martes, 26 de febrero de 2019

El Emperador va desnudo

Pablo Hiriart, 25/02/2019  El financiero.

La moraleja central del cuento de Andersen no es el mareo de poder de un emperador que va desnudo creyendo que camina ataviado de elegantes ropajes y una capa deslumbrante que el pueblo admira mientras lo vitorea a su paso.
El hecho esencial es que la muchedumbre está tan enajenada como el emperador.
Aquí, nuestro Presidente, tampoco trae nada. Y la mayoría de la población lo ve como si en realidad tuviera claro algo de algo (que no sea control político).
Los intelectuales y comentaristas debaten si es de izquierda, de derecha, si es un Chávez o un Perón.
Por lo hecho hasta ahora podemos decir, con Antonio Machado, que no es un fruto maduro ni podrido: es una fruta vana.
Es tal nuestra enajenación, que muy pocos le preguntan cuántos presos hay en su “guerra contra el huachicol”. La mayoría le aplaude.
¿Quiénes están detenidos por la tragedia de Tlahuelilpan, donde murieron calcinadas 132 personas por negligencia del gobierno? Nadie.
Por qué tiró a la basura (al menos) 200 mil millones de pesos al frenar las obras de un aeropuerto de talla mundial que lleva construido la tercera parte, y sería un gran negocio para el Estado.
Cómo es que llegó al poder con un discurso antimilitarista, y ahora resulta que nos dice que sin las Fuerzas Armadas como columna vertebral de su administración no puede gobernar.
Al Ejército lo convertirá en fraccionador y desarrollador inmobiliario ahora que privatice parte del Campo Militar de Santa Fe. ¿Por qué?
¿No que estaba en contra de las privatizaciones? ¿No que los militares a sus cuarteles?
Le va a entregar a la Secretaría de la Defensa la construcción y concesión del aeropuerto en Santa Lucía, con todos los negocios que ello implica: hoteles, restaurantes, casas de cambio, slots... ¿A santo de qué tanto negocio?
Cuál es la razón por la que tenemos el inicio de sexenio más violento de la historia desde el final de la Revolución Mexicana.
Anunció que fortalecería a Pemex como nunca antes, y por primera vez desde que se califica el desempeño de esa empresa vital (2000), su deuda fue degradada drásticamente por Fitch. No le creen al agrónomo que puso al frente de ella.
Protestó siempre contra el amiguismo y el compadrazgo en los cargos públicos y ahora que está en el poder pone a incondicionales suyos en las ternas para la Suprema Corte.
Despotricó –y lo sigue haciendo– contra los gobiernos “neoliberales” por el bajo crecimiento económico, y en su primer año vamos a crecer como el peor de ellos, al uno por ciento si bien nos va.
Juró ser progresista y entre sus primeras medidas está quitar el presupuesto a las estancias infantiles, donde cientos de miles de niños estaban bien atendidos mientras su mamá o su papá podían trabajar sin preocupaciones.
Quitó los recursos a los refugios para dar atención a mujeres maltratadas o víctimas de violencia intrafamiliar. Luego vino la presión social y anuncia su gobierno que “lo va a estudiar”.
Para abajo el presupuesto a los institutos públicos que atienden a personas de escasos recursos que padecen cáncer y enfermedades respiratorias (como se publica hoy en El Financiero).
Su partido aprueba en el Congreso prisión oficiosa a una serie de delitos por el simple hecho de existir una denuncia, y el acusado tiene que probar su inocencia desde la cárcel.
Fincó toda una campaña contra el “gasolinazo” y ahora que, con la fórmula Meade, el litro de combustible debería haber bajado alrededor de tres pesos, sube de precio.
Atacó a su antecesor por “agachón” ante Donald Trump (cuando siempre hubo respuesta digna, en público y en privado, a los ataques del presidente de EU), y ahora que el magnate nos acusa de estar peores que Afganistán (con todos los efectos que ello tiene para el turismo y la inversión), nuestro mandatario dice que él respeta las opiniones del vecino.
Pide visas para los familiares de un criminal como El Chapo Guzmán, y se abstiene de solicitarla para quienes fueron separados de sus padres y hermanos, y deportados a México, a pesar de llevar una vida honesta y de trabajo en la Unión Americana.
Se presentó como un gladiador de los derechos humanos, y ahora que debe pronunciarse pone a nuestro país al lado de la dictadura de Nicolás Maduro, un sátrapa que mandó quemar medicinas y alimentos que iban a Venezuela como ayuda humanitaria.
En cada muerte de un opositor veía un crimen de Estado, y ahora su gobierno no dice nada, y no hay quién se lo exija, sobre la trágica muerte de su principal opositor, Rafael Moreno Valle y su esposa, la gobernadora de Puebla que él no quería en el cargo.
Calificaba de “loco” al presidente que pretendía hacer una termoeléctrica “en la tierra de Zapata”, y ahora se empeña en construirla, con todo y el asesinato no esclarecido de su opositor, Samir Flores.
¿Qué le aplauden?
Estamos tan enajenados como la muchedumbre que vitorea y admira el nuevo traje del emperador, que va desnudo.

lunes, 25 de febrero de 2019

Yo, pueblo

Denise Dresser, 25 Feb. 2019.

Jamás pensé vivir en un país donde el término "sociedad civil" tuviera connotaciones negativas. Donde el concepto "contrapeso" fuera cuestionable. Donde la defensa de la división de poderes fuera controvertida. Donde exigir el fortalecimiento en vez del desmantelamiento institucional fuera reaccionario. Donde para entender la política tenemos que estar atentos a cada palabra que pronuncia el Presidente, como lo hacíamos en los viejos tiempos de la Presidencia imperial. Donde señalar esto significa ser clasificada en automático como fifí, elitista, complaciente ante el dolor y la rabia y el resentimiento legítimo de los desposeídos. Estos son los tiempos del pueblo bueno y las élites insensibles; de los que buscan la verdadera transformación y quienes son sus enemigos. Estos son tiempos de canallas y la 4T se encargará de identificarlos.

Con todo respeto, Sr. Presidente, yo también soy pueblo. Los científicos a los que tilda de "mafia" también son pueblo. Los profesionistas educados a los que acusa de "aprender mañas" en el extranjero también son pueblo. Los miembros de la burocracia a los que despide y sataniza también son pueblo. Las mujeres trabajadoras y víctimas de la violencia a quienes desprotege también son pueblo. Las organizaciones de la sociedad civil "conservadora" que llevan años peleando por buenas causas también son pueblo. México es muchos Méxicos: los de abajo, los de arriba, los de en medio, los de tez blanca, los de tez morena. México es Yalitza Aparicio y Alfonso Cuarón. México no es homogéneo ni está dividido sólo en ángeles y demonios, en miembros del pueblo sabio y élites que se dedican a exprimirlo.

Al construir un país binario, usted pone en peligro el pluralismo que toda democracia debe respaldar. Usted y quienes mimetizan su forma de pensar y hablar ponen en jaque mis libertades y las de otros. En su mapa mental no puedo tener voz, ni derecho a disentir, ni capacidad de participar, o sólo debería hacerlo por la vía partidista. No soy mexicana auténtica, de a de veras, o no merezco serlo. Como a tantos más, se me lincha por mi supuesta identidad, no por mis argumentos. Una identidad apócrifa, alejada de mi biografía, de quien soy, de donde vengo. Una identidad estereotipada que me coloca en el basurero de las élites complacientes cuyo privilegio se construyó sobre las espaldas de otros, aunque no haya sido así. Si cuestiono las consultas populares, no creo en la democracia aunque lleve años señalando cuán deficitaria ha sido. Si cuestiono el ataque a los órganos autónomos, soy una vocera del neoliberalismo. Si pido que la política pública se haga con datos en vez de prejuicios, soy una tecnócrata neoporfirista. Si busco participar en la vida política a través de organizaciones de la sociedad civil, arrogo una representatividad que no me corresponde.

Esta es una visión no solo incorrecta e injusta; también es profundamente antidemocrática. Presupone que los críticos no son interlocutores con los cuales hay que hablar, sino adversarios a los cuales hay que aniquilar. Presupone que las mayorías no tienen la obligación de proteger a las minorías. Presupone que quienes alzan la voz lo hacen para apoyar el statu quo ante, cuando muchos también buscamos sacudirlo. Presupone que defender algunas conquistas democráticas es sacralizar lo que no funcionó, cuando intentamos componerlo. Millones queremos lo mismo que usted, pero con frecuencia no estamos de acuerdo en los medios para lograrlo. Es posible mejorar sin destruir. Es imperativo promover más igualdad y también más legalidad. Es necesario fortalecer al Estado pero eso no implica entregárselo al Ejecutivo. La única opción para México no es una serie de falsas disyuntivas: o AMLO irreprochable o Bolsonaro, o la Cuarta Transformación o la Revolución.

Yo voté por usted, Sr. Presidente, y aunque lo hice con ambivalencia, no quiero que fracase. Precisamente porque taché su nombre en la boleta, mi responsabilidad de señalar sus errores y sus excesos y sus pulsiones antidemocráticas es mayor. La militarización indeseable, la desinstitucionalización contraproducente, el clientelismo preocupante, la concentración del poder en sus manos, por más limpias que estén. Como parte del pueblo plural y como ciudadana que soy, refrendo mi derecho a estar, a participar. No permitiré que la 4T me vuelva extranjera en mi propio país.

viernes, 22 de febrero de 2019

La máscara del dictador

Sergio Negrete Cárdenas, 20 febrero 2019, El Financiero.

Ayer Andrés Manuel López Obrador dejó que la careta se deslizara, asomando el dictador. La furia fue llamativa, lo importante fue su argumentación defendiendo un poder unipersonal encarnado en su figura. AMLO generalmente puede esconder su autoritarismo tras el antifaz del demócrata, al cabo que, gracias a su arrollador mandato electoral, tiene la fuerza de imponer sin que ello sea (tan) evidente.
Con una mayoría aplastante en las Cámaras legislativas, con los gobernadores arrinconados por la chequera federal, un poder tan concentrado no se veía desde los ya tiempos lejanos del priato en todo su esplendor. Ese poderío que tanto deslumbró al joven tabasqueño priista en sus años mozos y temprana adultez, ahora de regreso y en sus manos.
Porque El-Señor-Presidente-de-la-República (dicho con reverencia) tiene todo el conocimiento necesario, el diagnóstico certero, ha diseñado la estrategia necesaria, para todo, en este caso acabar con el crimen. Porque su propuesta original de Guardia Nacional era impecable, inmejorable. Que los senadores de oposición buscaran cambiar algo era de esperarse, pero para arrollarlos estaba la aplanadora oficial de Morena y sus satélites. El debate legislativo está bien para mostrar que hay voces que rechazan la sabiduría por pura politiquería. Pero lo importante es la votación final que respeta los dictados del Ejecutivo. No por nada se le dice dictador a esa figura.
La visión obradorista es que la responsabilidad es suya, por ello se debe hacer lo que manda. AMLO presentó a los legisladores como personas aisladas de la ciudadanía. Su razonamiento es simple: el presidente municipal, el Gobernador, el Presidente, son señalados por el ciudadano como responsables por todo lo bueno o malo que sucede; en cambio el legislador puede no tomar en cuenta el impacto de sus acciones, dado que nadie piensa en su diputado local o legislador federal. Por eso deben aprobar sin modificar, porque el crédito o culpa no será acreditado a su cuenta. Para redondear el argumento a López Obrador solo le faltó proclamar “El Estado soy yo”.
Cuando hay desobedientes (aquellos que retan al poder omnímodo), queda ese recurso tan utilizado por demagogos y autoritarios: el dedo acusador blandido en público. Porque AMLO, como tantos dictadores, es señor que igual proclama inocencia que culpabilidad sin más evidencia que su palabra. En ocasiones como refuerzo trae consigo a un subordinado que acusa ante las cámaras y micrófonos de la mañanera, obvio con la presencia avaladora y avasalladora del Último Responsable (con mayúsculas).
Ayer esgrimió esa amenaza ante las modificaciones hechas por los senadores a su propuesta original. Fueron sus palabras al anunciar que haría públicos los nombres de aquellos legisladores que fuesen contra sus deseos: “fuera máscaras, así, abiertamente… voy a decir: estos votaron a favor, estos votaron en contra”. La ironía fue que no percibió que era él quien se había quitado la máscara.

jueves, 21 de febrero de 2019

Avanza la dictadura

Macario Schettino
21 de febrero de 2019, El Financiero.

En esta semana, las señales de consolidación del autoritarismo han sido abundantes. Por un lado, desde la Presidencia se ataca sin piedad al encargado de un órgano autónomo que osó enfrentar al gobierno. Guillermo García Alcocer, comisionado presidente de la CRE, se negó a renunciar a su puesto cuando, de forma ilegal, la secretaria Nahle se lo exigió, como lo hizo con todos los comisionados de la CRE y la CNH. Además, expresó críticas (muy respetuosamente) a las propuestas que anunció Manuel Bartlett la semana pasada.
A López Obrador no se le puede decir que no. Quien lo hace, se convierte en un estorbo, que quitará de su camino en cuanto pueda y como pueda. Así ha sido siempre, como podrían atestiguarlo muchos que en algún momento colaboraron con él. Un ejemplo más fue la descalificación que lanzó el martes en su “Aló, presidente” de las mañanas: en la sociedad civil sólo hay conservadores. Para quien aún no descifra el lenguaje de López Obrador, conservador significa enemigo. Es autoritario, ya deberían haberlo entendido.
Precisamente por esa orientación del Presidente, los cambios institucionales de la semana son preocupantes. El martes, nueve diputados del PRD abandonaron ese partido y anunciaron que conformarán un grupo independiente, aunque es evidente que intentarán acercarse a Morena. Algunos morenistas se oponen, considerando el historial de corrupción de un par de esos diputados, pero no desentonarían con el resto del partido, un edificio que se construyó con cascajo de todas partes. Lo relevante, en cualquier caso, es que con esos votos la coalición que apoya al Presidente tiene ya 335 votos en la Cámara, una mayoría constitucional. Gracias a eso, el mismo martes se aprobó una modificación al artículo 19 constitucional, que permite la prisión preventiva oficiosa para varios delitos. Esto significa que quienes sean acusados de haberlos cometido, sean o no culpables, irán a la cárcel, y desde ahí seguirán su proceso, que puede ser eterno, como usted sabe.
Por otra parte, la creación de la Guardia Nacional Militar continúa. El dictamen fue aprobado en comisiones y se votará hoy en la sesión ordinaria del Senado. En este caso, es el PRI el que aporta los votos necesarios para su aprobación.
Es decir, que a partir de que estas dos modificaciones constitucionales sean aprobadas en los congresos estatales (mero trámite, puesto que Morena controla 20 de ellos), estaremos literalmente en manos de militares, que sólo deben lealtad a un personaje profundamente autoritario, y que no requieren pasar por el juez para encarcelar a cualquiera. Si usted es acusado de enriquecimiento ilícito, violación, secuestro, o trata de personas, por poner unos ejemplos, irá a la cárcel sin trámite alguno. Piense en los dos albañiles que fueron acusados falsamente hace unos días de intentar secuestrar a una mujer en el Metro. Bajo el nuevo esquema, habrían ido a la cárcel y seguramente ahí se pudrirían.
Muchos seguidores de López Obrador insisten en que él es bueno y por eso no deberíamos preocuparnos. Yo no coincido con esa apreciación, pero un marco institucional autoritario es peligroso, sin importar quién lo encabece.
Lo único que faltaría ahora para cerrar la pinza, es una estructura de delatores, uno por cuadra, como son los comités de defensa de la revolución en Cuba y Venezuela. Un vecino o colega de trabajo que acusa de violación, robo a casa habitación, trata de personas, y con eso es suficiente.
No hay duda de que la inseguridad en México debe combatirse con urgencia. Pero su origen es la falta de capacidades en seguridad pública, procuración, impartición y administración de justicia. Eso no se resuelve con leyes draconianas y militares empoderados. No se dejen engañar, esto va en otra dirección

miércoles, 20 de febrero de 2019

Tlahuelilpan, Moreno Valle, Martha Erika Alonso… y el silencio

Pablo Hiriart, 20 febrero 2019, El Financiero.

El lunes de esta semana se cumplió un mes de la explosión en Tlahuelilpan en que murieron 130 personas debido a la negligencia del gobierno.
La indulgencia hacia las nuevas autoridades llega a tal punto que nadie quiere recordar la responsabilidad que tuvieron en la muerte de ciento treinta hombres, mujeres y niños, que hoy deberían estar vivos.
Al mes de la tragedia, no hay una sola explicación del gobierno federal ni del estatal acerca de qué detonó la conflagración.
Peor aún: nadie se los demanda.
Cero detenidos.
Las autoridades tuvieron conocimiento de la fuga casi cinco horas antes de que ocurriera el hecho mortal.
Fueron, vieron y no hicieron nada.
Si ello hubiera ocurrido en el gobierno de Meade o de Anaya, hoy los medios en su mayoría estarían hablando de los muertos de Meade o de Ricardo Anaya.
Como hicieron con Calderón en la muerte de 49 niños en la guardería ABC de Hermosillo.
O como hicieron con Peña Nieto cuando la policía de un gobierno de izquierda, en Iguala, entregó a 43 normalistas a un grupo criminal de Guerrero, asociado a ese gobierno municipal.
Ahora nadie reclama nada. No quieren ver la negligencia oficial que provocó 130 muertes en un solo evento.
O en el más inocente de los casos, no hay reacción ante el silencio y la indiferencia del gobierno hacia ese numeroso grupo de mexicanos calcinados.
Los pobladores de Tlahuelilpan acudieron a llenar bidones y cubetas porque en ese pueblo y en sus alrededores no había gasolina, debido a que supuestamente el gobierno “luchaba contra el huachicol”.
¿Eso fue verdad? ¿O nos quedamos temporalmente sin gasolina porque las importaciones cayeron 50 por ciento como documentó The Wall Street Journal?
Silencio. Y una sociedad adormecida deja hacer y deja pasar.
Las instituciones del Estado no están para dilucidar ese tipo de muertes, sino para espiar y perseguir gente insumisa al gobierno, como el titular de la CRE y su familia.
Este domingo se cumplirán dos meses de la muerte del líder del PAN en el Senado, Rafael Moreno Valle, la gobernadora de Puebla, Martha Erika Alonso, dos pilotos y un ayudante, sin que haya una explicación del desplome del helicóptero.
La única versión oficial que tenemos se dio a un mes de la tragedia, cuando se informó que fue “un desplome inusual” y el secretario de Comunicaciones y Transportes expuso que “no sabemos qué pasó”.
A dos meses de esas muertes, seguimos sin saber qué ocurrió.
Y no hay quién demande conocer la verdad.
El presidente del Colegio de Pilotos Aviadores, capitán Heriberto Salazar, informó que en el desplome no hubo error humano.
Dijo que tanto el piloto como el copiloto cumplían con sus certificados médicos y adiestramiento, y que el mantenimiento del helicóptero estaba en orden.
¿Entonces?
Esta semana se cumplen dos meses, y nada. Cero información.
Ahí murió el principal dirigente opositor al gobierno de Morena.
Murió la gobernadora a la cual el gobierno hizo todo lo posible porque no llegara al cargo y se repitieran las elecciones.
No pudieron frenarla por la vía legal y provocaron la destitución de la presidenta del Tribunal Electoral de la Federación.
¿De veras no es una prioridad nacional saber qué pasó?
Las investigaciones que debió emprender el gobierno brillan por su ausencia.
Y buena parte de la sociedad guarda un silencio irresponsable.

martes, 19 de febrero de 2019

AMLO, el populista


LAURA ROJAS, 17 de Febrero de 2019

Por si alguien aún tiene duda de que México se ha sumado a los países que en el mundo tienen un gobierno populista, basta revisar las declaraciones del presidente López Obrador respecto a los órganos constitucionales autónomos de la última semana, así como las propuestas de nombramientos que ha enviado al Congreso.
Jan-Werner Müller, en su libro Qué es el populismo, habla de tres técnicas populistas para gobernar y sus justificaciones morales que se adaptan perfectamente a las actitudes y políticas del gobierno lopezobradorista.
Müller menciona que la primera acción de los regímenes populistas es la de la colonización u ocupación del Estado a través de la colocación de simpatizantes leales en cargos burocráticos para cuyo desempeño la imparcialidad es una cualidad indispensable. En dichos países, las mayorías del régimen han modificado la ley a fin de garantizar el nombramiento de sus incondicionales. En México, la mayoría morenista acaba de reformar la ley del Fondo de Cultura Económica para que Paco Ignacio Taibo II, que estaba impedido por no cumplir con el requisito de ser mexicano por nacimiento, ocupe el cargo.
También, los gobiernos populistas suelen desmantelar la independencia del Poder Judicial y de otros entes autónomos creados para generar contrapesos. Con lo que respecta al Poder Judicial, la característica de las dos ternas que ha enviado AMLO al Senado para la elección de dos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es la abierta identificación de sus integrantes con el partido político del Presidente. Lo mismo sucedió con la designación del primer Fiscal General de la República, un personaje cercano al poder que en otras épocas Morena hubiera, sin duda, llamado “fiscal carnal”.
Por otro lado, la acometida de AMLO contra prácticamente todos los órganos constitucionales autónomos no ha cesado desde antes de tomar posesión del cargo. Dichas instituciones fueron diseñadas a lo largo del tiempo por acuerdo de todas las fuerzas políticas para hacerse cargo de temas del Estado que por su naturaleza deben de estar blindados de la injerencia del Poder Ejecutivo o de otros actores políticos o económicos.
La izquierda fue parte fundamental en la creación de estos órganos. Como ejemplo, el Inai contó con el decidido impulso de hoy destacados funcionarios del gobierno morenista como Alejandro Encinas y Zoé Robledo. Hablamos de tareas como la organización de las elecciones; la generación de información estadística; la lucha contra los monopolios; la regulación de quienes tienen de una concesión para explotar bienes de la Nación; la protección de los Derechos Humanos; la implementación de política monetaria; y de garantizar la transparencia y el derecho a la información, entre otros.
La lógica detrás de la autonomía de estas instituciones es la fragmentación del poder político y la generación de contrapesos, lógica que claramente se opone a la de hiperconcentración del poder que le gusta al Presidente.
Por eso AMLO ha cargado sin evidencia ni denuncia en ningún caso contra el INE por su expresupuesto elevado; contra el Inai por mandatar ocultar información cuando ha hecho todo lo contrario; contra la CRE por su supuesto conflicto de intereses, también de manera imprecisa; contra los órganos que regulan sectores económicos por operar a favor de empresas particulares; y claro, siempre, por actuar en contra del pueblo.
Pero la descalificación moral no es la única forma de desmantelar instituciones que estorban al Presidente. También lo es la reducción de presupuesto como lo sufrió el Inegi, o el impulsar a personas incompetentes como sus propuestas a integrar el pleno de la Comisión Reguladora de Energía. El fondo, reitero, es debilitar todo poder que le genere contrapesos.
Continuará…

El populismo y el rechazo a las élites

Yo creo que el Presidente y sus subordinados pueden nombrar a quienes se les pegue la gana, siempre y cuando respeten la ley
LEO ZUCKERMANN, 18 de Febrero de 2019, 
Una cosa comparten los populistas de izquierda y derecha: su rechazo a las élites. En su discurso maniqueo, todo lo bueno de una sociedad se debe a la sabiduría del pueblo y todo lo malo a los sabiondos de la academia, las organizaciones de la sociedad civil y los técnicos gubernamentales. En eso, Trump y López Obradorson igualitos. Pero el mundo es más complejo que este discurso tan popular como falso.
¿De verdad es mejor no estudiar y especializarse en un tema? ¿Resulta preferible el sentido común de un hombre promedio que el conocimiento de aquellos que se pasaron años metidos en aulas, laboratorios y bibliotecas?
Es cierto que la educación superior no hace a una persona mejor o peor. Yo conozco gente que tiene hasta dos doctorados, pero que son unos cretinos incapaces de pensar por sí mismos. Sólo repiten consignas. Rechazan el método científico y la evidencia empírica. No saben debatir y nunca cambian de opinión. Bien lo dice el proverbio a la entrada de uno de los edificios de la universidad salmantina: “Lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo otorga”.
También he conocido gente con una inteligencia superior innata. Algunos han tenido éxito en la vida, otros, no. Pero me queda claro que cualquiera de ellos, con una educación superior, habrían mejorado sus capacidades personales y profesionales. Cuando la naturaleza sí da, Salamanca sí otorga, y mucho.
El nuevo gobierno ha nombrado a funcionarios quienes, al parecer, no tienen las credenciales profesionales para ciertos puestos. El director de Pemex, por ejemplo, es un ingeniero agrónomo que nunca ha trabajado en el sector petrolero. La directora del Conacyt nombró a una licenciada en diseño de modas como subdirectora ejecutiva de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem). Muchos han criticado estas decisiones. Creen que el gobierno de AMLO fracasará si continúa nombrando a gente que no tiene el perfil para ejercer cierto puesto.
Yo creo que el Presidente y sus subordinados pueden nombrar a quienes se les pegue la gana, siempre y cuando respeten la ley. Para eso ganaron el poder. Si ellos piensan que es mejor un agrónomo en Pemex o una modista en la Cibiogem, y no existe impedimento legal alguno, pues adelante. Nada más que se hagan responsables de los resultados. Si, de pronto, las instituciones gubernamentales colapsan por estar dirigidas por ineptos, que no haya excusas. Nada de pretextos culpando al neoliberalismo o la corrupción del pasado. Que López Obradorasuma las consecuencias.
No recuerdo si es en la biografía sobre Fouché o en la de María Antonieta (ambas de Stefan Zweig) que se demuestra cómo uno de los problemas del régimen después de la Revolución Francesa fue la llegada de gente común y corriente a puestos gubernamentales. De pronto, un panadero estaba a cargo del sistema carcelario, por ejemplo. Los resultados fueron fatales. El gobierno comenzó a crujir. La población se desesperó y el apoyo a los revolucionarios colapsó, lo cual derivó en la restauración de la monarquía. Después de muchos vaivenes, Francia acabó siendo una república, pero con una burocracia especializada. De Gaulleacabó de institucionalizar a los técnicos gubernamentales al formar, en 1945, la Escuela Nacional de Administración.
Regreso a la situación actual en México. Estos días ha circulado en las redes una caricatura de Alarcón donde un niño está piloteando un avión; los pasajeros están muertos de miedo, pero un ganso les está diciendo: “tranquilos, es honrado”. Efectivamente, ni usted ni yo nos subiríamos a un avión que no estuviera piloteado por un experto. Extrañamente, mucha gente piensa que gobernar un país es más sencillo que pilotear un avión. Nada más falso.
Un gobierno necesita expertos. ¿Es esto elitista? Sin duda. Como muchas cosas en la vida. La medicina, por ejemplo. Cuando López Obrador sufrió un infarto, no fue con un curandero en el Mercado de Sonora, sino con un cardiólogo en el Hospital Médica Sur. Gracias a eso, hoy está vivo. Ahora, como Presidente, prefiere poner a gente común y corriente en puestos claves de la administración pública. Está en su derecho. A lo mejor nos sorprenden con muy buenos resultados. Yo lo dudo porque así lo demuestra la historia. Si efectivamente comenzamos a ver un deterioro del Gobierno Federal por la ineptitud de los funcionarios, espero que AMLO asuma las consecuencias y reconozca su error.
                Twitter: @leozuckermann

Pasos de dictadura

Pablo Hiriart, El Financiero, 19 febrero 2019
El linchamiento oficial contra el presidente de la Comisión Reguladora de Energía, Guillermo García Alcocer, es parte del asentamiento de un régimen de aspiración dictatorial.
Están destruyendo uno a uno los contrapesos del poder, que caracterizan a un régimen democrático.
A García Alcocer lo linchan porque le corrigió la plana al presidente López Obrador, con los malos perfiles de sus propuestas para llenar las vacantes que hay en la Comisión Reguladora de Energía (CRE).
La mañana de ayer, ante todos los medios de comunicación y desde Palacio Nacional, el Presidente se hizo acompañar de la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto, y la secretaria de Energía, Rocío Nahle, para hundir moralmente a García Alcocer.
Pero todas las acusaciones resultaron ser falsas o meras presunciones.
El jefe del Estado mexicano quiere intimidar a los organismos autónomos y a quienes se atrevan a decirle que no, que está equivocado, con un linchamiento propio de las dictaduras como la venezolana.
Se le acusa de conflicto de interés porque un hermano de su esposa y un primo hermano de ella, trabajan en empresas del sector energético, y lo instan a que “debería dejar el cargo mientras se hacen las investigaciones”
Irma Eréndira Sandoval afirmó que la CRE autorizó contratos “a una empresa relacionada con sus familiares”, y que, de encontrarse responsable, “podría llegar hasta la inhabilitación, y si se verifica y se prueba, muy probablemente podría salir del cargo”.
¿Cómo que “si se verifica”?
¿A qué fue a Palacio Nacional la señora Sandoval, sin pruebas, pero con acusaciones?
Resulta que uno de los contratos se votó sin la participación del presidente de la CRE, quien se excusó de hacerlo por ese motivo.
Y el otro contrato, en que involucran a un pariente suyo en cuarto grado por afinidad, no trabaja ni tiene injerencia en esa empresa.
Además, en su Declaración de Intereses, desde 2016, García Alcocer puso que tiene dos parientes políticos que trabajan en el sector energético.
Para conflictos de interés, las propuestas de AMLO a la Suprema Corte.
O haber puesto al amigo al frente de Pemex, sin conocimiento de la materia, y un equipo carente de preparación que encendió las alarmas en las calificadoras e inversionistas.
El Presidente echó encima de García Alcocer a la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, encabezada por Santiago Nieto, quien señaló que los parientes políticos del titular de la CRE “podrían haber incurrido en defraudación fiscal”.
Nieto dijo en Palacio Nacional que un hermano de la esposa de García Alcocer tuvo vuelos a El Salvador y Guatemala, “que pueden significar una tipología, en la cual los sujetos son trasladados por la frontera sur del país, ya que se contratan personas para llevar los recursos a Centroamérica con la finalidad de llevarlos a paraísos fiscales y evitar que el dinero sea rastreado”.
¿No que este gobierno ya no iba a espiar?
Y agregó el funcionario de Inteligencia Financiera: “no estamos afirmando, solamente decimos que se trata de una tipología…”
“¿Podrían haber?” “¿Pueden significar?” “¿No estamos afirmando?” “¿Solamente decimos?”
A ver, ¿de qué se trata entonces?
Se trata del uso faccioso de las instituciones del Estado para destruir moralmente a alguien que le dijo que no al Presidente.
Y a través de él mandar un mensaje a todos los integrantes de organismos autónomos: serán pasados por el cuchillo del descrédito si se atreven a contradecir al Presidente o a su partido.
Ya lo hicieron con la titular del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Janine Otálora, que votó en contra de la voluntad del partido del gobierno que pretendía anular las elecciones en Puebla: la forzaron a renunciar, con calumnias y presiones a los más altos niveles.
¿No entendió el mensaje señor García Alcocer?
Ahí le va esta andanada mañanera. ¿Quiere más?
El país se encamina a una dictadura “moderna”, estilo venezolano.
Desaparece el poder de gobernadores de oposición, con estados en manos de “superdelegados” que reparten dinero y apoyos sociales.
Se cuartea la división de poderes, con una Corte que le hace el trabajo obscuro al Ejecutivo y que será tomada por Morena con los nuevos nombramientos.
El Legislativo es todavía un menguado contrapeso, pero los opositores serán devorados en las elecciones intermedias, controladas por el dinero de los superdelegados y el castigo federal a los gobernadores insumisos.
Uno a uno irán doblando a todos los contrapesos del poder. A todos.
Y para los que presten resistencia, ahí estará la maquinaria de triturar reputaciones en las conferencias mañaneras, con todas las instituciones trabajando en su contra, como hicieron con Guillermo García Alcocer.
Han dicho que en tres años tomarán el control del país. Así será.
Y en la segunda mitad del gobierno doblarán a los que hoy se sienten indemnes y callan ante los sonoros pasos de una dictadura en ciernes.

lunes, 18 de febrero de 2019

'Yes men'

Denise Dresser
18 Feb. 2019


Todos callados. Todos disciplinados. Todos, soldados y adelitas del Presidente, escuchando sin cuestionar, oyendo sin chistar, marchando al ritmo del tambor mañanero. Así son las reuniones del Gabinete de Andrés Manuel López Obrador. Así son sus juntas de trabajo: el Presidente propone y su equipo dispone. Da una orden y quienes lo rodean la acatan sin preguntar si viola la ley, cumple con la Constitución, es una mala política pública o tendrá efectos contraproducentes para el País. En este Gobierno no parece haber deliberación; ha sido sustituida por la sumisión. Lo que se precia no es la preparación sino la lealtad, lo que se valúa no es el conocimiento sino la afinidad ideológica. La voluntad para no tener voluntad. La conversión de los colaboradores en una colección de "Yes men". Los que siempre dicen sí.

Sí a la guerra declarada contra los expertos, los analistas, los técnicos, los posgrados, las universidades privadas, el mérito, los datos, la evidencia. Sí a la guerra contra el "expertise". Mientras más educación tengas, más fifí eres. Mientras más experiencia poseas, más corrupto debes haber sido. Mientras más grados acumules, más daño le has hecho a México. Todos los días, desde el púlpito presidencial y desde las dependencias oficiales se manda un mensaje de menosprecio, un dictamen de desprecio, una plétora de prejuicios. Los que se fueron a entrenar al extranjero regresaron con malas mañas. Los que tienen mayor preparación son quienes produjeron la expoliación. Si te preparaste para servir o analizar o educar o hacer investigación en tu país no serás aplaudido; serás colocado en el banquillo de los acusados. Serás crucificado en la plaza pública como miembro de alguna "mafia": científica, social, universitaria, política. La 4T no trata de componer o mejorar a la administración pública. Trata de purgarla. Satanizarla primero para doblegarla después.

Lo lógica es evidente: sustituyamos a los que creemos corruptos o fifís, por los que sabemos son ineptos pero incondicionales. Por eso la baja calidad de las ternas que Rocío Nahle envió para ser comisionados de la Comisión Reguladora de Energía y el ridículo que hicieron. Por eso los currículums irrisorios de nuevos nombramientos en el Conacyt, y la falta de preparación que evidenciaron. Por eso la falta de destreza de los directivos de PEMEX que fueron a presentar el plan de negocios a Nueva York, y las críticas lapidarias que recibieron. Este Gobierno despide a "neoliberales" y contrata a leales; echa a los que saben demasiado y recluta a los que no saben suficiente. El criterio para la contratación no es la capacidad sino la recomendación; no es el grado académico estipulado por la ley sino el apoyo político exigido por el Presidente. No se trata de volver más funcional y eficiente al Estado sino de colonizarlo con los suyos.

En general, encuentro poco útiles las comparaciones entre México y Venezuela, entre AMLO y Chávez; me parecen simplistas y catastrofistas. Pero la crisis allá debería alertar sobre lo que podría pasar acá: el vínculo entre la poca preparación del Gobierno y la mala administración de la economía; los costos de menospreciar a profesionistas y encumbrar a improvisados. La debacle económica venezolana tiene poco que ver con el socialismo y mucho que ver con el amiguismo. El gobierno se fue apropiando de un sector económico tras otro, despidiendo a los técnicos e incorporando a los devotos; sacando a los expertos y designando a los fieles. Apóstoles que no argumentan; se hincan. Soldados que no discrepan; siguen órdenes.

Órdenes como la de comprar pipas en Estados Unidos sin importar el precio, la normatividad o el costo de largo plazo. Órdenes como la de proseguir con los planes para PEMEX -incluyendo la refinería de Dos Bocas- aunque amenacen las finanzas públicas. Órdenes presidenciales basadas en diagnósticos mal hechos, o prejuicios enraizados, o inexperiencia técnica, o información incompleta porque nadie pudo o quiso o tuvo el valor de proveerla. Ese es el resultado de "limpiar" al Gobierno, con la intención de controlarlo en vez de mejorarlo. Ese es el resultado de reemplazar a los capaces por los manipulables, por los sumisos. Un Gobierno que corre el riesgo de tomar malas decisiones, una y otra vez, porque como lo advertía Patton: "si todos están pensando lo mismo, significa que alguien no está pensando".


opinion@mural.com

Neosovietismo

Isabel Turrent
(17-febrero-2019).- Neosovietismo

El materialismo ha
abolido la materia.
No hay nada que ponerse
y nada que comer...

Andréi Bely, 1920


La historia ya pasó por ahí. Y no funciona. López Obrador es tan sólo el último de los líderes políticos estatólatras que han emprendido versiones, blandas o duras, asiáticas, árabes y hasta tropicales del experimento soviético. La tentación del marxismo a la rusa ha tenido una larga vida porque es una respuesta preparada y aplicable a cualquier circunstancia cuando un régimen, democrático o no, empieza a hundirse en el caos político y económico y acaba en lo que parece ser un callejón sin salida.

Muchos críticos han equiparado a LO con los líderes populistas que encabezan ahora democracias iliberales, en países como Turquía, Polonia o Hungría. Pero el nuevo régimen que el Presidente está tratando de establecer a marchas forzadas tiene un sabor a viejo, mucho más parecido al orden soviético del pasado que Cuba y Venezuela reprodujeron a su manera.

Por supuesto que López Obrador no es el primer político en la historia que ha buscado establecer un régimen de un solo partido, una vertical del poder y concentrarlo en el gobierno que encabeza. Tampoco es el primero que persigue consolidar una base de apoyo que le asegure la permanencia en el poder. Para eso no se necesita ser marxista. Pero él y muchos de los que lo rodean padecen una inflexibilidad ideológica que habla de otra versión del neosovietismo. López Obrador parece creer genuinamente que la propiedad privada, la riqueza individual y la innovación empresarial son "inmorales". Eso sí es marxismo soviético.

Ha emprendido su propia lucha de clases, donde el "pueblo bueno" representa al proletariado y el resto, a una burguesía rapaz y explotadora que se opone al cambio: la sociedad civil y sus organizaciones que insisten en mantener su autonomía. En esta lucha de clases sui géneris, todos los organismos autónomos, incluyendo las organizaciones no gubernamentales (ONG), son el enemigo, porque escapan al control del Estado rector, que en el neosovietismo, debe dominar no sólo la política, sino la economía.

Estatizar la economía y el apoyo a las empresas paraestatales -como lo quiere hacer LO con Pemex- eran dos de los puntales del sistema económico de planificación central soviético. El Estado acabó por fijar los precios, las cuotas de producción y los modos de distribución en función de criterios que nada tenían que ver con los costos o la demanda -el libre mercado prácticamente desapareció-. Mantenía la ficción del pleno empleo con sueldos muy bajos ("ellos fingen pagarnos, nosotros fingimos trabajar", decían los obreros) y repartía subsidios e inversiones a los sectores prioritarios para el Estado.

Durante décadas el grueso de la inversión se dirigió a la industria pesada -especialmente la militar- a costa de los consumidores urbanos y los campesinos, porque el régimen alimentaba también -como nuestro Presidente ahora- una utopía autárquica que ni siquiera un país tan rico como la URSS pudo sostener. Cuando a mediados de los sesenta el gobierno soviético cayó en la cuenta de que el descuido y la ideologización de la política agrícola, montada en el dogma de la colectivización, habían provocado una caída del 50% de la productividad en el campo, ni el más gigantesco subsidio agrícola en la historia de la humanidad pudo resolver el problema: la URSS empezó a importar de Occidente millones de toneladas de granos anuales.

Pero eso era sólo parte del problema: la planificación había oxidado los mecanismos económicos. El crecimiento se había desplomado, abundaban los cuellos de botella, la baja productividad y la corrupción, y un mercado negro del 10% del PNB.

El sovietismo económico se convirtió en el reino de la carestía y el desabasto. Las palabras de Bely se volvieron proféticas medio siglo después: el materialismo había abolido a la materia. Lo mismo pasaría con el neosovietismo años después, en Cuba y en Venezuela. Para colmo de males el sistema se volvió alérgico a las reformas: no había manera de cambiar un sector económico sin provocar una reacción caótica en cadena. Los rusos no han podido desmontarlo aún: el Estado reina supremo sobre la economía.

Y también sobre la política, porque el precio del neosovietismo es la libertad: la libertad para crear organismos autónomos -esos que tanto le molestan a LO- y fortalecer una sociedad civil plural que defienda las libertades democráticas y una prensa libre.


opinion@mural.com

viernes, 15 de febrero de 2019

Futuros desempleados


Pablo Hiriart, 15feb19, El Financiero.
Al terminar la presente administración, ¿en qué van a trabajar los periodistas al servicio del gobierno, si no es en su área?
En nada de lo que saben hacer. Su desempleo está garantizado.
O una deportista que saldrá de su encargo en la alta burocracia federal ya en edad madura, ¿qué va a hacer si no es deporte?
Nada. Estará condenada al ostracismo.
El Presidente dice que en la Ley de Austeridad ya se contempla una veda para impedir que los altos funcionarios trabajen en empresas del ramo en que estuvieron involucrados como servidores públicos.
Se trata, dijo, de evitar conflictos de interés.
Bueno, lo expresó con otras palabras: “Y luego pasan chapulines fifís; brincan chapulines conservadores a trabajar a las empresas relacionados con ellos”.
Eso se acabará, expuso el mandatario en la conferencia mañanera del martes, pues tendrán que dejar pasar diez años para trabajar en la iniciativa privada relacionada con su ámbito de desempeño como funcionarios federales.
Se trata de un atentado contra los derechos fundamentales de las personas, consagrados en la Constitución, entre ellos el derecho al trabajo.
Varios de los miembros del gabinete no tendrán problemas, pues ya se encuentran en edad de retiro, tienen su problema económico resuelto, y han tomado la función pública como un favor al proyecto en el que genuinamente creen.
Pero no es el caso de la enorme mayoría de los funcionarios, que al salir del gobierno (porque algún día saldrán) tendrán que trabajar para vivir.
Veamos el caso del periodismo: Sanjuana Martínez, directora general de Notimex, tiene 55 años y dejará el gobierno cuando ya haya cumplido 61 años de edad.
Sanjuana Martínez tendrá que abstenerse de trabajar en periodismo hasta que haya cumplido 71 años. ¿Y de qué va a vivir mientras ello ocurre?
Es, a todas luces, un atropello impedirle a una persona de esa edad que se gane la vida en lo que se la ha ganado siempre: escribiendo para medios privados.
No sólo es un atropello, sino violatorio de la Constitución.
O Paco Ignacio Taibo II, quien se dedicará a la edición y divulgación de libros, en su calidad de director del Fondo de Cultura Económica, no va a poder hacer lo que siempre ha hecho, escribir libros en editoriales privadas y cobrar por ellos.
Taibo II tiene 70 años (11 enero 1949), por lo que dejará el gobierno a los 76. Deberá esperar a cumplir 86 años de edad para volver a publicar en la industria editorial privada.
Si el actual partido gobernante pierde la Presidencia en 2024 a manos de un partido de oposición frontal a Morena (porque habrá elecciones libres, ¿no?), Sanjuana y Taibo II tendrán que morderse la lengua durante ese sexenio completo y casi la totalidad del siguiente.
Es una injusticia que por hacerlo infrinjan la ley cual “chapulines y fifís conservadores”.
Porque algún día se van a ir del poder y volverán a ser oposición. ¿O no?
Ana Gabriela Guevara, nuestra mejor atleta de todos los tiempos, tiene 42 años de edad (los cumple en un par de semanas) y terminará su encargo en la Comisión Nacional del Deporte cuando haya cumplido 48 años de edad.
Deberá esperar, por ley, hasta tener 58 años para volver a trabajar en el deporte con patrocinio privado. No sólo es injusto, sino un desperdicio para el país.
Si por alguna razón Ana Gabriela Guevara, Taibo II y Sanjuana Martínez, entre otros, deciden trabajar en lo que son expertos al terminar el sexenio, lo de menos es que sean considerados “chapulines”, “fifís” y “conservadores” por su ya para entonces ex jefe, sino que violarán la ley.
Habrán cometido un delito y serán, ante la ley, unos delincuentes.
El Presidente dice que les va a regalar un cochinito para que vayan haciendo sus ahorros.
Eso no es justo ni es sensato.
Por ello, entre otras razones, no debe pasar esa iniciativa presidencial.
Viola el derecho al trabajo consagrado en la Constitución.

Sólo incondicionales


15 Feb. 2019, Sergio Sarmiento.

"Al demostrar a los fanáticos que se equivocan, no hay que olvidar que se quieren equivocar".

André Maurois
 
 
Hay una lógica detrás de la aparente insensatez. Andrés Manuel López Obrador está buscando crear condiciones para que solo sus incondicionales ocupen cargos públicos.

Con el argumento de que ya se acabó la "burocracia dorada" y "no va a haber gobierno rico con pueblo pobre", el Presidente busca reducir el atractivo del servicio público para los más capacitados. Para eso recorta remuneraciones de los altos funcionarios y elimina prestaciones como el seguro de gastos médicos privado. El ahorro es pequeño, pero el propósito es garantizar que solo los incondicionales se queden.

La disminución de las percepciones de los funcionarios ha sido políticamente popular, pero "pasará a ser un grave error", según Ricardo Hausmann de la Universidad Harvard. "Desgraciadamente, AMLO no se va a dar cuenta de eso hasta pasados varios años y para entonces el daño sufrido por México será enorme".

"Los gobiernos pagan a sus empleados significativamente más en promedio que el sector empresarial privado, porque [los] servicios gubernamentales [...] suelen exigir una formación más alta". En 2012, los sueldos del sector público mexicano eran 13.5 por ciento superiores al sector privado, pero también menos desiguales: los bajos eran más altos y los altos más bajos que en las empresas privadas. Por eso tanta gente busca los puestos públicos de bajo nivel, al grado que hay compra de plazas, mientras que los altos no son tan atractivos y el gobierno tiene problemas para reclutar y mantener a personal altamente capacitado. La compactación que está ordenando López Obrador incrementará todavía más el atractivo en los bajos niveles, lo que explica, por ejemplo, por qué hay tantos aspirantes a manejar pipas de gasolina a 29 mil pesos al mes más prestaciones, pero reducirá la capacidad de atraer personal de alto nivel.

Al contrario de lo que sugiere Hausmann, López Obrador no está cometiendo un simple error, sino que está aplicando una estrategia diseñada para asegurar que los funcionarios estén comprometidos con él. Con las nuevas reglas, solo los ricos, los que tienen apartamentos en Houston o fortunas acumuladas, y los subcalificados podrán darse el lujo de trabajar para el gobierno en puestos altos. No sorprende que Edith Arrieta Meza, una licenciada en moda de la Universidad Jannette Klein, haya sido nombrada subdirectora de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad del Conacyt o que el ahora ex subdirector de Comunicación del Conacyt, David Alexir Ledesma, tenga sólo estudios de tercer semestre de comunicación; tampoco que Jorge Amaya, candidato a la Comisión Reguladora de Energía, no haya sabido responder a una pregunta de la senadora Xóchitl Gálvez sobre qué es un CEL, un Certificado de Energía Limpia, y haya pensado que se refería a un teléfono celular; o que el Presidente haya propuesto a un joven miembro de su Ayudantía, Ángel Carrizales, como comisionado para la CRE.

Ampliar de uno a 10 años la veda durante la cual un funcionario no puede ser contratado por una empresa privada de su ramo no es tampoco una ocurrencia. El propósito es lograr que los especialistas altamente preparados no consideren la posibilidad de incorporarse al sector público. Nadie realmente calificado puede dejar de trabajar 10 años en su campo de especialidad.

El Presidente sabe exactamente lo que quiere. No le interesa contratar a los mejores; los prefiere mediocres, o independientemente ricos, pero comprometidos al 100 por ciento con su causa política.

 
 
MORALIDAD
 
"Puede que no sea ilegal, pero es una inmoralidad, sin duda". Esto dijo ayer AMLO después de que varios ex funcionarios demostraron que no han violado la ley al trabajar en el sector privado. Claro que la moralidad, en contraste con la ley, es subjetiva.

 
 
@SergioSarmiento