Lo único que no se puede hacer es dejar la instrucción de varios estados en manos de vándalos con una agenda que nada tiene que ver con la educación.
Jorge Fernández Menéndez 06/02/2015 02:55
Nada es más desestabilizador para la política nacional que las acciones de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y sus distintos aliados, que van desde organizaciones de base de grupos armados hasta movimientos como el que se ha vuelto a registrar en estos días en el Instituto Politécnico Nacional.
En ningún lugar el verdadero objetivo de estos grupos se ha puesto tanto de manifiesto como en Guerrero, donde el fin real, explícito, es que no haya elecciones, que no haya un poder constituido legalmente para que ese poder radique en “el pueblo”, o sea, en ellos mismos, en los grupos de la CETEG (la filial guerrerense de la CNTE). Allí tienen, incluso, su brazo armado en los grupos de autodefensa, que en realidad están relacionados íntimamente con el ERPI; controlan las normales rurales como la de Ayotzinapa; en las áreas de seguridad se asegura que tienen relación con algunos grupos criminales como Los Rojos, y manipulan, colocando como falsas víctimas a dirigentes suyos, a los familiares de los jóvenes desaparecidos en Iguala.
En los últimos días han escalado los enfrentamientos, con golpizas en Michoacán a padres de familia opuestos a sus dictados; han tomado en Guerrero las mismas oficinas públicas en las que estaban en reunión con las autoridades educativas; han secuestrado en Oaxaca a maestros de la sección 59 (que es parte del SNTE, no de la Coordinadora); una lista interminable de actos de vandalismo.
En unos días, el 26 de febrero, se cumplirán dos años de la detención deElba Esther Gordillo, un golpe más político que legal, que le granjeó simpatías a la entonces entrante administración Peña. Aquí dijimos entonces (y lo escribimos en el libro La élite y la raza, publicado por Taurus en diciembre de 2012), y lo hemos reiterado muchas veces, que por supuesto que el manejo de recursos de Gordillo era para muchos escandaloso y para otros cuestionable (aunque hasta el día de hoy el SNTE no ha presentado una sola denuncia por malos manejos de su exlideresa, lo que en los hechos tiene frenados los procesos en su contra), pero que en términos de la Reforma Educativa, Gordillo era una aliada, no una enemiga y que por supuesto para sacar esa reforma había que apoyarse en el sindicato nacional y marginar a la Coordinadora, que era el verdadero enemigo de la misma.
Alguien en la administración federal decidió que había que hacer exactamente lo contrario: se detuvo a Gordillo, se mantuvo durante mucho tiempo al margen al sindicato nacional dirigido ahora por Juan Díaz de la Torre y se otorgaron concesiones inéditas a los grupos de la Coordinadora (como negociar directamente con ellos en la Ciudad de México, cuando su ámbito de influencia es local, y la única interlocución federal siempre se había dado con el sindicato nacional). En otras palabras se marginó a más del 90% de los maestros para atender la agenda de poco menos del 10 por ciento.
Con el paso de los meses las cosas han cambiado en muchos aspectos de esa relación, pero lo que queda claro es que cualquiera que haya sido la estrategia en torno a la Coordinadora, es y ha sido un fracaso: el grupo es cada día más beligerante, tiene al borde de la ingobernabilidad un estado y emprende acciones desestabilizadoras constantes en por lo menos otros dos, está en el corazón de los mayores problemas políticos que vive este gobierno. Y, como consecuencia, la aplicación de la Reforma Educativa es incompleta, se ha perdido control y se ha debilitado la relación con un gremio como el magisterial, clave desde siempre para las distintas administraciones federales, priistas o panistas.
Nadie sabe qué sucederá en el futuro inmediato con la Coordinadora y todos sus satélites, legales e ilegales, pero sin duda, para implementar la Reforma Educativa se debe apelar mucho más a los maestros. Por supuesto que se los debe evaluar, censar, transparentar nóminas, calificar y actualizar sus conocimientos, pero lo único que no se puede hacer es dejar la instrucción de varios estados en manos de vándalos con una agenda que nada tiene que ver con la educación y cuyo objetivo es destruir el sistema político. La lucha política por sacar adelante la reforma, acabar con la impunidad y ganarse a la mayoría de maestros en los estados ocupados por la Coordinadora, la debe dar el gobierno y para eso necesita al sindicato nacional. Y en ese camino deberán hacer justicia, pero, además, rectificar muchos errores.
Sin derechos e inhumanos
Paloma Ruiz es una comunicadora conocida por todos los que estamos en esto desde hace años. Trabajó, como antes en muchos otros espacios, en la CNDH hasta el cambio de titular de esa dependencia. Desgraciadamente Paloma se ha visto aquejada de un cáncer muy agresivo y para tratarse requiere del seguro médico que le daba la Comisión. Pues bien, en pleno tratamiento, la CNDH decidió cancelar su seguro y dejarla sin tratamiento y sin resguardo alguno. Es una violación a sus derechos, y es un acto descaradamente inhumano.
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