RICARDO ALEMÁN |
27-02-2017 06:00 AM
Cuando una democracia está en peligro de retroceder en dirección a una
dictadura, el síntoma más claro de esa desviación --y al tiempo el más
peligroso--, es el ataque a la libertad emblema de la democracia; la libertad
de expresión.
Y es que el ataque a los medios y –en general--, a la
libertad de expresión, no viene de la sociedad, sino de reputados actores
políticos de la democracia víctima del proceso de
demolición.
Y por absurdo que parezca, en el México del siglo XXI, uno de los
principales actores políticos –Andrés Manuel López Obrador--, es la mayor
amenaza a la democracia mexicana. ¿Por qué?
Porque todos los días nos regala muestras de que su futuro en el
poder es el de un dictador. Dicho de otro modo; AMLO confirma todos los días
que pretende imponer una dictadura en México y acabar con la
democracia.
¿Lo dudan?
A estas alturas, está claro para el mundo entero que en Venezuela
impera una dictadura, encabezada por el déspota Nicolás Maduro. Y
todos saben que los primeros pasos de Chávez y Maduro para
imponer su dictadura y para destruir la democracia fue, precisamente, la
destrucción de la prensa y los medios independientes, al grado
que hoy sólo existe una prensa oficial en Venezuela
Pero además, hace días, Maduro decretó la expulsión de la cadena
CNN de su país; la última voz independiente en Venezuela. De esa
manera, el mundo entero entendió que no hay marcha atrás a la dictadura
venezolana.
En Estados Unidos, el sátrapa Trump inició una feroz
guerra para tratar de callar a la prensa crítica de su gobierno --acusó a
los periodistas de enemigos de los ciudadanos y de la
libertad--, lo que provocó una feroz advertencia de los propios republicanos,
que alertaron sobre el riesgo dictatorial de Trump.
El senador y ex candidato presidencial republicano John McCain
afirmó: “los dictadores empiezan reprimiendo a la prensa”, luego
que Trump dijera que algunos medios son “el enemigo del
pueblo”.
Y McCain recomendó: “Si quieres preservar la democracia como la
conocemos, tienes que tener una prensa libre y, muchas veces, adversaria. Y sin
ella, me temo que perderíamos muchas de las libertades individuales con el
tiempo. Así es como empiezan los dictadores”, insistió en entrevista
con NBC.
Pero al gobierno de Trump le valió madre la crítica y
días después –el pasado viernes--, la Casa Blanca utilizó las mismas tácticas
que Hugo Chávez y Nicolás Maduro; impidió la
entrada a CNN, The New York Times,
Los Angeles Times, Daily Mail, Politico, New
York Daily y Buzzfeed, a una conferencia de prensa de
Sea Spicer, vocero del gobierno de Trump, mientras la
prensa más conservadora, como Breitbart News,
Fox, One America News, The Washington Times, ABC, CBS,
NBC y Bloomberg sí estuvieron presentes en el evento. Es
decir, Trump se comporta de manera idéntica a los déspotas
dictadores bananeros de Venezuela y Cuba.
En México, un candidato presidencial que realiza proselitismo de manera
ilegal, Andrés Manuel López Obrador, intentó censurar a los medios de
comunicación, a través de la eliminación parcial de la Ley sobre el
Derecho de Réplica. Es decir, trató de cancelar la libertad de
expresión.
Pero ese fue sólo un intento. AMLO no da entrevistas, si no es a modo. Y
cuando se ve obligado a responder a los periodistas en un evento callejero, los
acusa de “ser periodistas maiceados”, como ocurrió recientemente en gira por
Veracruz, cuando reporteros le cuestionaron la inmoral alianza de
Morena con Javier Duarte.
Pero tampoco ahí termina la historia. El 19 de febrero, el escritor y
periodista, Martín Moreno, publicó en El Universal una severa crítica a las
mentiras y engaños de AMLO, bajo el título “Por qué no votaré por López Obrador”,
en la que prueba que Obrador sigue los pasos de dictadores como Castro, Chávez
y Maduro.
Furioso, Obrador respondió con insultos que dejaron ver su talan
dictatorial al acusar al escritor como: “un mal escritor, dedicado a explotar
el conservadurismo y la ignorancia de la sociedad”. Lo traicionó
la posverdad.
Todo esto ocurrió mientras Forbes México eliminó de su edición
digital un artículo de Sergio Negrete, en donde el autor documentaba que la
propuesta electoral de AMLO es un engaño. Curiosamente la censura se
produjo cuando Forbes publicó una extensa y elogiosa entrevista
a Alfonso Romo, uno de los financistas de AMLO.
Y, por si lo olvidaron, en los previos a 2016 --y a través de
su esbirro, Federico Arreola--, el señor Obrador pidió a dueños
de los diarios en los que trabajaban algunos de sus críticos –como el autor del
Itinerario Político--, que los despidieran. ¿La razón? Elemental;
AMLO siempre ha sido un dictador bananero. ¿Así o más
claro?
Al tiempo.
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