nieto leyó mejor que los líderes de los otros partidos el hecho de que la población quiere un candidato ciudadano que esté blindado contra la corrupción.

¿Quiere decir lo anterior que Meade tiene ganada la presidencia? Desde luego que no, ni de lejos.

El rival a vencer es López Obrador, quien se encuentra muy por delante de los demás aspirantes hipotéticos en todas las encuestas.

La diferencia está en que ahora AMLO ya no va solo, sino que tiene enfrente a un adversario con autoridad moral para hablar de corrupción, y con calificaciones técnicas muy por encima de las suyas para conducir al país en tiempos de incertidumbres económicas.

¿Quién va a crear más empleos, lograr mayor crecimiento económico y traer más inversión?

Son preguntas que también van a pesar y van a votar.

Con Meade, AMLO la tiene difícil, en lo personal y en lo profesional.

Pero, ojo, no ha perdido. Sigue siendo el gran favorito.

Y Meade, para levantar vuelo, tendrá que demostrar que representa a una corriente social amplia, y no a un grupo de burócratas altaneros, perfumados e insensibles.

Twitter: @PabloHiriart

viernes, 24 de noviembre de 2017

¿No que no…? ¡El dictador AMLO!

México
Es posible que recuerden que los legisladores de Morena fueron los más críticos de que el titular de la PGR se convirtiera, de manera automática, en el fiscal general.
A eso le llamaron “fiscal carnal” y fue motivo de una madriza gratuita al gobierno federal y al propio Peña Nieto.
Posiblemente recuerdan que una de las críticas más recurrentes a Morena y a López Obrador es que —por la vía democrática— pretende destruir no solo las instituciones, sino la democracia misma.
Todo ello a pesar de que la claque de AMLO muestra, hasta el cansancio, su adoración a Nicolás Maduro y a las dictaduras venezolana y cubana.
Pues resulta que el propio López Obrador se encargó de confirmar que en su hipotético gobierno promoverá “un fiscal carnal” y que por la vía de la represión a enemigos y adversarios propone instaurar una dictadura al mejor estilo venezolano.
¿Lo dudan?
En su “Proyecto de Nación 2018-2024”, el dueño de Morena, Andrés Manuel López Obrador, propone reformar el artículo 102 de la Constitución —modificado apenas en 2014— para que el presidente de la República nombre de manera unilateral a un fiscal “que se encargue de la específica atribución de investigar y perseguir aquellos delitos que quebranten la seguridad pública”.
El documento dice textual: “El presidente tendría el mando directo sobre un Ministerio Público con facultades plenas de investigación y ejercicio de acción penal, y concentraríamos en una sola oficina todas las áreas”.
¿No es eso lo que dizque pretendía Peña?
Además, Obrador prevé un “plan B” ante la dificultad para reformar la Constitución, “por las condiciones políticas de México en 2018” y ante la posibilidad de que el Congreso “no tenga mayoría clara en un solo partido político”.
El “plan B” consiste en “crear un Bloque Nacional de Seguridad, por llamarlo de alguna forma”, que, dice expresamente, dependa del Presidente de la República “y que tenga como único objetivo regresar la paz pública a nuestro país”.
Como parte del plan AMLO, el Presidente “deberá hacer un llamado a un gran pacto nacional” en el que el fiscal general designado por el Senado comisione de manera temporal al subprocurador de delincuencia organizada a fin de que “rinda cuentas y tome las acciones que el Presidente de la República le ordene”. Es decir, quiere su fiscal personal.
En pocas palabras, López Obrador propone —en su Proyecto de Nación— no solo violentar la Constitución, sino saltarse al Congreso mediante “un pacto político” para que el Presidente pueda nombrar un fiscal a modo y tomar en sus manos el control de la procuración de justicia y de la seguridad pública.
Es decir, cuando “Obrador sea presidente” iniciará una persecución de adversarios y enemigos políticos, ya que la fiscalía estará bajo su mando directo y unipersonal. ¿Y de ese fiscal carnal nada dicen los aplaudidores de AMLO?
Lo curioso es que se trata de una copia de lo mismo que hicieron los Castro en Cuba; Chávez Maduro en Venezuela, entre otros sátrapas.
Por eso preguntamos. ¿Dónde quedó la gritería de los legisladores de Morena y su condena a un inexistente “fiscal carnal” de Peña Nieto? ¿Por qué no dicen nada del intento de golpe de Estado que propone AMLO en su Proyecto de Nación?
¿Por qué nada dicen los lopistas respecto al intento de AMLO de reproducir persecuciones políticas de dictaduras bananeras? ¿Por qué callan sobre la violación constitucional propuesta por AMLO en su Proyecto de Nación? 
Actualmente, el artículo 102 constitucional señala que el fiscal general de la Nación será designado conforme a una lista de aspirantes propuesta por el Senado y enviada al Ejecutivo. A su vez, el Ejecutivo enviará de vuelta al Senado una tercia de la que será elegido el fiscal general.
AMLO pretende borrar esta disposición o bien, como él mismo dice, si no puede reformar la Constitución por la adversa composición del Congreso —en el cual su partido no tendría mayoría—, crearía de facto un bloque de seguridad controlado y centralizado en sus manos.
En el Proyecto de Nación, AMLO no deja nada entre líneas y menos a la imaginación. Está claro que aspira a su propio “fiscal pelele” nombrado por él o bien propone hacer a un lado al Congreso y a la Constitución para asumir el control del Ministerio Público y la fuerza pública.
Durante su discurso del pasado domingo, Obrador aseguró que no copiará el modelo venezolano pero, en los hechos, propuso crear un régimen político policiaco, idéntico al de Nicolás Maduro.
En dictaduras como la cubana, la venezolana y, en general en los gobiernos autoritarios, el Congreso es un estorbo. Por eso AMLO propone ingorar al Congreso y aspira a su propio fiscal.
La confesión de un futuro dictador.
Al tiempo.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

AMLO se vuelve a poner la piel de oveja

Pablo Hiriart, 22 nov. 17 El Financiero,

Como Hugo Chávez en su campaña presidencial en 1998, López Obrador prometió el domingo respetar a la propiedad privada si gana la presidencia.

Como en la campaña de Chávez, grandes medios de comunicación acompañaron alborozados la oferta del candidato 'antisistema': Promete defender propiedad privada, decían algunos titulares.

Igual que en la campaña de Chávez, destacados miembros del sector privado le secundaron en sus propuestas que, decían, eran sensatas y basadas en combatir la corrupción de la clase política venezolana.

Hoy, los directivos de esos periódicos y televisoras viven en el exilio porque contra ellos pesan órdenes de aprehensión y el gobierno les quitó sus medios, cuando quisieron ser críticos.

Hoy, esos empresarios que le acompañaron, fueron expropiados para financiar con sus empresas el “cambio social” prometido.

Hoy, Venezuela es la peor economía de América Latina, tiene la mayor inflación del mundo y vive en un estado de virtual guerra entre venezolanos.

Prometer, prometer y prometer llevó a Chávez a la presidencia, ante un país que estaba hastiado de la corrupción de la clase política.

A López Obrador no le importa prometer lo incumplible ni rodearse de quienes sean, con tal de que le rindan pleitesía.

De esa manera funcionan los populistas y ganan elecciones.

Tampoco le importa contradecirse, da igual. Había prometido retirar de inmediato al Ejército de las tareas de seguridad pública, como es el combate a los narcotraficantes, y el lunes planteó lo contrario.

Dijo, no él, sino uno de los que le confeccionaron el programa de gobierno, Héctor Vasconcelos, que habrá “un retiro paulatino del Ejército y la Marina”, de manera gradual, para evitar que las comunidades asediadas por la violencia queden en manos de la delincuencia.

“La seguridad pública es una responsabilidad del ámbito civil. No obstante, el Ejército y la Marina seguirán participando con su experiencia, con su disciplina y lealtad”, dijo el expositor en el evento del lunes.

Eso lo firman Calderón y Peña Nieto. Es igual.

¿A quién le creemos? ¿A AMLO que dice que va a retirar al Ejército de inmediato, o a su programa de gobierno que dice que se va a quedar?

¿A quién le creemos? ¿Al asesor que elogia al Ejército, o a López Obrador que en Washington lo culpó de la masacre de normalistas en Iguala?

Todo en un populista es imprevisible, pues su único objetivo es alcanzar el poder y luego quedarse en él.

Ya había dicho, en 2012, que si perdía se iba a su rancho La Chingada. Perdió y no se fue. Ahora vuelve a decir lo mismo y hay quienes le festejan y le creen.

Pasó todo el sexenio en recorridos por el país alentando la polarización social, el odio contra 'los ricos' y el 'neoliberalismo'… Y ahora tiene a ricos y neoliberales que le formulan un plan de gobierno.

Es lo que busca, disipar temores de sus futuras víctimas. Pero la treta es evidente.

Toda su campaña, desde 2005 hasta hace unos meses, se basó en anunciar que echaría abajo las reformas salinistas, y hoy sus asesores ponen que AMLO está de acuerdo con esas reformas: apertura comercial y autonomía del Banco de México, por ejemplo.

En estos años ha combatido las reformas educativa y energética, con la promesa de que las va a derogar. Y sus asesores fingen no haberlo oído y hacen un programa de gobierno color de rosa en que, aseguran, no cambiará ninguna ley y se respetará el Estado de derecho.

Laura Esquivel, encargada de Educación y Cultura del programa de gobierno, fue directa en la ceremonia del lunes: no habrá evaluaciones en el sistema educativo. Ni para entrar a la universidad. Todo eso, ¿sin modificar leyes?

Lo que vimos el lunes fue un grotesco acto de simulación y cada quien será responsable de lo que ocurra con México si le cree y lo promueve.

Proyecto alternativo

22 Nov. 2017, Sergio Sarmiento.

"La fórmula es sencilla: acabar con la corrupción, no disminuirla".

Andrés Manuel López Obrador

No es el primer Proyecto Alternativo de Nación que ofrece Andrés Manuel López Obrador. Tampoco será el último. En el Cuarto Congreso Nacional Extraordinario de Morena, López Obrador señaló que el Proyecto se someterá a una consulta ciudadana para su escrutinio y perfeccionamiento.

Hubo un gran énfasis en la presentación del 20 de noviembre sobre el respeto a la propiedad privada. López Obrador busca, al parecer, atajar la idea de que será otro Hugo Chávez si llega a la Presidencia. "Creemos en la propiedad privada y social", dijo el empresario Alfonso Romo, encargado de coordinar el proyecto. "No vemos la propiedad privada como una concesión benévola del Estado, sino como un derecho inherente a cada hombre y cada mujer". Milton Friedman no lo habría dicho mejor. Esteban Moctezuma, ex secretario de Gobernación y de Desarrollo Social, presentó a su vez las propuestas para nuevos programas sociales.

En el campo económico, López Obrador ofrece el mejor de los mundos posibles. Un fuerte aumento en el gasto social y en infraestructura, acompañado de la eliminación del déficit de presupuesto sin aumentar impuestos. ¿Cómo se logra este milagro? En parte con la reasignación de 412 mil millones de pesos de gasto público. Otra parte proviene de un fuerte ahorro en los egresos.

Pero hay dudas sobre las cifras. El Proyecto 2018-2024 plantea un ahorro de 56,130 millones de pesos por la reducción de 50 por ciento en los sueldos de funcionarios que ganen más de un millón de pesos anuales (proyecto18.mx). En varias ocasiones, sin embargo, funcionarios de Hacienda han señalado que todos los sueldos de los altos funcionarios públicos, de director general hasta presidente de la República, suman apenas 5 mil millones de pesos al año. Alguien miente o tiene mala información.

López Obrador y sus seguidores nunca han sido muy cuidadosos con las cifras. Este lunes Andrés Manuel reiteró su afirmación de que Morena lleva "15 puntos" de ventaja en "todas las encuestas". No sé cuáles sean todas las encuestas, pero las que conozco colocan a Morena adelante solo que por márgenes muy pequeños. Consulta Mitofsky, para El Economista, le dio a Morena en octubre el primer lugar en las preferencias con 19.3 por ciento, con el PAN ligeramente atrás con 19 por ciento. La encuesta de El Universal de septiembre colocaba a Morena adelante con 23.3 y al PAN en segundo con 20 por ciento. Quizá los 15 puntos sean de la misteriosa encuestadora que le dio el triunfo a Claudia Sheinbaum en la contienda por la candidatura de la Ciudad de México.

El Proyecto propone una vez más cancelar el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, pero el supuesto ahorro es falso. El documento dice que el aeropuerto costará 180 mil millones de pesos, sólo que la inversión se recuperará por la operación privada. Cancelarlo no sólo no ahorraría nada, sino que tendría un costo enorme porque las empresas que están realizando la construcción tendrían que ser compensadas. El Proyecto también plantea que el combate a la corrupción significaría un ahorro de 10 por ciento del gasto público, más de 500 mil millones de pesos. Es una cifra extraordinaria, pero que no deja de ser una simple buena intención.

No parece muy distinto este Proyecto 2018-2024 que los anteriores. La idea central es que Andrés Manuel es honesto y todos los demás políticos corruptos. Sólo un gobierno que él encabece podrá erradicar la corrupción y darnos un país próspero.

 
 
· INGRESO UNIVERSAL
 
El Frente Ciudadano ha propuesto un ingreso universal para todos los mexicanos. Maravilloso. Ya no habrá que trabajar. El gobierno se encargará de mantenernos a todos. Lo que no nos dicen los políticos es quién pagará por este ingreso universal.

 
@SergioSarmiento

martes, 21 de noviembre de 2017

López Obrador o cómo vender esperanzas

JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ

21 de Noviembre de 2017
Morena lanzó ayer su campaña electoral, donde dio a conocer su programa político para el año próximo y el mismo no tiene novedad alguna respecto a los que ya presentó para el 2006 y el 2012. Una suma de generalidades con la que es difícil estar en desacuerdo con sus enunciados, pero que, en los pocos capítulos en los que intenta profundizar en los cómo, todo se termina convirtiendo en un galimatías.
Anuncia una amplio programa de infraestructura que será financiado, dice, con 400 mil millones de pesos que se ahorrarán al presupuesto (dice que tendrá ahorros nada menos que del 4 por ciento del PIB). El pequeño problema es que nunca dicen de dónde provendrá ese ahorro. Bueno, asegura que de la lucha contra la corrupción, pero tampoco explican cómo y contra quiénes se dará ésta, habida cuenta de que en el entorno de Morena se han congregado, como en otros partidos, corruptos de vieja y nueva data. Dicen que implementarán programas sociales de todo: para niños, para jóvenes, para madres, para la tercera edad, pero tampoco dicen cómo se financiarán. La escritora Laura Esquivel, quien por alguna extraña razón alguien parece creer que es la persona idónea para establecer los nuevos programas educativos del país, anunció que echarán para atrás la Reforma Educativa y que no habrá exámenes de admisión en ningún nivel escolar (sic), pero también dijo que no aceptarán la utilización de semillas transgénicas en ningún lugar del país, lo que debería preocupar, por lo menos, a quien ha sido el principal introductor de esas semillas en México, Alfonso Romo, quien fue el que coordinó la elaboración del programa de Morena. Andrés Manuel López Obrador también reivindicó la unidad de su partido y anunció que Ricardo Monreal se quedará en ese partido, aunque el delegado en la Cuauhtémoc fue el gran ausente en el evento del Auditorio Nacional.
En el fin de semana, López Obrador anunció que el candidato de Morena sería elegido por encuestas, al mismo tiempo que criticó el dedazo en el Frente y en el PRI, lo cual no deja de ser una mala broma de quien no sólo es el candidato único e indiscutible de su partido, sino el único candidato que creó un partido para que le permita competir en estos comicios sin rivales internos. Como ha hecho en estos años, López Obrador aprovechará los meses de precampaña para realizar proselitismo. Las encuestas se le habían dado mal a López Obrador en el 2012 y si Marcelo Ebrard no se hubiera asustado, el entonces jefe de Gobierno hubiera sido el candidato del PRD, porque había ganado las encuestas que entonces se hicieron en ese partido para elegir candidato. Marcelo decidió que no se enfrentaría a López Obrador, como todo indica que ahora tampoco lo hará, pese a todo, Monreal. Lo cierto es que hoy López Obrador, quien abandonó el PRD en cuanto concluyó la campaña del 2012, busca, nuevamente, la Presidencia mientras que Ebrard vive en una suerte de autoexilio en Estados Unidos.
No hay nada nuevo bajo el sol de Morena. Es el mismo programa, detalles más o menos, que el presentado hace 12 y seis años. Entonces y ahora es una suma de generalidades que coinciden en un punto: nunca especifican cómo se lograrán sus objetivos.
Pero esa generalidad es uno de los méritos de López Obrador: no vende realidades, sino expectativas, genera esperanzas, no certidumbres. Y ése ha sido uno de los objetivos del populismo contemporáneo, aunque estemos llegando tarde a esa ola que ya ha demostrado su fracaso en toda América Latina.
Mientras tanto, una de las opciones contra López Obrador, el Frente PAN, PRD, MC, parece haber tomado la vía corta para la designación de candidatos. Unido el PRD al frente luego de su difícil encuentro del fin de semana, ya sus dirigentes han anunciado que la candidatura presidencial, lo mismo que la mayoría de las que impulsará el Frente en forma conjunta, saldrán por consenso, o leído de otra forma, por el acuerdo entre los propios dirigentes. Nueva Izquierda y otros grupos del PRD han propuesto la realización de encuestas, pero el PAN y Ricardo Anaya no se ve que se vayan a mover un milímetro de sus aspiraciones. No me imagino a Rafael Moreno Valle ni a Miguel Ángel Mancera aceptándolo en forma sumisa. Tampoco a Anaya o a los otros dirigentes partidarios aceptando ir a un proceso abierto. El destino del Frente se debe decidir en los próximos diez días y hoy es un volado.
Todo indica que el PRI, también, decidirá en esta semana con quién competirá en el 2018. A estas alturas de noviembre, el presidente Peña ya tiene que tener una decisión tomada. Y no queda mucho tiempo para anunciarla. La lista de cuatro ya se tiene que haber reducido a uno.
EL ASESINATO DE ADOLFO LAGOS
La inseguridad fue el gran lastre del priismo en la elección del Estado de México. Ya con Alfredo del Mazo en el gobierno ésa sigue siendo la mayor asignatura pendiente en el estado. El asesinato del director general de Izzi, Adolfo Lagos, mientras hacía un recorrido en bicicleta custodiado de tres escoltas (uno en bicicleta, dos en una camioneta que lo acompañaba) no sólo debe ser aclarado puntualmente, sino que es una demostración más de la fragilidad que en el ámbito de seguridad tiene el Edomex.

Por crisis venezolanos compran comida por cucharadas, no kilos

Ambulantes ofrecen café, harina, leche y azúcar en bolsitas de entre 50 y 150 gramos; el champú y el aceite vegetal son entregados en botes de menos de 250 ml





Venezuela es el país del mundo con mayores reservas de petróleo, pero el empobrecimiento de sus habitantes los ha llevado a comprar cucharadas de comida para intentar burlar una escasez de alimentos que se ha agravado en los últimas semanas, cuando la economía entró en una espiral hiperinflacionaria.
Productos de consumo diario como el café, la harina, la leche y el azúcar son ofrecidos ahora en bolsitas que pesan entre 50 y 150 gramos, cuyos precios suben cada día en los puestos ambulantes de los barrios populares al margen de las regulaciones impuestas por el gobierno de Nicolás Maduro.
En Petare, una barriada caraqueña, varios ambulantes venden cuatro cucharadas de azúcar por cuatro mil bolívares, (poco más de un dólar según la tasa oficial de cambio más alta). Con este precio, un venezolano que como la mayoría de los trabajadores y todos los pensionados del país perciba al mes el salario mínimo (53 dólares) gana por día el equivalente a seis cucharadas de azúcar.
  • El Dato: Diecisiete de 28 productos presentaron problemas de escasez: leche en polvo, pollo, carne de res, margarina, avena…
Los revendedores, conocidos en el país sudamericano como “bachaqueros“, ofrecen otros productos como el café en bolsitas de menos de 50 gramos a dos, tres, cuatro o cinco mil bolívares, dependiendo de su peso.
Esta forma de comercio se viene registrando en el interior del país desde hace meses y se ha extendido en mercados del este y oeste de la capital venezolana en las últimas semanas, al mismo tiempo que el Parlamento, de mayoría opositora, informaba de una inflación anual acumulada hasta octubre de 825 por ciento.
Otros productos como el champú y el jabón de tocador también engrosan la oferta del mercado informal venezolano, que arrancó con ítems del consumo directo y ahora incluye algunos de higiene personal. El champú, el jabón y el aceite vegetal, por ser líquidos, son entregados al comprador en pequeñísimos envases de menos de 250 mililitros y en ocasiones con tapas o sellos improvisados.
En medios locales reportan denuncias de supuestos fraudes con estos productos, por parte de oportunistas que ofrecían aceite de cocina ya usado o cal en lugar de harina de trigo. Las autoridades no han hecho pública ninguna detención por casos como éstos, que han sido expuestos en estados como Zulia y Trujillo, ubicados en el oeste de la nación.
La llamada Revolución bolivariana estableció un control de precios sobre productos de consumo diario como el café, la harina, la leche y el azúcar, generalmente escasos en los supermercados, donde la ley que limita el margen de beneficios se aplica vigorosamente.
Para acceder a estos alimentos los venezolanos pasan a diario horas en filas frente a los establecimientos que expenden de forma racionada la harina, el azúcar, la leche o el café y otra decena de productos regulados que cada vez llegan con menos frecuencia a estos lugares.
Al calor de este desabastecimiento, el mercado de los “bachaqueros” no para de crecer en toda la geografía nacional, e introduce ahora esta mutación minimalista del comercio para seguir siendo accesible a los bolsillos de los venezolanos.
Aunque el gobierno habla de incentivar la producción nacional, este año ha disminuido la inversión en este sentido igual que las importaciones en medio de la acupuntura en la asignación de divisas que ha aplicado el chavismo, que tiene el monopolio en el flujo de las monedas extranjeras desde 2003.

Protestan por falta de medicamentos

Ayer un grupo de pacientes afectados por la escasez de medicamentos protestó en Caracas para exigir la apertura de un canal humanitario.
Acompañados por miembros de la Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y la Vida (Codevida) recorrieron sedes diplomáticas con el fin de pedir apoyo humanitario internacional. Entregaron un documento ante el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y acudieron a las embajadas de Canadá, Costa Rica y Perú.
A la manifestación acudieron pacientes transplantados, oncológicos, hipertensos, diabéticos, cardiópatas y con VIH. “¡Urgen medicinas en Venezuela. Mueren nuestros hermanos!”, exclamaron.
“Hace falta que haya un gobierno sensible. Maduro el fin de semana dio unas declaraciones, en las que aseguró que estaba consciente de que hay una situación compleja con las medicinas. Hay muchas vidas que están en riesgo”, indicó Francisco Valencia, presidente de Codevida.

El mensaje de Andrés Manuel

RAYMUNDO RIVA PALACIO, 21 NOV. 17, EL FINANCIERO.

Andrés Manuel López Obrador ha invertido tiempo en buscar cambiar la opinión del sector empresarial que en dos campañas presidenciales previas tomó una abierta posición en su contra, financiando inclusive a sus rivales. En las elegantes residencias de Lomas de Chapultepec se ha reunido a comer con algunas de las figuras cuyas acciones, al frente de sus empresas, pueden mover el Producto Interno Bruto. Ha hecho lo mismo con los capitanes de la industria en Monterrey, el otro polo de poder económico en México, pero no parece terminar de persuadirlos de que es la mejor opción que tiene el país. Después de todo, como admiten algunos de esos empresarios, están decepcionados de dos sexenios panistas y frustrados porque el regreso del PRI al poder está muy lejos de lo que pensaban sería. Ni sabían cómo gobernar el país y llevarlo a mejor destino ni habían visto la corrupción tan extendida como en la actual administración.

Este panorama ha hecho lo que Jorge Buendía, la cabeza de la empresa de opinión pública Buendía & Laredo, caracteriza como “un muy mal humor” de los mexicanos en estos tiempos. El 64 por ciento, dijo Buendía la semana pasada en una presentación en el Centro Woodrow Wilson de Washington, piensa que el país va en una dirección equivocada, que es una proporción similar de los electores que votaron en 2012 por otra opción que no fuera Enrique Peña Nieto; se mantienen inamovibles como fuerza opositora. Quien la ha canalizado, según Buendía, es Morena, el partido de López Obrador, que cuando nació oficialmente en 2015 tenía 15 por ciento de opinión positiva, mientras que en 2017 subió 22 puntos, hasta ubicarse actualmente en 41 por ciento. 

López Obrador se mantiene, como si le perteneciera, en el primer lugar de las encuestas electorales. Aunque en este momento los estudios miden conocimiento de nombre (rebasa el 95 por ciento de mexicanos que lo conocen), mantiene un núcleo muy sólido entre los electores, que le ha permitido tener garantizada una tercera parte del electorado. Esto no le ha servido, empero, para ganar dos elecciones presidenciales, ni ha sido suficiente para poder montar una oposición social de envergadura como respaldo a sus impugnaciones. Su respuesta ante ello ha sido ratificar sus viejas banderas nacionalistas y mantener su decisión de que en caso de ganar la presidencia de la República, desmontará las reformas del presidente Peña Nieto, en particular la energética y la educativa.

Los mensajes de López Obrador no han caído bien entre las clases empresariales y los inversionistas, ante los cuales no ha podido –ni querido– modificar si imagen. ¿Hay razones objetivas para el temor a que López Obrador sea presidente el próximo año? “Siempre existe la posibilidad de que AMLO, por sí mismo, le recuerde a los mexicanos por qué nunca podrán confiarle la presidencia”, escribió recientemente Richard G. Miles, director de la Iniciativa del Futuro México-EU del Centro Estratégico de Estudios Internacionales en Washington. “López Obrador es un populista autoritario de corazón. Si insiste en deshacer la reforma energética o sabotea las delicadas negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte o apoya a Venezuela, podría empujar a los votantes hacia opciones menos atractivas pero más seguras. O podría, difícilmente, mantener la autodisciplina y martillar el único mensaje con el que está ganando: todos los demás son unos ladrones”.

El mensaje de López Obrador ha sido una constante en la preocupación de empresarios e inversionistas. En enero, el Financial Times, el diario británico que junto con The Wall Street Journal es el de mayor influencia en esos sectores en el mundo, comparó a López Obrador con Donald Trump, caracterizándolo como “otro populista, antiestablecimiento que esperaría seguir los pasos del presidente electo de Estados Unidos”. En mayo, Shelly Shetty, una de las directoras de la agencia calificadora Fitch Ratings, dijo que la victoria de López Obrador generaría “incertidumbre y volatilidad” en México. 

Hace unos días Niall Walsh, director asociado de Global Risk Insights, escribió que la victoria de López Obrador comprometería la potencia regional de México. “Los inversionistas internacionales favorecen instituciones fuertes y estables, y temen de líderes populistas que amenazan con desmantelar las normas y las estructuras burocráticas”, agregó. “Considerando su disposición a prevenir la implementación de las reformas promercado, el potencial de la elección de AMLO traería negatividad en los mercados. Sería probable un declive en el valor del peso, acompañado por una reducción en el crecimiento, comparado con otras economías latinoamericanas”.

Las preocupaciones del capital mexicano y extranjero nacen de su programa de gobierno, donde ven una modificación de la competencia del mercado por un modelo de sustitución de importaciones, que fue la política económica que mantuvieron los presidentes Luis Echeverría y José López Portillo que metió a México a 12 años de crisis profunda. No les gusta su lenguaje, como donde dice que la privatización es sinónimo de robo, o cómo concilia sus propuestas de ampliación del gasto público y proyectos de obra pública e infraestructura, sin un plan de ingresos que no sea la captación de recursos mediante la reducción de la corrupción, o iniciativas muy atractivas para el electorado, pero sin impacto real en las finanzas públicas, como la venta del avión presidencial.

Al presentar López Obrador este lunes una síntesis de nueve páginas de su Plan de Desarrollo, no disipó los temores. Más bien, en el concepto general de su programa se mantienen los mismos objetivos que ha venido plateando por meses y que hacen que lo vean en amplios sectores con reservas y antagonismos.

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viernes, 17 de noviembre de 2017

“A mí no me apantalla Trump, yo no soy Peña", dice AMLO

El Financiero, 17 nov 17.

El gobierno de EU y el actual presidente tendrán que aprender a respetar a México, por lo que acabarán los insultos y el racismo contra el país, aseguró el presidente de Morena al arrancar una gira en Sonora.

URES, Sonora. Andrés Manuel López Obrador aseguró que el gobierno de Estados Unidos y en especial Donald Trump, tendrán que aprender a respetar a México y a su gobierno, por lo que acabarán los insultos y el racismo en contra de nuestro país si el llega a la presidencia de la República.

“A mi no me va apantallar Donald Trump, yo no soy Peña, díganles a sus familiares y amigos en Estados Unidos que vamos a ofrecer condiciones para que quien quiera permanecer allá tendrá el respaldo y protección del gobierno mexicano”, señaló el presidente del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) al arrancar una gira por Sonora y Chihuahua en la que tiene previsto visitar Agua Prieta y Cananea, cuna de la Revolución Mexicana.

“Van a tener que aprender a respetar a los mexicanos, vamos a respetar a todos los gobiernos del mundo, pero les vamos a pedir que respeten a los mexicanos.

"Que no haya mal trato y sobre todo que se acaben los insultos que han habido en los últimos tiempos, hasta racismo en contra de los mexicanos y eso se tiene que acabar”, manifestó en la asamblea informativa con pobladores de este municipio que está al pie de la sierra sonorense.

López Obrador dijo que su estrategia para la protección de los migrantes mexicanos, será convertir a los 50 consulados de México en Estados Unidos en procuradurías de defensa del migrante, y que ofrecerá además condiciones para que la gente que así lo desee pueda regresar a sus lugares de origen.

En su cuarta gira por Sonora en este año recalcó también que las diferencias con Ricardo Monreal quedaron atrás y que juntos van a permanecer en Morena para seguir adelante con su lucha.
“No se va al PRI, ni con algún partido palero de esos que sobran, como el PAN y el PRD”, acotó.

Andrés Manuel dijo que ya falta poco para la cita electoral, pues son 7 meses únicamente, por lo que instó a sus seguidores a no permitir que se quede el actual régimen, pues consideró sería una lástima perder la oportunidad de cambiar.

“Estamos muy cerca de lograr entre todos el inicio de la transformación del país y van a cambiar las cosas, ya no va ser lo mismo, por eso lo que tenemos que hacer ahora es seguir adelante, reclamar que cumplan, y estar preparándonos para el cambio, echar un ojo al gato y otro al garabato”, pidió.

En ese sentido recalcó que ya no se debe dejar que la mafia del poder siga mandando, pues a su ver el PRI o el PAN son la misma cosa.

“Para decirlo con claridad, cada vez las cosas se van a poner peor… son lo mismo PRI y PAN”, acotó.

lunes, 13 de noviembre de 2017

2018: Ya llegaron, ¿los rusos?

RAYMUNDO RIVA PALACIO, 13 nov. 17 El financiero.

Andrés Manuel López Obrador se convirtió en el primer político de envergadura que toca el tema de la posible intervención de agentes rusos en la campaña presidencial del próximo año. En un evento en San Luis Potosí señaló que la sucesión presidencial sólo compete a los mexicanos y que estaría pendiente y, en dado caso, denunciaría si algún gobierno extranjero pretende inmiscuirse en los asuntos nacionales. No hay mucho de dónde asirse en sus declaraciones, pero lo relevante es que ya entró a un tema que para la mayoría de los mexicanos, políticos o sociedad, parece lejano, paranoico y del cual México está blindado. No hay ninguna indicación de que esto sea cierto,

La información oficial que se tiene sobre el tema de los hackers se refiere únicamente a los ataques cibernéticos conocidos como DOS, que significa Ataque de Negación de Servicio, que es cuando mediante la solicitud masiva para el acceso a una página en internet satura al servidor y termina por tirarlo ante la incapacidad para poder procesar todas las peticiones. Estos ataques pueden venir de individuos, organizaciones o gobiernos que buscan la disrupción de los sistemas y de infraestructuras, para robar información o alterar el contenido de las páginas.

La Policía Federal tiene una rama, la Policía Cibernética, que opera 24 horas en el búnker de la Comisión Nacional de Seguridad, frenando y combatiendo miles de ataques –literalmente– que hay todos los días contra México, en una lucha que no se ve, pero que es intensa. El campo de batalla cibernético se aprecia en el cuartel general de la Policía Cibernética con una pantalla donde se ven cientos de líneas que cruzan desde distintos puntos del mundo sus ataques contra servidores en México, cuya gran mayoría son neutralizados. El Instituto Nacional Electoral, por su parte, comenzó a revisar y verificar sus sistemas de protección para evitar que sean hackeados el próximo año. No son los únicos en protegerse. Todas las instituciones, públicas y privadas, organizaciones, medios de comunicación e incluso individuos, instalan lo que se conoce como firewall, que son sistemas de seguridad que construyen barreras para evitar el hackeo o los virus.

Todo esto, sin embargo, no tiene que ver ni con lo que señaló López Obrador ni con el riesgo y la vulnerabilidad en la que se encuentra México. A principio de septiembre se planteó en este espacio si -ante las crecientes y documentadas pruebas de que el gobierno ruso se estaba inmiscuyendo en cada una de las elecciones en el viejo Occidente- México podría ser una futura víctima cibernética. Desde entonces, ha habido novedades. Analistas privados han encontrado cuentas en varios puntos del mundo desde donde se han estado colocando mensajes en las redes sociales pobladas por mexicanos con informaciones falsas, ataques a gobiernos específicos, a personas en particular y textos que buscan la polarización y el estímulo del odio.

Estas características no son diferentes a las que se vieron durante las elecciones en Estados Unidos, donde intervinieron hackers al servicio del Kremlin. La intervención más reciente se dio alrededor del referéndum en Cataluña del 1 de octubre. Javier Lesaca, profesor en la Universidad de Navarra e investigador visitante en la Universidad George Washington, en la capital estadounidense, analizó poco más de cinco millones de mensajes en redes sociales, donde concluyó, de acuerdo con un reporte del diario El País, que los medios de propaganda rusos, RT (Russia Today) y Sputnik utilizaron un alto número de cuentas chavistas y Venezuela para propagar una imagen negativa de España. La principal conclusión del estudio, señaló el matutino madrileño, es que líderes políticos e instituciones tradicionales han perdido peso a la hora de influir en la opinión pública, y su lugar ha sido ocupado por otros actores, mucho más difíciles de seguir y controlar, que no se circunscriben al ámbito político y mediático de un solo país.

Los analistas privados mexicanos que han hecho trabajo forense en redes sociales por más de un año, identificaron cuentas en Australia y Nueva Zelanda, en Oceanía, y Croacia o Polonia (en especial Cracovia), desde donde se han enviado mensajes de esa naturaleza y entrado en la conversación en México. El hecho que hayan surgido de direcciones IP en esos lugares no significa necesariamente que salieran de ahí. Hay tecnología para poder utilizar un DNS (dominios en internet) extranjero, estar en un VPN (que es una red privada virtual) o utilizar un servidor Proxy que permite navegar en forma anónima, para esconder el origen de un mensaje.

Una de las peculiaridades que se han encontrado con la intromisión rusa en elecciones pasadas es que no sólo utilizan robots, sino cuentas reales de personas de carne y hueso. En el caso del referéndum en Cataluña, la participación de RT fue significativa al difundir en ese periodo un 50 por ciento información sobre supuesta violencia policial con titulares como, anotó El País, “Fuertes videos: la brutal represión de la policía contra los votantes del referéndum catalán”, o “Cataluña elige su destino entre porras y balas de goma”. Una de las líneas editoriales de RT en México es precisamente la violencia y reproducción de artículos que inyectan odio.

No hay hasta ahora ninguna evidencia que demuestre que el gobierno ruso esté comenzando a interferir en la sucesión presidencial en México. Pero son demasiadas las llamadas de atención para no hacer caso y tomar el tema, al menos como una probabilidad, seriamente. El campo abierto por la debilidad de las instituciones, es fértil.

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El proyecto que viene, Romo presentara el proyecto de nación de AMLO

Fernando Garcia Ramirez,  13 nov. 17 El Financiero.
Dentro de una semana se presentará el nuevo proyecto de nación de Andrés Manuel López Obrador. El responsable de elaborarlo es el empresario regiomontano Alfonso Romo, que en esta ocasión está apoyando a López Obrador, como antes apoyó a De la Madrid, Salinas de Gortari, Zedillo y Fox. 
A un empresario oportunista –neoliberal, miembro del Opus Dei y Legionario de Cristo– encargó López Obrador que construyera la visión de futuro de su hipotética presidencia. Sorprende que hasta ahora la aguerrida base militante de Morena no haya dicho una sola palabra sobre el hecho de que AMLO le haya encargado la encomienda de pensar el mañana a quien está situado en sus antípodas ideológicas. Y es que en Morena no existe la posibilidad de disentir.

¿Qué clase de proyecto presentará Romo? No lo sabemos aún. Lo que sí sabemos es de dónde partió para elaborarlo. López Obrador le entregó su libro 2018: La Salida (Planeta, 2017) –el cual, según le confesó a empresarios, él no escribió sino sólo lo firmó y cobró sus regalías– al regiomontano porque éste contenía sus ideas sobre la situación del país y ofrecía sus remedios. Luego de leerlo, Romo se reunió con el tres veces candidato: “Le dije: tu diagnóstico de México es correcto, tu diagnóstico es muy bueno, pero las medicinas, con esas medicinas no va a llegar el paciente ni a la ambulancia” (Forbes, febrero 2017). Hasta ese momento ninguno de sus hombres más cercanos
–como el economista Rogelio Ramírez de la O– se había atrevido a decirle la verdad.

Luego de haber pasado por las manos de Romo, el nuevo proyecto de nación de Andrés Manuel será realista (es decir: lleva más de una década presentando un proyecto irrealizable), “con bases sólidas, sin loqueras”. Sin loqueras. ¿Por qué ninguno de los militantes de Morena, entre los que se cuentan varios economistas de izquierda, habían dicho en público que las ideas de AMLO eran “loqueras”? Mucho tiene que ver con el perfil autoritario del candidato. ¿Autoritario? ¿No es eso una exageración? Romo, que lo conoce muy bien, dice que “se parece más al colombiano Álvaro Uribe... Uribe es de derecha, paramilitar, ¿horroroso, no? Ninguno de los dos es tan horroroso” (El Universal 27/2/17). Pero insisto: ¿autoritario? Dice Romo: “Andrés es un hombre fuerte. Trump es un hombre fuerte. ¿Qué quieres, un fuerte o un débil?” En lo personal yo me inclinaría no por un “hombre fuerte” que conduzca al pueblo, sino por un demócrata que empodere a la sociedad. Pero cada quién.

A Alfonso Romo, que actualmente dirige una “compañía dedicada a producir marranos para que produzcan órganos para el humano”, le fue encomendado coordinar el nuevo proyecto de López Obrador. No habrá sido sencilla esa petición. En dos puntos centrales –la reforma energética y la reforma educativa– tienen posiciones encontradas, aunque Romo las minimice y diga que son apenas “matices en los que no estamos de acuerdo”. ¿Cómo conciliar la visión moderna que sobre la educación tiene Romo con el apoyo declarado de AMLO a la CNTE, que se opone a eliminar la herencia de puestos y al inglés en las escuelas? Y en lo energético, ¿cómo empatar los intereses que Romo ha manifestado de participar con inversiones en los esquemas de la reforma energética, con la intención manifiesta de López Obrador de revertir esa reforma? ¿No será, el proyecto coordinado por Romo, una estrategia de AMLO para tranquilizar a quienes temen sus “loqueras” económicas con un proyecto de tinte modernizador? Después de todo, hombres fuertes como Chávez aseguraron al empresariado de su país que su proyecto sería progresista, alentaría las inversiones y no se dedicaría a expropiar. Todos sabemos la devastación que causó Chávez en la economía venezolana.

Poco se sabe de la forma en que se trató de hacer compatible el neoliberalismo de Romo con la posición de los talibanes de izquierda que pululan en el equipo de López Obrador. Un atisbo de esto se dejó ver en una nota perdida en el vértigo de estos días: “La inversión en obra pública será uno de los pilares del programa de AMLO. La apuesta por la generación de empleos de infraestructura es una de las claves (...) AMLO propone crear un corredor comercial que una los puertos de Salina Cruz y de Coatzacoalcos a través de un tren. Pero, ¿cómo se financiaría este proyecto?” Romo y su equipo saben que sólo puede realizarse mediante “emisión de deuda o Asociaciones Público-Privadas”, mientras que los economistas de izquierda de Morena “consideran que México debe invertir desde el superávit de sus cuentas, sin salir a los mercados. También le escapan a la figuras de las APP, porque dicen que es generarle negocios a los privados cuando no hay necesidad” (La política online 17/4/17).

Alfonso Romo, para quien “la democracia no es cosa de cobardes”, presentará el próximo lunes la visión del mañana de “la izquierda”. Es de suponerse que las huestes morenistas agacharan la cabeza y acatarán lo que el líder les presente. Muy distinto debe ser el papel de la sociedad crítica que debe revisar con lupa ciudadana cada renglón de ese proyecto, a sabiendas de que quizá sólo se trate de un caballo de Troya para mantener tranquilos a los mercados y a la clase media expectante. Estaremos atentos.
Twitter: @Fernandogr