JAQUE MATE / Sergio Sarmiento
08 Dic. 2014
"Quienquiera de nosotros que muera como mártir irá al paraíso".
Muhammad
Al final tenía razón el padre Alejandro Solalinde. Tenía razón también el procurador Jesús Murillo Karam. De hecho, todos teníamos razón. Los muchachos de Ayotzinapa sí fueron secuestrados en Iguala y llevados a Cocula para ser ejecutados.
¿Por qué, entonces, se mantuvo el engaño? ¿Por qué preservar y reiterar el lema "Vivos se los llevaron, vivos los queremos"? ¿Por qué cuestionar tan severamente al padre Solalinde cuando simplemente adelantó la verdad, que los normalistas habían sido ejecutados y quemados?
Y ¿por qué declarar ahora que "No le lloraremos a Alexander"? No lo dijeron sus propios padres, es verdad, quienes sin duda han llorado la muerte de su hijo, pero sí otro padre de una víctima, Felipe de la Cruz, el 6 de diciembre. ¿Es malo verter lágrimas por el homicidio de un ser humano, llorar por la muerte de un hijo?
Sí, porque Alexander Mora Venancio ya no es Alexander. Murió a los 21 años cumpliendo lealmente las órdenes del Comité de Lucha de la Normal Rural de Ayotzinapa. Se le instruyó a que fuera con sus compañeros a Iguala, en autobuses robados, a botear y reventar un festejo de la primera dama del municipio. Pero hoy es un nuevo mártir de la causa. "Su caída va a florecer en la revolución -declaró este sábado De la Cruz-. Que sepa, dondequiera que esté, que vamos a hacer justicia".
¿Justicia? ¿Qué es justicia? Si un hijo mío hubiera sido asesinado, yo sí lloraría. El llanto no es expresión de debilidad política sino de dolor... y nada duele más que la muerte de un hijo. Pero también demandaría justicia. Exigiría que el Estado detuviera y sancionara a los culpables. El problema es que esto ya ha ocurrido en el caso de los normalistas. Hay 80 detenidos con claras pruebas en su contra. El movimiento, sin embargo, no puede aceptarlo... porque sería reconocer que el Estado no es el responsable.
¿Justicia es pedir la renuncia de Peña Nieto o Jesús Murillo Karam? ¿A cuenta de qué? ¿Mataron a los muchachos? ¿Los entregaron a Guerreros Unidos? ¿Es justicia exigir que "florezca la revolución"?
Ahora nos dicen que, aunque Alexander esté muerto, la lucha continúa para que los otros 42 sean entregados vivos por el gobierno federal. Pero, ¿realmente alguien piensa que Peña Nieto tiene a los normalistas ocultos en alguna mazmorra clandestina, que aunque Alexander haya sido ejecutado en Cocula los otros 42 están retenidos?
¿No es más lógico pensar que el movimiento de Ayotzinapa pide lo imposible para después acusar al gobierno de no cumplir? Exigir que el gobierno federal entregue con vida a los normalistas que nunca se llevó parece una forma de pedir lo que nadie puede dar. Yo supongo que Peña Nieto tiene algunas virtudes, como cualquier ser humano, pero entre ellas no creo esté la facultad de resucitar a los muertos.
No me sorprende que el movimiento de Ayotzinapa pida, en lugar de la justicia que merecen las familias, que la revolución florezca. Ayotzinapa es una escuela dedicada a la revolución. En sus muros no se exhiben las efigies de Madero o Juárez sino las del Che Guevara y el subcomandante Marcos. Sus clases están hechas para adoctrinar a los normalistas en las virtudes de la revolución, aquella por la que pelearon Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, para que ellos a su vez puedan instruir a los niños de las comunidades rurales. Como las madrasas fundamentalistas islámicas o las escuelas de los evangelistas, el propósito de Ayotzinapa es impulsar la fe.
Y toda fe necesita mártires. Alexander ya ha sido elevado a los altares del movimiento. Por eso no hay que llorar por él. Su muerte hará que florezca la revolución. Otros 42 mártires pronto se unirán al nuevo santoral.
· LE GUSTE O NO
Jesús Rodríguez Almeida fue obligado a renunciar como secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal por haber defendido la actuación de sus policías el 20 de noviembre, "le guste a quien le guste". Me parece una pésima señal para los policías de la ciudad.
@SergioSarmiento
Muhammad
Al final tenía razón el padre Alejandro Solalinde. Tenía razón también el procurador Jesús Murillo Karam. De hecho, todos teníamos razón. Los muchachos de Ayotzinapa sí fueron secuestrados en Iguala y llevados a Cocula para ser ejecutados.
¿Por qué, entonces, se mantuvo el engaño? ¿Por qué preservar y reiterar el lema "Vivos se los llevaron, vivos los queremos"? ¿Por qué cuestionar tan severamente al padre Solalinde cuando simplemente adelantó la verdad, que los normalistas habían sido ejecutados y quemados?
Y ¿por qué declarar ahora que "No le lloraremos a Alexander"? No lo dijeron sus propios padres, es verdad, quienes sin duda han llorado la muerte de su hijo, pero sí otro padre de una víctima, Felipe de la Cruz, el 6 de diciembre. ¿Es malo verter lágrimas por el homicidio de un ser humano, llorar por la muerte de un hijo?
Sí, porque Alexander Mora Venancio ya no es Alexander. Murió a los 21 años cumpliendo lealmente las órdenes del Comité de Lucha de la Normal Rural de Ayotzinapa. Se le instruyó a que fuera con sus compañeros a Iguala, en autobuses robados, a botear y reventar un festejo de la primera dama del municipio. Pero hoy es un nuevo mártir de la causa. "Su caída va a florecer en la revolución -declaró este sábado De la Cruz-. Que sepa, dondequiera que esté, que vamos a hacer justicia".
¿Justicia? ¿Qué es justicia? Si un hijo mío hubiera sido asesinado, yo sí lloraría. El llanto no es expresión de debilidad política sino de dolor... y nada duele más que la muerte de un hijo. Pero también demandaría justicia. Exigiría que el Estado detuviera y sancionara a los culpables. El problema es que esto ya ha ocurrido en el caso de los normalistas. Hay 80 detenidos con claras pruebas en su contra. El movimiento, sin embargo, no puede aceptarlo... porque sería reconocer que el Estado no es el responsable.
¿Justicia es pedir la renuncia de Peña Nieto o Jesús Murillo Karam? ¿A cuenta de qué? ¿Mataron a los muchachos? ¿Los entregaron a Guerreros Unidos? ¿Es justicia exigir que "florezca la revolución"?
Ahora nos dicen que, aunque Alexander esté muerto, la lucha continúa para que los otros 42 sean entregados vivos por el gobierno federal. Pero, ¿realmente alguien piensa que Peña Nieto tiene a los normalistas ocultos en alguna mazmorra clandestina, que aunque Alexander haya sido ejecutado en Cocula los otros 42 están retenidos?
¿No es más lógico pensar que el movimiento de Ayotzinapa pide lo imposible para después acusar al gobierno de no cumplir? Exigir que el gobierno federal entregue con vida a los normalistas que nunca se llevó parece una forma de pedir lo que nadie puede dar. Yo supongo que Peña Nieto tiene algunas virtudes, como cualquier ser humano, pero entre ellas no creo esté la facultad de resucitar a los muertos.
No me sorprende que el movimiento de Ayotzinapa pida, en lugar de la justicia que merecen las familias, que la revolución florezca. Ayotzinapa es una escuela dedicada a la revolución. En sus muros no se exhiben las efigies de Madero o Juárez sino las del Che Guevara y el subcomandante Marcos. Sus clases están hechas para adoctrinar a los normalistas en las virtudes de la revolución, aquella por la que pelearon Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, para que ellos a su vez puedan instruir a los niños de las comunidades rurales. Como las madrasas fundamentalistas islámicas o las escuelas de los evangelistas, el propósito de Ayotzinapa es impulsar la fe.
Y toda fe necesita mártires. Alexander ya ha sido elevado a los altares del movimiento. Por eso no hay que llorar por él. Su muerte hará que florezca la revolución. Otros 42 mártires pronto se unirán al nuevo santoral.
· LE GUSTE O NO
Jesús Rodríguez Almeida fue obligado a renunciar como secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal por haber defendido la actuación de sus policías el 20 de noviembre, "le guste a quien le guste". Me parece una pésima señal para los policías de la ciudad.
@SergioSarmiento
Leer más: http://www.reforma.com/aplicaciones/editoriales/editorial.aspx?id=51598#ixzz3LRvkBKPy
No hay comentarios:
Publicar un comentario