martes, 9 de diciembre de 2014

Estudiantes de Ayotzinapa, carne de cañón

Pablo Hiriart

Es plenamente entendible el enojo de los padres de los normalistas de Ayotzinapa, y en su muy justificada ira por las evidencias de un asesinato múltiple, reparten culpas a diestra y siniestra. Es su desahogo y merecen respeto.

Hay algo, sin embargo, que no se entiende: ¿por qué eluden mencionar entre los culpables a los dirigentes de la normal Isidro Burgos, que mandaron a sus hijos al matadero?

Eran estudiantes de primer ingreso, y los líderes de la escuela los hicieron ir a Iguala, que está a más de dos horas de distancia por carretera, para no volver jamás.

¿Por qué los mandaron a Iguala? Cualquier padre desearía saber eso.
Los padres de los normalistas han dicho que sus hijos tenían el anhelo de ser profesores rurales, enseñar a otros y salir de la pobreza.

Pero en lugar de estar estudiando, líderes de la normal los mandaron a robar camiones y dirigirse a Iguala.

Hay una gran responsabilidad de los dirigentes de la normal Isidro Burgos en la desaparición y muerte de los estudiantes.

Si a los vándalos de la Coordinadora magisterial de Guerrero les interesara hacer justicia por la muerte de 46 normalistas, estarían pidiendo la aprehensión de quienes mandaron a los estudiantes a Iguala.

Pero a ellos no les conviene que se sepa la verdad, porque lo que desencadenó la tragedia fue un pleito entre organizaciones de izquierda.

Es más fácil gritar “fue el Estado” y “fuera Peña”, que exigir una investigación rigurosa, como lo está haciendo el procurador Murillo.

Al contrario, piden la destitución de Murillo Karam, que es la única autoridad que ha dado resultados en esta complicada investigación.

¿Por qué quieren que se vaya Murillo? Ha realizado una investigación casi impecable, con los autores intelectuales presos y varios de los autores materiales también tras las rejas. Hay casi un centenar de detenidos, habrá más, y quieren que se vaya.

No les conviene que Murillo siga en el cargo, porque si se esclarece por completo la tragedia de los normalistas se quedan sin banderas.

Prefieren la confusión, que el caso no se cierre nunca, para seguir gritando que el Estado es inepto y “fuera Peña”.

A los estudiantes los mandaron a secuestrar camiones y luego dirigirse a más de 200 kilómetros de distancia para boicotear el evento de la esposa del alcalde del municipio de Iguala.

Ella era aspirante a suceder a su marido en el cargo, y los dirigentes de Ayotzinapa no la querían en ese puesto.

La carne de cañón fueron los normalistas que ni siquiera sabían adónde iban, pero cumplían con las órdenes de sus líderes de la normal Isidro Burgos.

Resultó que el alcalde de Iguala y su esposa eran socios de un cártel de criminales que no vacilaron en matar a los estudiantes de una manera extremadamente cruel.

¿Tienen responsabilidad los dirigentes de Ayotzinapa en este crimen?
Desde luego que sí. Por eso la investigación del procurador Murillo es “casi” impecable. Faltan los líderes que mandaron a los normalistas a la muerte.

Estelas
La propaganda de Morena dice que “fue el Estado”, porque en el crimen participaron policías, y éstos representan al Estado. Y como Peña Nieto es el jefe del Estado, el culpable es él. Se trata de un silogismo absurdo, engañabobos. Que asuman su responsabilidad por apoyar al criminal Abarca.

Twitter: @PabloHiriart

No hay comentarios:

Publicar un comentario