Pablo Hiriart, El Financiero, 19 febrero 2019
El linchamiento oficial contra el presidente de la Comisión Reguladora de Energía, Guillermo García Alcocer, es parte del asentamiento de un régimen de aspiración dictatorial.
Están destruyendo uno a uno los contrapesos del poder, que caracterizan a un régimen democrático.
A García Alcocer lo linchan porque le corrigió la plana al presidente López Obrador, con los malos perfiles de sus propuestas para llenar las vacantes que hay en la Comisión Reguladora de Energía (CRE).
La mañana de ayer, ante todos los medios de comunicación y desde Palacio Nacional, el Presidente se hizo acompañar de la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto, y la secretaria de Energía, Rocío Nahle, para hundir moralmente a García Alcocer.
Pero todas las acusaciones resultaron ser falsas o meras presunciones.
El jefe del Estado mexicano quiere intimidar a los organismos autónomos y a quienes se atrevan a decirle que no, que está equivocado, con un linchamiento propio de las dictaduras como la venezolana.
Se le acusa de conflicto de interés porque un hermano de su esposa y un primo hermano de ella, trabajan en empresas del sector energético, y lo instan a que “debería dejar el cargo mientras se hacen las investigaciones”
Irma Eréndira Sandoval afirmó que la CRE autorizó contratos “a una empresa relacionada con sus familiares”, y que, de encontrarse responsable, “podría llegar hasta la inhabilitación, y si se verifica y se prueba, muy probablemente podría salir del cargo”.
¿Cómo que “si se verifica”?
¿A qué fue a Palacio Nacional la señora Sandoval, sin pruebas, pero con acusaciones?
Resulta que uno de los contratos se votó sin la participación del presidente de la CRE, quien se excusó de hacerlo por ese motivo.
Y el otro contrato, en que involucran a un pariente suyo en cuarto grado por afinidad, no trabaja ni tiene injerencia en esa empresa.
Además, en su Declaración de Intereses, desde 2016, García Alcocer puso que tiene dos parientes políticos que trabajan en el sector energético.
Para conflictos de interés, las propuestas de AMLO a la Suprema Corte.
O haber puesto al amigo al frente de Pemex, sin conocimiento de la materia, y un equipo carente de preparación que encendió las alarmas en las calificadoras e inversionistas.
El Presidente echó encima de García Alcocer a la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, encabezada por Santiago Nieto, quien señaló que los parientes políticos del titular de la CRE “podrían haber incurrido en defraudación fiscal”.
Nieto dijo en Palacio Nacional que un hermano de la esposa de García Alcocer tuvo vuelos a El Salvador y Guatemala, “que pueden significar una tipología, en la cual los sujetos son trasladados por la frontera sur del país, ya que se contratan personas para llevar los recursos a Centroamérica con la finalidad de llevarlos a paraísos fiscales y evitar que el dinero sea rastreado”.
¿No que este gobierno ya no iba a espiar?
Y agregó el funcionario de Inteligencia Financiera: “no estamos afirmando, solamente decimos que se trata de una tipología…”
“¿Podrían haber?” “¿Pueden significar?” “¿No estamos afirmando?” “¿Solamente decimos?”
A ver, ¿de qué se trata entonces?
Se trata del uso faccioso de las instituciones del Estado para destruir moralmente a alguien que le dijo que no al Presidente.
Y a través de él mandar un mensaje a todos los integrantes de organismos autónomos: serán pasados por el cuchillo del descrédito si se atreven a contradecir al Presidente o a su partido.
Ya lo hicieron con la titular del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Janine Otálora, que votó en contra de la voluntad del partido del gobierno que pretendía anular las elecciones en Puebla: la forzaron a renunciar, con calumnias y presiones a los más altos niveles.
¿No entendió el mensaje señor García Alcocer?
Ahí le va esta andanada mañanera. ¿Quiere más?
El país se encamina a una dictadura “moderna”, estilo venezolano.
Desaparece el poder de gobernadores de oposición, con estados en manos de “superdelegados” que reparten dinero y apoyos sociales.
Se cuartea la división de poderes, con una Corte que le hace el trabajo obscuro al Ejecutivo y que será tomada por Morena con los nuevos nombramientos.
El Legislativo es todavía un menguado contrapeso, pero los opositores serán devorados en las elecciones intermedias, controladas por el dinero de los superdelegados y el castigo federal a los gobernadores insumisos.
Uno a uno irán doblando a todos los contrapesos del poder. A todos.
Y para los que presten resistencia, ahí estará la maquinaria de triturar reputaciones en las conferencias mañaneras, con todas las instituciones trabajando en su contra, como hicieron con Guillermo García Alcocer.
Han dicho que en tres años tomarán el control del país. Así será.
Y en la segunda mitad del gobierno doblarán a los que hoy se sienten indemnes y callan ante los sonoros pasos de una dictadura en ciernes.
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