Guillermo Velasco Barrera en MURAL
21 May. 2021
Entramos, ahora sí, a la recta final de una elección que sin duda alguna tendrá una enorme trascendencia para México. La disputa por el poder ha sido intensa y veremos aún muchas cosas en lo que queda de contienda, pues las campañas, más allá de las propuestas y el marketing, muchas veces se ganan o se pierden por errores, ataques, acuerdos de último momento y también traiciones.
Más que una gran elección, se trata de campañas locales, en las que existen contextos políticos particulares, pero es cierto que las campañas nacionales de los diferentes partidos, la injerencia de López Obrador en el proceso electoral y el peso de algunos actores políticos, contribuyen a generar un clima de opinión generalizado en torno a ciertos temas a lo ancho y largo del país.
El Presidente está consciente de que Morena podría tener un resultado no tan positivo como el que se estimaba hace algunos meses, por lo que ha intensificado su participación en el proceso electoral, sabedor de que sigue siendo la marca y el motor más importante para que su partido gane más votos.
Además, ha impulsado acciones contra sus adversarios políticos utilizando todo el aparato del gobierno, pretendiendo ganar a la buena o a la mala gubernaturas, Congresos locales, y por supuesto, diputaciones en el Congreso federal.
El Presidente está concentrado en la campaña. No es que sea su prioridad, es la actividad a la que dedica todo su tiempo. Pero las cosas se le han complicado. La tragedia del Metro exhibió su poca sensibilidad con el dolor de la gente, su enorme soberbia y su gran obcecación. Privilegió el discurso político contra sus opositores sobre el de la cercanía con las familias de las víctimas.
Esta coyuntura es un golpe al corazón de Morena, pero no el único. La incapacidad manifiesta de muchos gobiernos estatales y municipales emanados de este partido político es cada día más evidente, y crece el número de damnificados y agraviados de la 4T, que muy posiblemente castigarán a la marca que les significó esperanza en el 2018 y por la cual ahora se sienten traicionados.
Otro elemento que ha complicado el escenario para el Presidente es la consolidación de la alianza opositora Va por México, pues a pesar de sus muchos bemoles, dicha alianza es percibida en casi todo el país, máxime conforme se acerca el día de la elección, como la alternativa capaz de evitar el triunfo de Morena.
Ello explica por qué el Presidente mostró una verdadera obsesión con la conformación del bloque opositor desde que éste comenzaba a gestarse. Buscó desacreditarlo e impulsó diversas acciones promoviendo la dispersión del voto, con la certeza de que la unidad del voto anti-Morena sería un golpe mortal para su proyecto político.
A pesar de todo, Morena será la fuerza política más votada, pero estará muy lejos de tener un "carro completo", como lo anhelaba el Presidente. No logrará la mayoría calificada en el Congreso y probablemente perderá algunas gubernaturas que consideraba tener en la bolsa.
Como bien lo anunció hace algunas semanas una senadora de Morena, Nuevo León y Jalisco son una prioridad para el Presidente, por lo que su injerencia en ambas entidades ha sido palpable. En el caso de Jalisco, a diferencia de otras regiones del país, Movimiento Ciudadano, que no la alianza Va por México, representa en casi todo el estado la única fuerza política capaz de vencer a Morena.
Pero es posible que la batalla no concluya el 6 de junio, pues frente a un escenario adverso o al menos no tan positivo para Morena, es de esperarse que el Presidente tenga prevista una ruta de impugnaciones para intentar nulificar algunas elecciones en donde pierda Morena y los resultados sean muy cerrados. Por eso desde ahora descalifica al árbitro de la elección y advierte el riesgo de que exista fraude. Nada nuevo bajo el sol. Para López Obrador todo aquello que no lo favorece es ilegal, inmoral o consecuencia de un complot.
@gvelascob
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