miércoles, 8 de noviembre de 2017

Las ocurrencias de AMLO

LEO ZUCKERMANN, 07 de Noviembre de 2017
De ganar las elecciones, su gobierno daría marcha atrás al proyecto de infraestructura más grande de la historia del país, la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM)
Si entiendo bien, la campaña de López Obrador presentará pronto su programa de gobierno, así como el gabinete presidencial, en caso de ganar. Será un evento importante que nos dará más información del tipo de gobierno que quiere el tabasqueño. Ojalá sea un ejercicio serio de políticas públicas y no de ocurrencias, como las que ha anunciado AMLO.
Un ejemplo es la propuesta de cancelar la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM). Según el candidato de Morena, de ganar las elecciones, su gobierno daría marcha atrás al proyecto de infraestructura más grande de la historia del país. En lugar del NAIM en Texcoco, ellos construirían uno nuevo en la actual Base Aérea de Santa Lucía, Estado de México, que operaría en conjunto con el actual aeropuerto capitalino, que no se cerraría.
De acuerdo con AMLO, el país se ahorraría mucho dinero con esta alternativa. El problema es que no ofrece cifras para comprobar que efectivamente habría un ahorro. Yo lo dudo. Para empezar, la cancelación del NAIM en Texcoco implicaría hundir todos los costos de lo que se habría invertido hasta el primero de diciembre de 2018. Estamos hablando de entre mil y tres mil millones de dólares. A esto habría que sumarle las penalizaciones que tendría que pagar el gobierno por incumplimiento de los múltiples contratos que se tienen firmados.
Ya se colocaron seis mil millones de dólares de bonos para financiar el NAIM. La semana pasada se vendieron cuatro mil millones, consiguiendo tasas muy competitivas (3.875% para el bono de diez años y 5.5% para el de 30). Hubo una copiosa demanda de inversionistas que pusieron su dinero garantizado con los flujos futuros de la Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA). Los mercados internacionales, que no son tontos, sí le tienen confianza al proyecto del gobierno de PeñaAMLO, no.
Súmese que su alternativa quizá ni siquiera es viable, porque no caben en el espacio aéreo del Valle de México dos aeropuertos operando al mismo tiempo. En suma, mientras yo no vea los números de López Obrador, su propuesta me parece una ocurrencia que nos podría costar varios miles de millones de pesos de costos hundidos en caso de llevarse a cabo.
Otro ejemplo. Hace unos días, AMLO anunció la descentralización del gobierno federal a los estados. La Secretaría de Turismo se iría a Chetumal. ¿Hay algún estudio técnico para sustentar esta propuesta? ¿Acaso no sería mejor en Puerto Vallarta? ¿Por qué no en Valle de Bravo?
Suena a otra ocurrencia. Igual que mudar la Semarnat a Mérida, la Sener a Villahermosa, Sedesol a Oaxaca, SEP a Puebla, Cultura a Tlaxcala, Salud a Chilpancingo, Sagarpa a Guadalajara, Función Pública a Querétaro, Trabajo a León, Sedatu a Pachuca, SCT a San Luis Potosí, Economía a Monterrey, Pemex a Ciudad del Carmen, CFE a Tuxtla Gutiérrez, Conagua a Veracruz, Capufe a Cuernavaca, Infonavit a Toluca, IMSS a Morelia, ISSSTE a Colima, Diconsa a Zacatecas, Nafin a Torreón, Conafor a Durango, Fonatur a Bahía de Banderas, Conacyt a La Paz y el SAT a Mexicali. ¿De dónde salen estos destinos? ¿Por qué esos y no otros? ¿Cuánto le costaría al erario la mudanza de tantos burócratas? ¿Qué pasaría con las oficinas que tiene el gobierno federal en la Ciudad de México?
La descentralización, según el candidato, tendría el objetivo de “reactivar la economía de los estados”. Interesante razonamiento que pinta de cuerpo entero la fe estatista de AMLO. Resulta que el desarrollo económico de una región se logra llevando burócratas. Ojalá fuera así de sencillo. Tan fácil como llenar el país de empleados gubernamentales y voilà.
Después de los sismos de 1985, el gobierno de Miguel de la Madrid descentralizó el Inegi a Aguascalientes (AMLO propone que se quede ahí). ¿Sirvió esta medida para detonar el desarrollo económico de esa ciudad? No. Lo que detonó el impresionante crecimiento de Aguascalientes fue la construcción de la planta de Nissan y las de varios de sus proveedores. Lo que no entiende el tabasqueño es que es el mercado, no el Estado, el que genera el verdadero desarrollo de la economía.
¿Qué va a hacer AMLO para generar empleos del sector privado de mayor productividad y valor agregado en las zonas de crecimiento rezagado? Eso todavía no lo sabemos. Ojalá venga en su programa de gobierno. Por lo pronto, lo que adelantó es que el gobierno va a trasladar un chorro de burócratas financiados por los contribuyentes para que los pobres salgan del subdesarrollo. Suena a otra ocurrencia más. Una ocurrencia estatista, para ser más precisos.
                Twitter: @leozuckermann

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