martes, 30 de agosto de 2022

Entre Chávez y AMLO

Francisco Martín Moreno en MURAL

30 Ago. 2022

El ciudadano presidente de la República se irrita cuando se le compara con Hugo Chávez, el otro dictador venezolano, sin embargo, bien haría en controlar su excandecencia a la luz de los siguientes hechos en absoluto dominio de la opinión pública:

 Chávez declaró: "Yo no me pertenezco, yo le pertenezco al pueblo de Venezuela...". AMLO afirmó: "yo ya no me pertenezco, pertenezco al pueblo de México". Chávez: "Amor con amor se paga...". AMLO: "Amor con amor se paga". Chávez: "O tú estás con la revolución o tú estás contra la revolución". AMLO: "O se está con la transformación o se está en contra de la transformación". Chávez: "Siempre he sido defensor del referéndum revocatorio". AMLO: "Desde hace años he venido planteando la revocación del mandato". Chávez: "El pueblo debe juzgar a sus gobernantes". AMLO: "El pueblo pone y el pueblo quita". Chávez militarizó al gobierno, AMLO militarizó al gobierno. Chávez creó su programa de televisión "Aló, Presidente", para polarizar y dividir a los venezolanos. AMLO utiliza sus "mañaneras" con el mismo propósito, además de insistir en el monopolio mediático. Chávez canceló el diálogo civil al igual que AMLO. Ambos reforzaron el papel del Ejército en la economía.

Chávez creó una guardia nacional; rifó aviones en Venezuela; hizo consultas a mano alzada; promovió una ley de extinción de dominio; estimuló la entrada de médicos cubanos para ayudar al financiamiento camuflado de la dictadura cubana; criticó a los empresarios llamándolos "escoarios"; creó delegados por provincia para controlar a los gobernadores; enalteció la pobreza como virtud y odiaba a los ricos; generó escasez de medicamentos y alimentos y hasta gasolina para medir y controlar al pueblo; nombró al fiscal general de justicia; sostuvo aquello de "Primero los pobres" y "Muera la corrupción" y confiscó los fideicomisos públicos... AMLO siguió su ejemplo llamando "pirrurris" y "fifís" a los empresarios, cuando éstos mantienen al país de pie y financian con sus impuestos el suicidio colectivo de México a través de la 4T...

Chávez, un connotado populista, se negó a construir un Estado de derecho; hizo de Venezuela un Estado fallido gobernado de acuerdo a sus estados de ánimo; prometió todo a todos y traicionó una a una sus promesas; instituyó el culto a la personalidad; favoreció los intereses de los militares; atacó a los medios de difusión; dictó discursos autoritarios; descalificó a sus opositores; inventó enemigos para acumular seguidores inoculados con diferentes tipos de miedos. AMLO no destruyó a sus opositores, los inmovilizó con la UIF, los chantajeó por corruptos y los nombró representantes de México en el exterior...

Chávez se erigió como defensor de los recursos naturales; se presentó como abanderado de los desamparados; encarnó la voluntad del pueblo y le regaló dinero, mientras no se desplomara el precio del petróleo; lucró políticamente con el sufrimiento de los pobres y los enfrentó a los ricos; culpó al neoliberalismo como el causante del desastre; fundó su poder en la movilización popular; violó la ley cuando ésta lo limitaba; mandó "obedeciendo" supuestamente al pueblo como si él fuera un nuevo Bolívar y luchó por el acceso digital gratuito para comunicarse con millones de personas al apretar un botón.

AMLO, electo también democráticamente, intenta desmantelar los organismos autónomos. Chávez llegó a ser el jefe absoluto de Venezuela, sí, pero AMLO ya es jefe del Estado mexicano, jefe de las Fuerzas Armadas, jefe de su partido, jefe de la coalición que lo llevó al poder y pretende ser también, a ojos vistas, jefe del Poder Legislativo y jefe del Poder Judicial y todavía sueña con "mandar al diablo las instituciones", solo que no cuenta con la mayoría calificada para lograrlo.

AMLO expropió en forma camuflada el NAICM; atacó a las empresas calificadoras de riesgos, insiste en operar en términos suicidas a las empresas públicas y a través de sus palabras siembra resentimiento, división y odio y justifica los abusos de poder cuando promete erradicar la corrupción para engañar a los incautos marginados.

George Orwell sostenía en la Rebelión en la Granja: "Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros...".


www.franciscomartinmoreno.com

lunes, 15 de agosto de 2022

Nuevo orden

Jesús Silva-Herzog Márquez

15 Ago. 2022

La alcaldesa de Tijuana reconoce el nuevo orden mexicano. Sus declaraciones nos golpean porque son una admisión terrorífica. Cóbrenle nada más a quienes no les han pagado. No nos ataquen a todos, a quienes sí les cumplimos. El crimen es la ley y las autoridades se pliegan a su imperio. Tras la violencia de los últimos días, la gobernante por Morena pide al crimen organizado que se limite a castigar a sus deudores. Que reprendan a quienes tienen deudas con ellos, no a la población en general. La alcaldesa reconoce que los habitantes de la ciudad que "gobierna" tienen un deber frente a los matones y que éstos tienen derecho de cobrarse los adeudos a su estilo.

La violencia y la intimidación, el temor y la ilegalidad configuran el nuevo orden público. No podemos seguir imaginándolos como manchas de un régimen liberal. Perturbaciones momentáneas de la tranquilidad. El crimen se ha convertido en un régimen que impone sus reglas en todos los ámbitos de la vida social. Sujeta la economía, somete la política, envenena la cultura, atemoriza a la prensa. Todos van plegándose a su dictado. Desde el establecimiento más modesto que entrega puntualmente su cuota, hasta el periódico que pide instrucciones a los criminales para saber qué es lo que pueden publicar. Desde la alcaldesa de la frontera que trivializa la extorsión hasta el presidente de la República que elogia el efecto bienhechor de una banda criminal que consigue un dominio territorial.

Pocos nos han ayudado a entender lo que le ha sucedido a México en este terreno como Fernando Escalante. Estos años no serán recordados como los años de la transición o los años de la transformación. No serán muy relevantes los nombres de los presidentes o los vaivenes de los partidos. Estos años serán recordados como los años de la mortandad. En nuestro país la muerte alcanza escalas demográficas, ha dicho. Miles de muertes evitables en la pandemia, miles de muertes violentas, miles de muertes anónimas en medio de la indiferencia colectiva. En el número más reciente de Nexos, el sociólogo de El Colegio de México ensaya otra propuesta para comprender el significado histórico de lo que vivimos. El crimen, dice, "no es algo que se pueda separar de la economía, de la política, de la vida cotidiana". No es algo, siquiera, que pueda delimitarse con precisión porque vivimos de muchas maneras al margen del Estado. Informalidad, ilegalidad, criminalidad.

La cruzada de la ley confiaba en que había una frontera estricta entre ciudadanos y criminales. Lo que ha sucedido es que esa línea se ha ido borrando. Lo que escribe Escalante es fundamental y merece la máxima atención: "No es el crimen que ha invadido o contaminado a la sociedad, sino la sociedad la que de varias maneras ha incorporado al crimen". Ahí está, seguramente, la confusión inicial. Una confusión que se refuerza ahora. La película es la misma. La "lucha contra el crimen organizado" supone una especie de limpia: la intervención estatal barrerá con los criminales, liberará territorios, se extirpará el tumor para restablecer la salud pública. Pero la operación agrava el mal. No hay duda de ello. Escalante, que ha medido puntual y rigurosamente la violencia, lo puede decir con toda contundencia: "la tasa de homicidios aumentó escandalosamente no antes, sino después de la intervención del Ejército en los lugares en los que había estado o estaba". Y no es algo que sorprenda porque, como bien advierte el autor de Ciudadanos imaginarios, el Ejército es siempre un poder ajeno, exterior. Irrumpe para deshacer vínculos, no para repararlos. Un ejército, en efecto puede imponerse sobre un enemigo, pero es incapaz de instaurar un orden público perdurable.

El régimen encara la barbarie con ingenuidad. La primera ingenuidad es su ñoñería del abrazo y la prédica. ¡Repartir libros para lograr la conversión espiritual de los asesinos! La militarización que se pretende empotrar en la ley es la segunda ingenuidad. No se trata solamente de un atentado al régimen republicano, una amenaza a la convivencia democrática. Es también una candorosa necedad. Los militares no nos darán la paz. Confiar en que la paz brotará de la intervención de los uniformados es tan absurdo como imaginar que los sicarios cambiarán sus armas por un libro de poemas.


http://www.reforma.com/blogs/silvaherzog/

miércoles, 10 de agosto de 2022

Gobernar con leyes

Sergio Sarmiento 09 Ago. 2022

"Nosotros no estamos en contra

de las Fuerzas Armadas, queremos

que actúen en el marco constitucional

y que regresen a los cuarteles".

Manuel Bartlett, 2017

  

En una democracia se gobierna con leyes, aunque esto obligue a llegar a acuerdos con las oposiciones. Solo los dictadores gobiernan con decretos. Por eso preocupa la decisión que ayer anunció el presidente López Obrador: "Voy a emitir un acuerdo para que ya por completo la Guardia Nacional dependa de la Secretaría de la Defensa... Quiero que ya la Secretaría de la Defensa se haga cargo... Lo voy a analizar en el ámbito, en la esfera, de mis atribuciones. Puedo modificar, si es necesario, el reglamento interno del gobierno. Puede ser por decreto o una reforma a la Ley de la Administración Pública independientemente de lo que resulte sobre la reforma constitucional".

Hay un pequeño problema: la Constitución. Quizá le resulte molesta al mandatario, pero cuando asumió la Presidencia juró "guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen". No hay decreto, acuerdo o ley secundaria que pueda anular lo que dice.

La Constitución fue el dique que impidió a los gobiernos anteriores tomar medidas a las que se oponía el movimiento que hoy es Morena. Cuando Felipe Calderón fue Presidente utilizó a las Fuerzas Armadas como policía, pero los opositores de izquierda lo cuestionaron con el argumento de que el artículo 129 de la Constitución señala que, "en tiempos de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar". Enrique Peña Nieto logró que el Congreso le aprobara en 2017 una Ley de Seguridad Interior que daba a las Fuerzas Armadas la facultad de actuar como policías, pero el entonces senador por el Partido del Trabajo Manuel Bartlett pronunció un duro discurso el 16 de marzo en el que señaló que "la solución a los problemas de seguridad corresponde a las autoridades civiles, como señala el artículo 21 de la Constitución... Calderón y Peña son responsables jurídicamente y ante la historia por desmantelar el civilismo y el federalismo del Estado constitucional mexicano".

El asunto llegó a la Suprema Corte, que el 15 de noviembre de 2018 declaró la invalidez total de la Ley de Seguridad Interior: "El tribunal constitucional de nuestro país determinó, en esencia, que dicha ley resultaba inconstitucional al contener disposiciones que pretendían normalizar la utilización de las fuerzas armadas en temas de seguridad pública, lo que es contrario al orden constitucional y convencional", dijo en un comunicado.

Cómo han cambiado las cosas. Quienes se oponían a la militarización, hoy la promueven, pero como la Constitución sigue siendo un obstáculo el Presidente está considerando rebasarla con un decreto o una ley secundaria.

Bartlett dijo en la tribuna en 2017 que la militarización que buscaba Peña Nieto "es un ataque a la libertad de la nación". Supongo que hoy ha olvidado sus palabras. También guarda silencio Mario Delgado, igualmente senador en 2017, quien difundió el 5 de diciembre de ese año una fotografía suya en Twitter con un cartel que decía: "No a la militarización del país. Desde que el ejército está en las calles la tasa de civiles muertos aumentó 200%, 100 mil muertos, 33 mil 482 desaparecidos. ¡Detengamos la Ley de Seguridad Interior!".

López Obrador y sus escuderos tienen derecho a cambiar de opinión, pero no a violar la Constitución. La Carta Magna que impidió la militarización de 2017 sigue siendo válida en 2022. Habrá que respetarla.

·SOBERANÍA

 El nuevo paquete de leyes aprobado por el Senado de Estados Unidos otorga subsidios a los autos eléctricos fabricados en cualquier país de Norteamérica y obliga a producir baterías también en la región. Es una gran oportunidad para México, si no optamos por salirnos del T-MEC por una mal entendida soberanía.

www.sergiosarmiento.com

jueves, 4 de agosto de 2022

El rey de las mentiras

Uno de los más grandes engaños de López Obrador a la sociedad mexicana tiene que ver con la economía.

Raymundo Riva Palacio

agosto 04, 2022

Hace unos pocos días se cumplió el primer año de la sección ‘Quién es quién en las mentiras de la semana’, que comenzó como un original ejercicio encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador para dañar la reputación de periodistas, medios y opositores. El Presidente explicó que sería un recurso para la réplica, mediante un diálogo circular, que a un año de distancia demostró ser otra cosa: un mecanismo propagandístico, de ataque y linchamientos con insidias, difamaciones, falsedades, medias verdades e, incluso, verdades. Desde el Salón Tesorería, López Obrador ha logrado controlar la conversación mediante un espectáculo de circo –que conoce bien desde niño– y la simulación.

Uno de los más grandes engaños que está haciendo a la sociedad mexicana tiene que ver con la economía, donde mantiene su discurso de que avanza por buen camino, cuando la realidad es que México camina hacia el abismo. El último timo, llamado la ‘pobreza franciscana’, obedece a que uno de sus caprichos, la refinería de Dos Bocas, está costando muy por encima del presupuesto original. El Presidente esconde los verdaderos motivos de su nueva decisión jugando con palabras y engaños, como hace una semana, cuando dijo que la inflación estaba controlada, lo que es falso. Si le creen sus palabras o no es otra discusión. La realidad, en todo caso, es muy diferente, y la reiteración inagotable de que “no somos iguales” a gobiernos anteriores no se sostiene, pero por las malas razones.

La tasa de crecimiento: habrá quien se acuerde que en el primer año de gobierno el Presidente apostaba, sin ningún sustento técnico, a que se iba a crecer hasta 6 por ciento en el sexenio, y 2 por ciento ese año. El promedio del PIB durante los tres primeros años y medio de los sexenios del abanico de los gobiernos ‘neoliberales’ ha sido: 4.1 en la administración de Carlos Salinas, 3.6 por ciento en el de Ernesto Zedillo, 1.2 por ciento en el de Vicente Fox, 1.0 por ciento en el de Felipe Calderón y 2.6 por ciento en el de Enrique Peña Nieto. En el de López Obrador, el promedio del PIB es de menos 0.4 por ciento, una décima peor que en el mismo periodo de Miguel de la Madrid, que había vivido crisis financiera, fiscal, petrolera y un terremoto en la Ciudad de México (fuente: elceo).

La canasta alimentaria: en los tres primeros años del gobierno de Peña Nieto, la población urbana pagaba mil 598 pesos y la rural mil 113 por su conjunto de productos. En la actualidad, la población urbana paga mil 824 pesos y la rural mil 330 pesos (fuente: ejecentral). El encarecimiento en el actual gobierno ha sido de 20.6 por ciento. Una persona pagaba hace un año 800 pesos en frutas y verduras; el martes, para adquirir esos mismos productos y cantidad, pagó mil 650 pesos, o sea, más de 100 por ciento de incremento. El martes, el director de Seguridad Alimentaria, Leonel Cota, anunció un aumento a la leche de 10 pesos por litro, casi el doble de lo que costaba en 2018. Desde que entró en vigor el programa antinflacionario a principios de mayo, el kilo de tortilla aumentó 56 por ciento y el de huevo 22 por ciento.

La inflación: en 2018 la inflación se situaba en 4.8 por ciento. En junio pasado, la inflación se ubicó en 7.9 por ciento (fuente: Inegi). López Obrador presume que la inflación es más baja que en Estados Unidos (9.1 por ciento) y Europa (8.6 por ciento), pero deja de lado que en esas naciones no hay subsidios, como ha impuesto aquí, con un costo, hasta este momento, de 575 mil millones de pesos, 430 mil millones de ellos consecuencia del subsidio a las gasolinas.

Las gasolinas: en 2018, sin subsidios, el costo del litro de la Magna estaba en 19.15 pesos y el de Premium en 20.66 pesos (fuente: Arena Pública). En 2022, con esos miles de millones de subsidios, el costo del litro de Magna estaba en 21.73 y 23.77 la Premium (fuente: El Financiero). López Obrador presume que la gasolina es más barata que en Estados Unidos, donde, efectivamente, la gasolina regular cuesta aproximadamente 28.4 pesos el litro. Si no hubiera subsidios, como en el gobierno de Peña Nieto, los expertos calculan que la Magna estaría en 34.13 pesos y la Premium en 35.44.

La pobreza extrema: Peña Nieto dejó el país en las manos de López Obrador con 51.1 millones de personas en pobreza. A los dos años de gobierno de López Obrador, había 55.7 millones en esa categoría. El número de personas en pobreza extrema en el último año de Peña Nieto se situaba en 8.7 millones; hoy está en 10.8 millones. El número de personas con carencia a los servicios de salud pasó de 16.2 por ciento en 2018, a 28.2 por ciento en 2020 (fuente: BBVA).

Peña Nieto no enfrentó una crisis como la pandemia del coronavirus, pero Calderón sufrió la del A(H1N1) y la crisis financiera global de 2008-2009, y De la Madrid sus primeros años fueron de múltiples crisis. Salinas tuvo que modificar su proyecto cuando todas las inversiones se redirigían a Europa y negoció un tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá. López Obrador ahuyentó la inversión desde que canceló el aeropuerto de Texcoco, lo profundizó en 2019 con sus políticas y hoy coquetea con la idea de repudiar el tratado comercial norteamericano.

El tipo de cambio: López Obrador presume todo el tiempo el superpeso, que hasta ayer estaba en 20.63 pesos por dólar, 43 centavos más de como se lo dejó Peña Nieto (fuente: Banxico). El tipo de cambio no tiene que ver con políticas domésticas, sino con el diferencial de las tasas de interés, que siguen haciendo atractivo a México, aunque cada vez menos, por la incertidumbre política interna, la inseguridad y la falta de Estado de derecho.

López Obrador puede llenarse la boca de lo que quiera diariamente, como desde hace un año, pero la prueba de ácido de los datos duros desnuda la simulación y las mentiras presidenciales.