lunes, 24 de noviembre de 2014

Embozados nocivos para la salud

Embozados nocivos para la salud

“¡Sin capucha!, ¡sin capucha!, ¡sin capucha…!”, me platicaba Carlos Puig anoche, regresando de la Plaza de la Constitución.
Eso coreaban a los embozados que pretendían colárseles, me dijo, por lo que supuse que la concentración en demanda de justicia por el caso Iguala terminaría en paz.
Sin embargo, pese a que la mayoría de quienes marcharon dio muestras patentes de civilidad, los virulentos de siempre (quizá unos 300 frente a más de 30 mil manifestantes) hicieron lo único que la mano que mece su cuna les ha ordenado en los años recientes hacer: intentar fabricar para el mundo una imagen de inestabilidad y confrontación que precipite, como ayer se apuntó aquí, la sobada “polarización de las contradicciones” y tratar de sumir al país en el caos.
Más allá de las imágenes “apocalípticas” que proyectan de México, los estrategas del desastre no están tomando en cuenta un factor clave: al infundirle miedo, gran parte de la sociedad no verá con malos ojos que se abran las nefastas puertas de la represión…

cmarin@milenio.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario