JAQUE MATE / Sergio Sarmiento
01 Dic. 2014
"El poder puede cambiar de manos, pero no de mañas".
Hugo García Michel
ENSENADA, B.C.- La condena a Enrique Peña Nieto por los hechos de Iguala del 26 y 27 de septiembre me parece injusta. El Presidente no mandó a los normalistas de Ayotzinapa a Iguala a botear o a reventar un acto de la primera dama municipal. Tampoco dio la orden de detener a los estudiantes. No encabezó a la policía municipal cuando disparó contra los estudiantes ni cuando los secuestró y los llevó a Cocula para entregarlos a Guerreros Unidos para su ejecución. Lo más importante de todo, sin embargo, es que Peña Nieto no empezó esta absurda guerra contra el narco que no ha traído a México más que violencia.
Hasta donde puedo ver, la investigación de la Procuraduría General de la República sobre los hechos de Iguala ha sido correcta y eficiente. En una pesquisa que encabezó personalmente el procurador Jesús Murillo Karam, y en un país en que el 98 por ciento de los crímenes no se resuelven, la PGR parece haber definido a detalle qué ocurrió y cómo. Más de 70 personas han sido detenidas, algunas de las cuales han confesado su participación. Entre los detenidos están el ex presidente municipal de Iguala, el perredista José Luis Abarca, y los dirigentes de Guerreros Unidos.
El caso de los normalistas, sin embargo, se ha convertido en una bandera, en un esfuerzo por forzar la renuncia de Peña Nieto. Me parece inmoral que se emplee la muerte de unos jóvenes para promover un movimiento político. Cientos de miles han salido a las calles a protestar, a robar vehículos de transporte, a tomar carreteras, a cobrar cuotas en casetas de peaje y a incendiar edificios públicos. La respuesta de Peña Nieto ha sido un nuevo e incoherente plan de seguridad.
El gobierno actual tiene una responsabilidad mucho mayor en el fracaso por disminuir la inseguridad pública, pero es una responsabilidad compartida con gobiernos anteriores federales, estatales y municipales. El esfuerzo por demostrar que terminó la crisis de violencia porque ha disminuido la tasa de homicidios dolosos parece una burla. México sigue teniendo 22 mil homicidios al año y hay otros 22 mil desaparecidos en los últimos años cuyos cuerpos surgen en fosas clandestinas.
También es responsabilidad del gobierno el estancamiento de la economía nacional. En este 2014 se previó originalmente una tasa de crecimiento de 3.9 por ciento, pero estamos terminando con poco más de 2 por ciento. La culpa no es de Estados Unidos, que ha crecido bastante y ha permitido un aumento vigoroso de las exportaciones no petroleras mexicanas, sino de un aumento de impuestos que ha quitado recursos a los mexicanos y ha multiplicado los excesos y desvíos del ineficiente gasto gubernamental. Algunas de las reformas estructurales, como la energética y la de telecomunicaciones, generarán mayores inversiones en el futuro, pero el aumento de impuestos y la ausencia de una real reforma hacendaria han golpeado el consumo interno.
Peña Nieto enfrenta una crisis de imagen. La Casa Blanca de su esposa ha sido un poderoso golpe. El principal problema es que el predio y la vivienda estaban siendo adquiridos con un crédito no comercial de un importante proveedor gubernamental.
El Presidente ha empeorado las cosas con una pésima política de comunicación. Los valiosísimos tiempos tomados de la radio y televisión han sido desperdiciados en campañas que no tienen ni impacto ni recordación en un momento en que la sociedad exige explicaciones de cuestionamientos de fondo.
A dos años de distancia el presidente Peña Nieto se hunde en una gran crisis. No sé realmente cómo saldrá de ella. Quizá su única ventaja es que los partidos de oposición están tan debilitados y desprestigiados que no se ve claro quién sacará provecho de los errores del gobierno.
SIN IVA
Nuestros impuestos están trabajando. Este pasado fin de semana los comercios de la frontera sur de Estados Unidos se llenaron de mexicanos que buscaban mejores precios. A ellos no se les cargó el IVA mexicano de 16 por ciento.
@SergioSarmiento
Hugo García Michel
ENSENADA, B.C.- La condena a Enrique Peña Nieto por los hechos de Iguala del 26 y 27 de septiembre me parece injusta. El Presidente no mandó a los normalistas de Ayotzinapa a Iguala a botear o a reventar un acto de la primera dama municipal. Tampoco dio la orden de detener a los estudiantes. No encabezó a la policía municipal cuando disparó contra los estudiantes ni cuando los secuestró y los llevó a Cocula para entregarlos a Guerreros Unidos para su ejecución. Lo más importante de todo, sin embargo, es que Peña Nieto no empezó esta absurda guerra contra el narco que no ha traído a México más que violencia.
Hasta donde puedo ver, la investigación de la Procuraduría General de la República sobre los hechos de Iguala ha sido correcta y eficiente. En una pesquisa que encabezó personalmente el procurador Jesús Murillo Karam, y en un país en que el 98 por ciento de los crímenes no se resuelven, la PGR parece haber definido a detalle qué ocurrió y cómo. Más de 70 personas han sido detenidas, algunas de las cuales han confesado su participación. Entre los detenidos están el ex presidente municipal de Iguala, el perredista José Luis Abarca, y los dirigentes de Guerreros Unidos.
El caso de los normalistas, sin embargo, se ha convertido en una bandera, en un esfuerzo por forzar la renuncia de Peña Nieto. Me parece inmoral que se emplee la muerte de unos jóvenes para promover un movimiento político. Cientos de miles han salido a las calles a protestar, a robar vehículos de transporte, a tomar carreteras, a cobrar cuotas en casetas de peaje y a incendiar edificios públicos. La respuesta de Peña Nieto ha sido un nuevo e incoherente plan de seguridad.
El gobierno actual tiene una responsabilidad mucho mayor en el fracaso por disminuir la inseguridad pública, pero es una responsabilidad compartida con gobiernos anteriores federales, estatales y municipales. El esfuerzo por demostrar que terminó la crisis de violencia porque ha disminuido la tasa de homicidios dolosos parece una burla. México sigue teniendo 22 mil homicidios al año y hay otros 22 mil desaparecidos en los últimos años cuyos cuerpos surgen en fosas clandestinas.
También es responsabilidad del gobierno el estancamiento de la economía nacional. En este 2014 se previó originalmente una tasa de crecimiento de 3.9 por ciento, pero estamos terminando con poco más de 2 por ciento. La culpa no es de Estados Unidos, que ha crecido bastante y ha permitido un aumento vigoroso de las exportaciones no petroleras mexicanas, sino de un aumento de impuestos que ha quitado recursos a los mexicanos y ha multiplicado los excesos y desvíos del ineficiente gasto gubernamental. Algunas de las reformas estructurales, como la energética y la de telecomunicaciones, generarán mayores inversiones en el futuro, pero el aumento de impuestos y la ausencia de una real reforma hacendaria han golpeado el consumo interno.
Peña Nieto enfrenta una crisis de imagen. La Casa Blanca de su esposa ha sido un poderoso golpe. El principal problema es que el predio y la vivienda estaban siendo adquiridos con un crédito no comercial de un importante proveedor gubernamental.
El Presidente ha empeorado las cosas con una pésima política de comunicación. Los valiosísimos tiempos tomados de la radio y televisión han sido desperdiciados en campañas que no tienen ni impacto ni recordación en un momento en que la sociedad exige explicaciones de cuestionamientos de fondo.
A dos años de distancia el presidente Peña Nieto se hunde en una gran crisis. No sé realmente cómo saldrá de ella. Quizá su única ventaja es que los partidos de oposición están tan debilitados y desprestigiados que no se ve claro quién sacará provecho de los errores del gobierno.
SIN IVA
Nuestros impuestos están trabajando. Este pasado fin de semana los comercios de la frontera sur de Estados Unidos se llenaron de mexicanos que buscaban mejores precios. A ellos no se les cargó el IVA mexicano de 16 por ciento.
@SergioSarmiento
Leer más: http://www.mural.com/aplicaciones/editoriales/editorial.aspx?id=51110#ixzz3Kea8sgDr
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