Jorge Suárez-Vélez
07
Feb. 2019
AMLO quiere llegar fuerte al
referéndum de revocación de mandato de 2021, para después introducir la parte
más ideológica de su agenda, contando con más control legislativo, estatal y
del Poder Judicial (empezando por la Suprema Corte). Necesita estabilidad
económica para comprar tiempo.
Desea preservar disciplina fiscal y un entorno no hostil, de entrada, a la inversión privada. No será trivial, pues quiere recapitalizar a PEMEX, por dogma y porque cree que esa empresa le dará la renta que necesita para dejar de depender de los empresarios. La recapitalización será un desastre. Invertir en Dos Bocas, contra la recomendación del IMP y de otras voces sensatas, será el regalo más caro e inútil que un populista jamás le haya hecho a su estado natal. Cree que la producción de PEMEX se recuperará sólo porque él lo desea. Se equivoca. PEMEX le restará recursos y jamás le dará el caudal que otros populistas repartieron al exportar materias primas, en años donde China las compraba a precios elevados.
Se compara a AMLO con Chávez, porque el plan de juego se parece. No sé si sería más acertado compararlo con los Kirchner o con Lula (aunque ya quisiéramos el pragmatismo de éste cuando asumió la Presidencia, él jamás habría cancelado el aeropuerto). En cualquier caso, AMLO no entiende qué tan diferente es México.
Busca sacar dinero hasta debajo de las piedras para repartírselo a quienes votarán por él en 2021. Cancela desde guarderías hasta seguros de gastos médicos para funcionarios públicos, los despide y les baja el sueldo. Incluso, se echó para atrás en la reducción del IVA en la frontera, al hacer que quienes quieran obtenerla pasen por un engorroso trámite que disuadirá a la mayoría de intentarlo. Por ahora no creará nuevos impuestos, pues lo prometió en campaña.
No entiende que el Estado en México, en términos económicos, es mucho menor que en Brasil, Argentina o Venezuela, él necesita más del sector privado. Confía en que al asignarle negocios directamente a su Mafia del Poder, sus nuevos cuates responderán con magnas inversiones. No será así. Sólo buscan extraer grandes rentas. Sustituirá a una vieja cleptocracia por una nueva, aunque muchos jugadores serán los mismos, pues la capacidad del transa de mimetizarse es infinita.
Su equipo parece feliz de generar un entorno laboral de más confrontación, con los mismos sindicalistas corruptos y extorsionadores de antes. Le costará carísimo no utilizar a la fuerza pública para liberar una vía federal estratégica para muchas cadenas de valor, pues invita a chantajes sucesivos y crecientes. Además, es cada vez más evidente que regresará a viejas prácticas de defender a empresas nacionales a costa de dejar de fomentar competencia, desnivelándole el piso a entidades extranjeras que llevan años creyendo en México. Provocará una desaceleración de la transferencia tecnológica que nos urge, y una inoportuna caída de la inversión extranjera. México es una economía mucho más abierta. Chávez podía enajenar empresas con relativa facilidad. AMLO no podrá meterse con las poderosas transnacionales que operan en México, ni con las transnacionales mexicanas. Si lo hace, provocará una contracción económica épica.
No aprecia que vienen años complicados, debido al entorno internacional de menos crecimiento que se avecina. Hay otro ominoso nubarrón en el horizonte. La ratificación del T-MEC se complicará por el ambiente político estadounidense. Con una Cámara baja en manos de demócratas, mucho menos afines al libre comercio, hay nulos incentivos para ayudarle a Trump a obtener ese logro. Hay rancios sindicalistas que se opusieron al TLCAN original en comités importantes de la Cámara, y AMLO se deshizo del experimentado equipo de negociadores que teníamos. Seade es capaz, pero no va a poder solo.
A ver si los votantes no acabamos tomándole la palabra con su oferta de revocarle el mandato, o si, ante ese riesgo, él no arma otra farsa como el referéndum del aeropuerto.
@jorgesuarezv
Desea preservar disciplina fiscal y un entorno no hostil, de entrada, a la inversión privada. No será trivial, pues quiere recapitalizar a PEMEX, por dogma y porque cree que esa empresa le dará la renta que necesita para dejar de depender de los empresarios. La recapitalización será un desastre. Invertir en Dos Bocas, contra la recomendación del IMP y de otras voces sensatas, será el regalo más caro e inútil que un populista jamás le haya hecho a su estado natal. Cree que la producción de PEMEX se recuperará sólo porque él lo desea. Se equivoca. PEMEX le restará recursos y jamás le dará el caudal que otros populistas repartieron al exportar materias primas, en años donde China las compraba a precios elevados.
Se compara a AMLO con Chávez, porque el plan de juego se parece. No sé si sería más acertado compararlo con los Kirchner o con Lula (aunque ya quisiéramos el pragmatismo de éste cuando asumió la Presidencia, él jamás habría cancelado el aeropuerto). En cualquier caso, AMLO no entiende qué tan diferente es México.
Busca sacar dinero hasta debajo de las piedras para repartírselo a quienes votarán por él en 2021. Cancela desde guarderías hasta seguros de gastos médicos para funcionarios públicos, los despide y les baja el sueldo. Incluso, se echó para atrás en la reducción del IVA en la frontera, al hacer que quienes quieran obtenerla pasen por un engorroso trámite que disuadirá a la mayoría de intentarlo. Por ahora no creará nuevos impuestos, pues lo prometió en campaña.
No entiende que el Estado en México, en términos económicos, es mucho menor que en Brasil, Argentina o Venezuela, él necesita más del sector privado. Confía en que al asignarle negocios directamente a su Mafia del Poder, sus nuevos cuates responderán con magnas inversiones. No será así. Sólo buscan extraer grandes rentas. Sustituirá a una vieja cleptocracia por una nueva, aunque muchos jugadores serán los mismos, pues la capacidad del transa de mimetizarse es infinita.
Su equipo parece feliz de generar un entorno laboral de más confrontación, con los mismos sindicalistas corruptos y extorsionadores de antes. Le costará carísimo no utilizar a la fuerza pública para liberar una vía federal estratégica para muchas cadenas de valor, pues invita a chantajes sucesivos y crecientes. Además, es cada vez más evidente que regresará a viejas prácticas de defender a empresas nacionales a costa de dejar de fomentar competencia, desnivelándole el piso a entidades extranjeras que llevan años creyendo en México. Provocará una desaceleración de la transferencia tecnológica que nos urge, y una inoportuna caída de la inversión extranjera. México es una economía mucho más abierta. Chávez podía enajenar empresas con relativa facilidad. AMLO no podrá meterse con las poderosas transnacionales que operan en México, ni con las transnacionales mexicanas. Si lo hace, provocará una contracción económica épica.
No aprecia que vienen años complicados, debido al entorno internacional de menos crecimiento que se avecina. Hay otro ominoso nubarrón en el horizonte. La ratificación del T-MEC se complicará por el ambiente político estadounidense. Con una Cámara baja en manos de demócratas, mucho menos afines al libre comercio, hay nulos incentivos para ayudarle a Trump a obtener ese logro. Hay rancios sindicalistas que se opusieron al TLCAN original en comités importantes de la Cámara, y AMLO se deshizo del experimentado equipo de negociadores que teníamos. Seade es capaz, pero no va a poder solo.
A ver si los votantes no acabamos tomándole la palabra con su oferta de revocarle el mandato, o si, ante ese riesgo, él no arma otra farsa como el referéndum del aeropuerto.
@jorgesuarezv
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