Pablo Hiriart 4 mayo 2020
Esta locura no puede continuar.
Durante el primer trimestre Pemex, que según el Presidente estamos rescatando (con dinero del erario), perdió 562 mil millones de pesos.
Y el año pasado, que tuvo pérdidas récord, éstas alcanzaron los 350 mil millones de pesos.
El reciente jueves, en su conferencia matutina, el Presidente pidió al sector privado, y a la sociedad, que aporten dinero para adquirir equipo de protección a médicos, enfermeras y paramédicos.
¿No se capta la gravedad de su desconexión con las tareas esenciales de su cargo?
Tan solo en tres meses de este año, por la necedad de apostarle al petróleo sin el concurso de la inversión privada, Pemex perdió el equivalente a cuatro veces el presupuesto de la Secretaría de Salud.
En sólo tres meses perdimos, en la obsesión petrolera, el gasto de cuatro años en Salud.
Y el Presidente pide donativos, es decir caridad, para comprar el equipo que falta para proteger al personal médico que atiende a los enfermos de coronavirus.
Hace una semana expidió un decreto que anuncia la inyección de recursos, adicionales a los presupuestados, por 65 mil millones de pesos para Pemex.
En 15 meses de gobierno de AMLO, Pemex ha perdido 922,000,000,000.00 de pesos. Casi un billón.
Sumemos lo gastado por no terminar el aeropuerto internacional en Texcoco, más lo que se adeuda a tenedores internacionales de bonos (cuatro mil 200 millones de dólares), hablamos de una perdida mínima de un billón doscientos mil millones de pesos.
Hay que parar esa locura.
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El daño patrimonial a la nación no tiene precedentes desde que perdimos la mitad del territorio.
No puede seguir así porque es la destrucción del país, no sólo de la economía.
En los proyectos prioritarios enlistados por el Presidente está la continuación de la refinería en Dos Bocas.
Sin embargo Pemex-Refinación perdió en los tres primeros meses de este año ochenta mil millones de pesos. Vamos por más (pérdidas).
Y el año pasado perdió 50 mil millones.
¿A quién se le ocurre hacer una refinería cuando no es negocio la refinación? A él y a Rocío Nahle.
El año pasado Pemex perdió 5.25 dólares por barril refinado. Durante el primer trimestre de este año, por cada barril refinado (gasolina, diesel, etc.), perdió 12.5 dólares.
Y vamos a gastar ocho mil millones de dólares (en realidad serán 12 mil millones, cuando menos) en Dos Bocas para perder más dinero en otra refinería, pero nuevecita.
Es “la marcha de la locura”, como el nombre del libro de Barbara W. Tuchman en que recrea y analiza algunos actos supremos de la insensatez humana.
El Presidente que más ha despilfarrado dinero en –por lo menos– un siglo, es el que ha pedido al Congreso facultades plenipotenciarias para gastar en lo que se le ocurra, sin importar lo que la Cámara de Diputados haya autorizado.
Ya lo ha hecho. La Secretaría de Energía tenía un presupuesto, en 2019, de 27 mil 229 millones de pesos, pero gastó 128 mil 326 millones. Ciento un mil millones más de lo autorizado.
Se lo gastó en Dos Bocas y en expansión petrolera. Dinero tirado. Y en Salud hubo subejercicio.
¿Entendemos ahora por qué no hay dinero para proteger a nuestros médicos, enfermeras, camilleros?
¿Captamos por qué hay tan pocas camas de terapia intensiva (cinco mil)?
¿Por qué faltan equipos para atener a la gente?
¿Se comprende por qué nos dijeron que las mascarillas no eran necesarias para atenuar riesgos de contagio (y el viernes se anunció que había llegado su séptimo avión desde China con 57 mil caretas de emergencia y otros enseres)?
No se gastó el dinero que debió gastarse en Salud y en prepararnos para la pandemia porque lo mandaron a otro lado... donde perdemos casi un billón de pesos en 15 meses.
Algunos dirán que la pérdida tan fuerte en este trimestre fue en buena medida por la variación del tipo de cambio. Influye, sí, pero sólo en parte. Perdimos en tres meses 62 por ciento más que en todo el año pasado: no hay excusas.
Cada día Pemex pierde seis mil 178 millones de pesos, y no lo entienden ni lo frenan. Al contrario, pisan el acelerador.
La locura debe terminar.
Aunque haya que decir, como sugiere una parlamentaria de oposición que conoce de estos temas y sabe del peligro en que estamos:
“Se desplomaron los precios del petróleo por culpa del modelo neoliberal, y por tanto vamos a hacer asociaciones estratégicas nacionalistas para el bienestar del pueblo (o sea farmouts, pero con nombre 4T), donde Pemex será por primera vez (aunque no sea verdad) el ganador, y con ello el pueblo. No más abusos. Inversiones privadas sí, pero en beneficio de los mexicanos. Con estas asociaciones nacionalistas alcanzaremos la soberanía energética que los gobiernos neoliberales entregaron a los capitalistas”.
Buenos deseos de gente que sabe y quiere a México. Pero topan con pared porque faltan generosidad y humildad. Sobran odio y resentimiento. Es la marcha de la locura.
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