Alejandro Encinas razonó así su renuncia al PRD: "No puedo
mantenerme en las filas del partido al que han puesto en evidencia los hechos ocurridos
en Iguala, y que a cuatro meses de la tragedia sus dirigentes guardan silencio
y apuestan al desgaste y al olvido". Además de bien escritas y armoniosas
esas palabras dicen la verdad. Quien gobernaba Guerrero en el tiempo en que esa
tragedia aconteció era un perredista, lo mismo que el Alcalde de aquella ciudad
y su mujer. Las izquierdas mexicanas -3 mil 54 hasta el momento en que este
artículo se escribe- se las han arreglado, sin embargo, para hacer que Enrique
Peña Nieto pague el costo político de la tragedia, único Mandatario en el mundo
cuya renuncia ha sido exigida con encono por esas furiosas Furias, las redes
sociales, a causa de hechos cometidos por sus opositores. La renuncia de
Encinas tiene bases sólidas, y constituye un duro golpe al perredismo. A pesar
de lo que ha dicho lo veremos pronto al lado de López Obrador, a quien
fortalecen cada día más los errores de sus adversarios tanto del PRI como del
PAN y el PRD, todos los cuales le están pavimentando el camino a los pinos.
CATON
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