viernes, 21 de septiembre de 2012

La inocencia de los musulmanes

      Jueves 20 de Sep del 2012:
Benjamín Ayala
En memoria de Hussein Triki.

Francis Fukuyama se ha equivocado rotundamente: El Fin de la Historia dejó de ser un pensamiento dominante en occidente y, como todos los pensamientos que olvidan la fuerza motora del hombre –que es quien finalmente hace la historia-, ha pasado a ser parte de la mitología sacralizada del liberalismo económico y su creación máxima, la democracia electorera. El hombre, siempre el hombre, a la manera de Carlyle, es quien decide y decidirá siempre, incluso en su relación con Dios, la continuación o interrupción de la historia.

La historia corre a una velocidad vertiginosa, nacimiento y muerte casi se confunden en lo que en verdad es un espacio infinitesimal de la historia humana. El fracaso del mundo “unipolar” dirigido por Estados Unidos y regenteado por Israel, con el sistema político-económico que soporta a ambos cae lentamente a pedazos y sus sustentos son cada día menos creíbles y vendibles a una sociedad cuya globalidad la hace más vulnerable, pero a la vez más informada y, por lo tanto, reacia a la agresión y a las nuevas maneras de colonización, tanto intelectual como económica e ideológica.

La Inocencia de los Musulmanes (llamada antes Los Guerreros del Desierto y la Inocencia de Bin Laden, casualmente) es una película que se inserta en el devenir histórico estratégico, para apalancar la pretensión hegemónica de Israel en el oriente medio y cuya visión de largo plazo estriba en la creación del gran Estado de Isarel, estable y fortificado, incluso, con bomba nuclear, y el estallamiento implosivo de todos los pueblos árabes. La tan nefasta película no es más que la carnada que ha lanzado el sionismo fundamentalista, para la reacción desproporcionada del mundo árabe, alimentada por agentes exógenos y que contribuyan a esa fragmentación y que pueda ser tan peligrosa que haga necesaria la intervención armada de USA (en estos tiempos electorales allá) para la dominación temporal, la división territorial y el sometimiento político, por ello el “gran demonio” ahora, se llama Irán y su líder Mahmud Ahmadineyad.

Desde la creación del libro “Versos Satánicos´” de Salman Rushdie, no se había desatado tal indignación por comentar sobre la vida de Mahoma. Cierto o falso, el rodaje tiene como objetivo, implicaciones geoestratégicas que van desde el oriente medio hasta Nueva York y Buenos Aires (recordemos los atentados a la Asociación Mutual Israelita en la Argentina en 1992) y conllevan una doble carga, moral y política para la Casa Blanca que, necesariamente, implicará un coste político negativo y el fracaso total de la política exterior norteamericana en el medio oriente y con ello una retirada obligada ante la presión árabe y el sigilo de las potencias autoexcluidas.

Para los Estados Unidos, la protección a su hermano menor Israel ha resultado un embrollo muy costoso en todos los órdenes, del cual no se librará fácilmente dado el poderío del lobby, la prensa y la economía judíos. De hecho, las últimas batallas libradas por tropas norteamericanas, Irak, Libia y Afganistan, se resumen dentro de esa lógica expansiva del poder hegemónico judío de la diáspora.

Los atentados del 11 de septiembre, perpetrados aparentemente por Bin Laden, otrora socio de la CIA y convenientemente desaparecido en las postrimerías de la guerra que sigue, también se circunscriben en esa guerra unipolar librada por dos y aceptada por todo el mundo. La inocencia de los musulmanes no es por su creencia en Mahoma, de hecho es por la terrible realidad que da la certeza de que sus líderes no vean, con profundidad, la maquinación que sufren para orillarlos a la violencia estéril.

CATARSIS
Impávido y aterido de frío, me río. Relámpagos de plomo se vislumbran en un globo ingenuo, cuyos jugadores esconden la cabeza y el honor dio paso a la bajeza. La estrella de David y el linaje de Abraham se manchan con el celuloide corriente y el Islam se muda de sitio al lugar de la comodidad que da la violencia. Gritos de libertad que enmudecen ante la pasmosa realidad de una avasallante historia… Los héroes se han escondido y caen, como palomas ante el francotirador de la historia…Tenías razón Hussein Triki.

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