viernes, 5 de diciembre de 2014

Morena: negocio redondo

Rubén CortésRubén Cortés
 
Rubén Cortés
 
 
Rubén Cortés
 
Los últimos dos meses y medio resultaron fructíferos para Morena: se quitó de encima la responsabilidad política de su líder en el caso Iguala, y sus jóvenes militantes lograron estancar la huelga del IPN “hasta que aparezcan vivos” los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos.
Con excelente maestría para manejar redes y opinión pública Morena consiguió ocultar que el caso Iguala terminó mal porque AMLO desoyó denuncias de perredistas contra José Luis Abarca por sus vínculos con el crimen organizado.
A las acusaciones hechas en público, en Iguala, durante su campaña presidencial de 2012, AMLO respondió: “Apoyen a todos nuestros candidatos, apóyenlos. Hay diferencias, yo lo sé. Pero eso es parte de la democracia. La dictadura no es así, es imposición, pensamiento único”.
Y Abarca conservó la candidatura del PRD. Ganó la alcaldía y, el 26 de septiembre pasado, ordenó al crimen organizado que desapareciera a 43 estudiantes que iban a sabotear el acto en el que su esposa, consejera del PRD, anunciaría su intención de sucederlo en 2015.
Como candidato presidencial, AMLO decidió las candidaturas y fue por sus propios compañeros de partido que supo la relación de Abarca con el narcotráfico. El mismo Alejandro Encinas, a quien AMLO hizo senador plurinominal, asegura que Abarca es un asesino:
“Abarca participó en el secuestro y asesinato de cuatro miembros del PRD, entre ellos Justino Carvajal Salgado, primer síndico, asesinados personalmente por el señor Abarca, pero la Procuraduría del Estado, los gobiernos estatal y federal (todos perredistas) los mantuvieron impunes”.
Sin embargo, en estos dos meses y medio, Morena logró endosar al gobierno federal la factura del caso Iguala. Ejemplos fehacientes son las marchas diarias en todo el país: ningún reclamo menciona a Abarca ni al PRD o AMLO, todos denuncian al gobierno federal.
Más aún, Morena colocó el caso Iguala entre las exigencias de los huelguistas del IPN al gobierno federal, al incluir “la presentación con vida de los 43 normalistas desaparecidos” por orden de sus militantes Ubaldo Oropeza, Ricardo Che y Adrián Alvarado, quienes lideran el paro.
El 30 de septiembre el secretario de Gobernación les ofreció la solución en media hora, a lo que respondieron que ellos serían quienes impondrían los tiempos. Desde entonces el gobierno cumplió todas sus exigencias y más aún. Pero en realidad nunca han pretendido que el IPN reinicie clases.
La orden que tenían, en principio, era extender el conflicto hasta empatarlo al menos con el inicio del proceso electoral 2015, y enrarecer el ambiente en favor de Morena. Pero la desaparición de 43 normalistas modificó el plan: de ninguna manera levantar la huelga hasta que aparezcan.
Es decir, en apenas cinco meses como partido, Morena tiene por el mango la sartén de la política doméstica. ¡Chapeau!
ruben.cortes@razon.com.mx
Twitter:
 @ruben_cortes

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