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jueves, 14 de noviembre de 2019
¿De qué se ríe?
Jorge Suárez-Vélez
en REFORMA
14 Nov. 2019
Días después de la grotesca masacre de la familia LeBarón, el Presidente era todo sonrisas durante sus mañaneras. Respetuosamente, señor Presidente, le pregunto ¿de qué se ríe?
¿No le da pena que a casi un año de asumir la Presidencia, la violencia (que, en efecto, viene de antes) ha aumentado a niveles sin precedente? ¿No le indigna que una familia mexicana haya sido intencionalmente acribillada por nauseabundos criminales? ¿Puede imaginar una muerte más terrible que ser quemado vivo en un auto rodeado de sus hijos? Esperaba que reaccionara persiguiendo y castigando a los responsables con toda la fuerza del Estado. Esperaba verlo en los funerales. En vez de empatía, de lejitos, usted y su equipo ofrecen mentiras y distracción. Prefiere atacar a los medios, culpándolos por su desprestigio.
Le tengo malas noticias. La masacre ocupó las primeras planas de los diarios más importantes del mundo y todos, todos se burlaron de su lema "abrazos, no balazos". Manifestaron preocupación por la falta de estrategia para enfrentar una crisis que "pone al Estado mexicano en riesgo". No estamos para demagogia. Tampoco es inteligente dividirnos. Nos necesita unidos para pelear juntos una guerra que no distingue ideologías cuando extorsiona, secuestra o asesina.
La ineptitud de su equipo de seguridad ha sembrado crisis que crecerán si no las atiende. Hay fuerte molestia en el gobierno estadounidense por su falta de reacción, y los altos mandos castrenses están hartos de humillaciones, de ser culpados por el desastre de Culiacán, y por su propuesta de privilegiar una Guardia Nacional sin pies ni cabeza.
Le propongo un curso de acción. Seamos pragmáticos. Aproveche la indignación en Estados Unidos para convocar a una estrategia regional compartida, sólo enfocada en reducir violencia. Mark Kleiman, académico muy respetado en el estudio del narcotráfico, cuestionaba el beneficio potencial de perseguir criminales, e incluso de esfuerzos para prevenir y tratar adicciones. Él proponía orientar la aplicación de la ley y la fuerza a castigar eficazmente comportamientos violentos.
En su visión, el Estado mexicano perseguiría con todo a quienes perpetraron la cobarde matanza en el norte de México, para aplicarles un castigo de tal rigor que llevara a que otras organizaciones criminales evitaran la misma suerte. Hay que definir crímenes inaceptables: masacres, ataques a población civil como en Culiacán, emboscadas a policías o militares, etcétera.
En cuanto al consumo, Kleiman proponía enfocar la aplicación de la ley a la pequeña minoría de consumidores pesados estadounidenses que demandan el grueso de las drogas más fuertes e ilegales, y que detonan la mayoría de la actividad criminal para conseguirlas y financiar su adicción. Por cierto, Kleiman no era partidario ni de legalizar drogas fuertes, ni de descriminalizar consumo.
Llegó la hora de invertirle en serio a este problema y de adoptar soluciones sensatas. A largo plazo, necesitamos mejores ministerios públicos y capacidad de investigación, desarrollar policías locales, capacitarlas y equiparlas. ¿Quiere una Guardia Nacional? Invierta y déjese de engaños cambiándole el uniforme a militares y diciendo que ya quedó. Que sea una fuerza nacional capaz de apoyar a policías locales en situaciones críticas. Recupere a la Policía Federal. Independientemente de sus problemas, ésta era nuestra única capacidad policiaca real. La extrema ineptitud de Durazo al concebir la Guardia Nacional provocará su desaparición. Por último, haga que su sicario Santiago Nieto use sus recursos para rastrear los miles de millones de dólares de organizaciones criminales y para denunciar a políticos y empresarios que han sido aliados en lo operativo y en el lavado de dinero, en vez de dedicarlos a atacar y extorsionar a opositores y enemigos políticos. Ahí también necesitamos cooperación internacional, que sólo llegará si muestra seriedad y propósito legítimo.
Cien mexicanos mueren diario. Llegó la hora de tomar en serio un problema que, además, está devastando inversión y turismo. No es de risa.
@jorgesuarezv
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