El inocente Sandino Bucio

El inocente Sandino Bucio Manuel López San Martín

Partamos de la base de que nadie —así se trate del peor delincuente— puede ser detenido como el estudiante Sandino Bucio Dovalí lo fue el viernes pasado en las inmediaciones de Ciudad Universitaria. El joven fue subido a golpes a un auto particular, luego de ser encañonado por hombres vestidos de civil que jamás se identificaron como miembros de alguna procuraduría o agencia de investigación. En un país de leyes, donde el Estado de derecho impera, debe salvaguardarse siempre el debido proceso. Por eso es plausible que los cuatro agentes de la Policía Federal que participaron en la detención —que estuvo fuera de todo protocolo y marco jurídico— hayan sido separados de sus cargos. También sus jefes inmediatos y quienes les dieron la orden de actuar con semejante brutalidad deberían de estar lejos de una responsabilidad pública. Con la misma velocidad con la que circuló el video donde Sandino fue detenido, comenzaron a correr imágenes que no dejan lugar a dudas: el joven que se hizo pasar por blanca palomita, es un vándalo consumado. El estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, lo mismo fabrica que lanza bombas molotov. Y lo hace para lastimar, ¿si no para qué? Sandino gusta de contribuir a generar caos en medio de la turba. Lo hace desde la cobardía del anonimato, encapuchado para perderse en medio del grupo anarquista del que forma parte y con el que ha participado en los disturbios ocurridos el pasado 20 de noviembre en las inmediaciones del Aeropuerto Internacional de la ciudad de México, además del enfrentamiento en el Zócalo capitalino el 8 de noviembre. Bucio Dovalí está plenamente identificado por la División de Inteligencia de la Policía Federal, como uno de los implicados en los ataques que sufrieron uniformados en ambos eventos, según consta en el informe PF/DI/COE/2735/2014. En el expediente se lee lo que las imágenes corroboran: Sandino “arrojó artefactos explosivos” a las afueras de Palacio Nacional el pasado 8 de noviembre. Por otra parte, en el reporte de los hechos del 20 del mismo mes se lee que cuando los policías comenzaron a replegar a los manifestantes, Bucio Dovalí corrió “y lo perdieron de vista”. Así que Sandino sí fue detenido de manera inadecuada, pero es responsable de los delitos que se le imputan. Y deberá pagar por ellos. El estudiante universitario, que participó en el movimiento #YoSoy132, forma parte del grupo de vándalos que mantienen secuestrado desde hace 15 años el auditorio Justo Sierra de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y que, como hemos consignado en reiteradas ocasiones en este espacio, desde ahí planea y ejecuta actos vandálicos en movilizaciones con el único objetivo de sembrar violencia, lastimando lo mismo a ciudadanos y autoridades, que vandalizando inmuebles. Las imágenes no dejan mentir. Bucio Dovalí debe ser detenido y procesado. Y a él le deberán seguir otros que han vuelto costumbre la provocación, agresión y violencia.   Off the record... Antes de correr la misma suerte que su ex compañero de partido y equipo Edgar Borja —descubierto en presuntos actos de corrupción—, la diputada del PAN en la ALDF, Priscila Vera, fue a buscar cobijo con el jefe delegacional de Benito Juárez, Jorge Romero. Su cálculo no es errado para conseguir su objetivo: ser diputada federal a partir de 2015. Su grupo político —encabezado por el ex líder del PAN-DF, Obdulio Ávila, va a la baja— y en el bando de Romero escasean las mujeres para cumplir la cuota de género. Sería un ganar-ganar, pues.  En boca cerrada... “Detenidos en marcha están plenamente identificados”. El secretario de Gobierno del DF, Héctor Serrano, señaló que a las tres personas que fueron detenidas, tras participar en actos vandálicos luego de la marcha pacífica del pasado lunes, se les decomisaron artefactos con los que pretendían causar más daños. Twitter: @MLopezSanMartin http://razon.com.mx/spip.php?page=columnista&id_article=238345