Rubén Cortés |
Ningún partido político está exento de ser infiltrado por el crimen organizado, pero hasta ahora el PRD ha sido el que más, porque postula a gente sin trayectoria dentro del sol azteca. No presenta candidatos. Compra franquicias. Como los casos de José Luis Abarca y Ricardo Gallardo. Gallardo Cardona, alcalde con licencia de Soledad de Graciano Sánchez, San Luis Potosí, fue detenido por la PGR acusado de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita. Estaba buscando la candidatura a gobernador. El PRD había pedido a Gallardo que, para ser su abanderado, antes debía someterse al escrutinio de la PGR, en un proceso de limpieza de sus candidatos que denomina Protocolo para Fortalecer la Cultura de la Legalidad y la Ética Política. Proceso que planteó para evitar casos como el del ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca, y su esposa, María de los Ángeles Pineda, consejera del PRD en Guerrero, autores intelectuales de la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa, el 26 de septiembre. Abarca era dueño de galerías comerciales y joyerías. Obnubiló al PRD con su dinero y fue aceptado como candidato externo, impulsado por el senador guerrerense, ahora de Morena, Lázaro Mazón. Nada gusta más a la izquierda que el dinero, aunque en su aforística hipocresía asegura lo contrario. De ahí que disfrace su compra de franquicias, con terminologías como “candidatos externos” o “ciudadanos”. La intención, estructurada por AMLO en especial, es mostrar a los políticos como corruptos. El gobernador de Guerrero, Rogelio Ortega, un “ciudadano”, se preocupó el 1 de enero por “la clase de calaña que nos presentarán los políticos en la elección de 2015”. Por eso, en Guerrero, PRD y AMLO compraron la promoción de Mazón a Abarca y a su también adinerada esposa, que resultaron vinculados al cártel Guerreros Unidos. Igual aceptaron en San Luis Potosí a Gallardo, accionista de empresas en México y en Estados Unidos. En sintonía, son los estados que más tiempo ha gobernado el PRD los de mayor incidencia del crimen organizado: —Michoacán, con Lázaro Cárdenas Batel (2002-08) y Leonel Godoy (2008-12), registró el surgimiento de los cárteles Chelos de Coalcomán, Tirado de Apatzingán, Naranjo de La Huacana, Valencia de Zitácuaro, Valencia de Uruapan y Los Zetas. Con Cárdenas se registraron siete mil 347 homicidios y con Godoy 10 mil 757. —Guerrero, con Zeferino Torreblanca (2005-11) y Ángel Aguirre (2011-14), con el tope de la desaparición de 43 estudiantes que salieron de la Normal de Ayotzinapa para sabotear un acto en el que la esposa de Abarca se destaparía como su sucesora. Es decir, la izquierda tiene un problema con la infiltración del narco. Entonces el país tiene un problema con la izquierda. ruben.cortes@razon.com.mx Twitter: @ruben_cortes http://www.razon.com.mx/spip.php?page=columnista&id_article=242683 |
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miércoles, 7 de enero de 2015
¿Por qué el crimen infiltra a la izquierda?
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