martes, 7 de julio de 2015

DISCURSO DEL DIP. PABLO SERGIO BARRON PINTO SOBRE EL MATRIMONIO


Buenas tardes compañeros Diputados, apreciables medios de comunicación, pueblo de Baja California Sur:

 

La Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó mediante una interpretación que es inconstitucional y discriminatorio llamar matrimonio a la unión de un hombre y una mujer; determinó, que la acepción que se ha utilizado desde milenios atrás y que es tan antigua como la civilización misma, es anacrónica.

Hoy las cosas en este mundo están al revés.

La Real Academia de la Lengua Española da como significado de perverso lo siguiente:

“Aquello que corrompe las costumbres o el estado habitual de las cosas”.

La resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es una perversión, porque a través de una supuesta interpretación da una resolución legaloide y pretende modificar una institución que es base de la familia nuclear, que es base de nuestra civilización, a través de esta perversa interpretación pretende torcer una realidad natural con un plumazo legal, esta decisión pretende pervertir la institución del matrimonio.

Los grupos de activistas y promotores de esta agenda perversa, que ahora son respaldados por resoluciones inconcebibles de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pretenden encasillarnos e implantarnos diversos calificativos como retrógradas, anticuados y mochos, por defender el iusnaturalismo.

Cabe señalar que la defensa del matrimonio no sólo tiene una defensa religiosa; La defensa del matrimonio, como lo conocemos, entre un hombre y una mujer, tiene argumentación y defensa jurídica, antropológica, sociológica, cultural y biológica., respectivamente, lo que indica inexorablemente como el cuidado de la madre durante la función natural de la procreación y revela la convivencia y sus consecuencias jurídicas y biológicas que existen entre un hombre y una mujer.

Indistintamente de las religiones, antropológicamente se ha regulado y protegido la figura del matrimonio, estableciendo las relaciones jurídicas y las obligaciones entre el hombre y la mujer que participan en este acto, incluyendo las consecuencias jurídicas de su descendencia natural.

El iusnaturalismo es la fuente principal de protección de la figura matrimonial, contrario a lo que existe y se pretende actualmente, la creación de figuras jurídicas artificiales contrarias al derecho natural.

 Jurídicamente pudiéramos establecer que la defensa del matrimonio es simple; por la simple razón de que el derecho promueve y conlleva un orden en las cosas; el matrimonio es, ha sido y será. El matrimonio ha transcendido milenios, generaciones y el derecho ha regulado su relación.

Antropológica, sociológica y culturalmente se le ha dado un concepto que el derecho ha regulado; porque el matrimonio tienen un concepto, con antecedentes y ha sido creado como figura legal para la convivencia humana con fines concretos de convivencia y procreación natural.

La pregunta obligada es ¿por qué la Suprema Corte de Justicia y un grupo de activistas pretenden modificar y pervertir el orden establecido en nuestra sociedad desde hace miles de años?

Las cosas deben ser llamadas por su nombre.

Veamos:

El matrimonio tal y como lo entendemos etimológica, cultural, sociológica y culturalmente, en virtud de la realidad que se establece, es de manera clara, la unión entre un hombre y una mujer.

El problema de los llamados matrimonios entre personas del mismo sexo viene, no de los derechos que otro tipo de sociedades legales ya les conceden, sino del empecinamiento de llamarles matrimonio, cuando sabemos que este término ha aplicado única y exclusivamente a las uniones entre un hombre y una mujer.

El matrimonio tal como lo conocemos y lo hemos concebido, no es discriminatorio, porque es un derecho subjetivo que cualquier persona puede ejercer.

Las personas con preferencias sexuales diferentes asumen por sí mismas y por propia voluntad su diversidad y jamás han tenido prohibido casarse bajo los términos del matrimonio, como no lo tiene prohibida persona alguna, siempre y cuando cumpla con los requisitos de ley.

Lo discriminatorio e injusto es adaptar a una generalidad a partir de las preferencias sexuales de un grupo de personas que decidieron vivir de manera distinta, lo discriminatorio e injusto es modificarle un concepto legalmente establecido y crearle una artificialidad jurídica.

Lo jurídicamente viable sería que se creara una figura legal en función a los derechos y la preferencia sexual de esta minoría, que fue decisión de ellos mismos y que ellos mismos han asumido.

Las cosas como están ocurriendo provocaría un caos y una discriminación generalizada, porque de ese modo se deja fuera a otros grupos que bien pueden en lo sucesivo solicitar se legisle a su favor teniendo como argumento el amor, que sabemos, no constituye una realidad y en tanto escapa de las atribuciones del derecho.

Los familiafòbicos promotores de la agenda perversa del supuesto matrimonio igualitario deben entender que en el mundo existe diversidad, que no todos pensamos igual y en función a esas diferencias debemos aprender a convivir.

Reza la máxima jurídica: «Tratar igual a desiguales es una injusticia».

Una persona de nacionalidad argentina no puede votar en México, a menos que esté nacionalizado.

Una persona analfabeta nunca podrá ser contratada como editor en un periódico.

Una persona con el pie plano no será admitida en fuerzas militares especiales.

Un hombre jamás tendrá incapacidad laboral por maternidad.

Una persona enferma de epilepsia no puede graduarse de piloto aviador.

¿Estos supuestos discriminan? Por supuesto que no discriminan, porque se acatan decisiones con respecto a la naturaleza misma de las personas.

La Suprema Corte ha malinterpretado un derecho civil subjetivo, como lo es el matrimonio, por el derecho fundamental de la creación de una familia.

Que los homosexuales y lesbianas activistas quieren juntarse, adelante; que quieren que se le reconozcan sus derechos civiles, laborales y de seguridad social, adelante; que quieran protección jurídica, adelante; pero ¿por qué empecinarse en modificar la institución del matrimonio, que es distinta en su naturaleza y cuyo antecedente es milenario?

A todo el pueblo sudcaliforniano les digo que no es nuestra obligación cambiar nuestra legislación para avalar estas atrocidades, como erróneamente lo han manifestado algunos legisladores federales y ministros de la Suprema Corte. Recordemos que nuestro pueblo es soberano en nuestro régimen interior y nosotros, desde esta tribuna, les informamos que no permitiremos el paso de esta agenda perversa que pretende acabar con el matrimonio y la familia.

Esta es la clase de necedad y perversión que pretende imponerse desde el máximo tribunal del país, auspiciado por una corriente internacional que pretende, en el fondo, acabar con la familia nuclear.

Esta es la clase de manipulación que pretenden estos familiafòbicos que promueven una agenda internacional que ataca la vida y la familia, estos son ataques alevosos que pretenden asestar quienes pretenden imponernos su agenda e ideologías a nuestra población, a nuestras familias y a nuestros hijos.

En Baja California Sur somos más los que defendemos la vida y la familia, en Baja California Sur, somos más lo que atendemos la razón, los que creemos en la justicia y respetamos las instituciones.

Por eso, desde esta tribuna convoco a todo el pueblo sudcaliforniano, a todas las familias de bien, a todas las personas de principios, a todas las personas de valores, a todos las personas que en ejercicio de su libertad religiosa compartan esta visión, a que salgamos a las calles, que tomemos las redes sociales para defender la vida y la familia, salgamos a manifestar nuestro repudio a la agenda perversa y manipuladora que pretende lesionar nuestros valores.

Desde esta tribuna, les digo, que somos más los mexicanos y sudcalifornianos que creemos que debemos conservar el orden, respetar a nuestro pueblo y defender a nuestras familias.

 

ATENTAMENTE

 

DIP. PABLO SERGIO BARRON PINTO

INTEGRANTE DE LA FRACCION PARLAMENTARIA DEL PAN

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