Guillermo Velasco Barrera en MURAL
27 Nov. 2020
Apegado a la narrativa que han construido sus asesores, el día de ayer López Obrador presentó "La guía ética para la transformación de México", con una lista de veinte temas, entre los que se encuentran: la vida, el amor, la redención, los animales y las plantas, la familia y el perdón.
El texto en cuestión, coordinado por un grupo de incondicionales del Presidente, entre quienes se encuentra su vocero, Jesús Ramírez, será repartido entre beneficiarios de programas sociales, principalmente entre las personas de la tercera edad, pues dice el jefe máximo de Morena que los mayores serán el canal más importante para la difusión de valores.
Basta leer la introducción de este panfleto ideológico para tener claro que, bajo el discurso de los valores y la ética, la pretensión de este documento es, por un lado, seguir promoviendo el encono y la polarización poniendo el acento en el régimen "neoliberal y oligárquico" del pasado como el responsable de todos los problemas que vivimos hoy día, y, por otro lado, presentar una "tierra prometida" a la que algún día llegaremos siendo fieles a la Cuarta Transformación.
En la mañanera de ayer, como casi todos los días, no se habló de los grandes males que azotan al país, ni mucho menos de las acciones que tendría que llevar a cabo el gobierno para enfrentarlos, sino que se dio una clase de "moral", muy en la línea de la "república amorosa", a la que ya se había referido el Presidente.
Se abordó, eso sí, el tema de la corrupción, pero desde la lógica de la redención y la terapia. El principio número 10 de la referida guía ética señala que, "desde una perspectiva humanista, los criminales y corruptos pueden redimirse por medio de la reflexión, la educación e incluso la terapia psicológica".
Quizá en breve veamos en terapia a Pío López Obrador, o Manuel Bartlett, para que toda vez que no se avanzó por la vía de la ley para terminar con la impunidad, se recurra al enfoque "humanista" y a la ayuda de algún psicólogo, para que dichos personajes logren ser redimidos con la nueva "moralidad" que nos predica el presidente de la República.
En realidad, estamos frente a un "Mesías" que busca imponer su "religión" y que, atrapado en su megalomanía, busca trascender como un héroe, equiparándose a personajes históricos en la vida política de México, y vendiendo la patraña de la Cuarta Transformación como una nueva etapa en la historia del país, con un discurso en el que siempre se culpa al pasado, se evita hablar del presente y se promete un futuro promisorio.
En un artículo anterior ("Nueva religión política", Mural, 11 de enero de 2019) señalé lo siguiente: "Estamos frente a un líder que pide un acto de fe en el que se deben asumir toda clase de sacrificios". Así que, si no hay medicinas para los niños con cáncer o si se cerraron las estancias infantiles para supuestamente terminar con la corrupción, el pueblo debe aguantar y tener fe ciega en que su líder está haciendo lo correcto.
A muchos puede parecernos disparatada la narrativa pseudorreligiosa de López Obrador, pero es claro que dicha narrativa sigue conectando con millones de mexicanos que perciben al Presidente como una víctima dispuesta a inmolarse para salvar al pueblo de sus adversarios, de los corruptos, de los neoliberales... No importa que el gobierno federal tras dos años de gestión esté reprobado prácticamente en todo, lo relevante son los valores, la ruta ética y los mandamientos que dicta el Mesías desde la mañanera, bajo la máxima "estás conmigo o estás contra mí".
Lo cierto es que la narrativa populista solo se contrarresta con otra narrativa que sea capaz de abrir los ojos a muchos mexicanos y conectar con ellos, para hacerles ver de manera estratégica la falacia que representa el proyecto que pregona Morena, pero, sobre todo, mostrar que hay otras rutas y caminos posibles para sacar a México adelante.
@gvelascob
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