Ricardo Elias en MURAL 21 Nov. 2019
La cancelación de reformas, proyectos y programas viables de gobiernos anteriores, así como la aprobación de nuevas y cuestionables leyes y políticas públicas impulsadas por el gobierno de López Obrador, han puesto a muchos de sus seguidores en la difícil e incómoda posición de tener que defender lo indefendible, buscando por donde sea justificaciones a las pifias y dislates, hasta llegar al absurdo de decir que éstas, aunadas a la pérdida de confianza en el país, a la inseguridad y a la protección de delincuentes afines a AMLO, es el precio que tenemos que pagar para mejorar el país y sacar de la pobreza a millones de mexicanos antes olvidados.
¿Dónde estábamos los críticos cuando gobiernos anteriores cometían sus fechorías? Es lo único que a los defensores de la 4T les resta decir cuando las necedades y despropósitos son de tal manera evidentes que dejan a sus actores expuestos no solo a la crítica fundada, sino al ridículo y al implacable escarnio de las redes sociales.
¿Qué otra cosa se puede esperar cuando el Presidente de un país no es capaz de ver lo equivocado y dañino que es dividir a sus ciudadanos, ya no solo entre ricos y pobres, conservadores y liberales (whatever that means), sino ahora hasta entre mestizos e indígenas?
Para los que no lo sepan, hace unos días AMLO decidió otorgar beneficios diferenciados a los adultos mayores en función de orígenes étnico-raciales. Ahora los adultos mayores "mestizos" recibirán su apoyo a los 68 años, mientras que los "indígenas" a los 65, como si las necesidades de los mexicanos más pobres dependieran de sus usos y costumbres o del color de su piel.
Para empezar, ¿cómo se define quién es "mestizo" y quién "indígena"? ¿Harán pruebas de ADN a todos los mexicanos para encontrar los porcentajes que cada uno tenemos de ancestros indígenas, españoles o de cualquier otra parte, y de esa manera determinar quiénes tienen derecho a recibir el beneficio tres años antes o tres años después?
El Presidente dijo que "es vergonzoso que se piense que es racista darle preferencia a los indígenas".
Guste o no, bien intencionado o no, por supuesto que es discriminatorio y racista dar preferencias a una persona por razón de su origen, raza, credo, etcétera.
Entiendo y estoy de acuerdo con la motivación y la intención del Presidente de ayudar a los que menos tienen, a los marginados y olvidados de este país, pero así no.
A los indígenas pobres hay que ayudarlos porque son pobres, no porque sean indígenas, de la misma manera que hay que ayudar a los millones de pobres que no son indígenas, y que como mexicanos que también son, tienen derecho a recibir los mismos apoyos y beneficios.
Me parecen primarios, por decir lo menos, los argumentos en los que el Presidente basa esta nueva política de apoyos diferenciados a los adultos mayores, así lo dijo: "Los indígenas, por su situación de pobreza, de marginación, se envejecen pronto. (Los mestizos de 65 años) están mejor conservados que un indígena de 65 años, porque trabajan, se mal alimentan, porque tienen que caminar kilómetros. Sufren mucho", expresó.
Frente a esta lógica se queda uno sin palabras ...y yo que creía que es más sano vivir en el campo que en la ciudad, que caminar kilómetros diarios y respirar aire puro mejora la condición física, y que comer maíz y frijoles es más sano que comer comida chatarra, etcétera.
La mayoría de los ciudadanos críticos tenemos los mismos objetivos que los seguidores honestos de la 4T, los cuales resumo en solo dos cosas y en este orden de importancia: mejorar las condiciones de vida de millones de mexicanos pobres y acabar con la corrupción. En este sentido, estamos todos del mismo lado. Las diferencias no son de fines sino de métodos.
Es importante hacerle ver al Presidente que las dádivas no acabarán con la pobreza, sino con las arcas públicas; que las divisiones entre los mexicanos no ayudarán al desarrollo sino al deterioro del país; que aplicar la ley selectivamente no fortalecerá el Estado de derecho sino la impunidad.
Es tiempo de hablar claro y hacer a un lado los eufemismos. Si los objetivos del Presidente y su 4T son honestos, puede estar seguro que todos los mexicanos bien nacidos y bien intencionados queremos lo mismo que él: erradicar la pobreza y acabar con la corrupción.
"Llamar indígena, mestizo o criollo a un mexicano es racista y discriminatorio".
Yo
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