Ricardo Aleman 4/ago/16
México
Desde que arrancó la protesta de la CNTE contra la reforma educativa, dijimos que ese grupo mafioso —empoderado cuando enviaron a prisión a Elba Esther Gordillo— no apostaba por educación, sino por la desestabilización del Estado.
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Las razones expuestas estaban a la vista de todos; la CNTE que hoy aparece en las calles sin careta, no era más que el brazo civil de los grupos guerrilleros que hace décadas asaltaron la dirigencia del llamado “magisterio disidente”.
Cuando planteamos la hipótesis, llovieron insultos y hasta amenazas personales. Pedían “pruebas” de que la CNTE es un “grupo mafioso” y de “sus vínculos” con grupos guerrilleros.
Hoy, con el tiempo, las “pruebas” de que la CNTE es un grupo mafioso son que secuestra, saquea, vandaliza, roba, extorsina a los propios maestros, además de que la dirigencia es el mayor depredador del dinero público. Pero además está claro que la mafiosa CNTE es más perniciosa que otras mafias, como el crimen organizado. ¿Por qué?
Porque además de saquear miles de millones de pesos anuales del dinero público, la CNTE condena a la miseria y la ignorancia a millones de niños de Oaxaca, Michoacán, Guerrero y Chiapas —estados con mayor atraso educativo y pobreza en el país—, ya que dejan sin escuela a esos millones de niños.
El crimen de dejar sin educación a millones no solo es el peor de los crímenes, sino que es un flagelo que no provocan juntas todas las mafias del crimen organizado. Por eso, la CNTE es peor que las bandas criminales.
Los vínculos de la CNTE con rancios grupos guerrilleros —lumpen de lo más conservador de la izquierda extrema— son visibles para aquellos que quieren ver. ¿Por qué?
Porque sean plantones locos, mítines sistémicos, bloqueos y el daño causado a millones de personas y empresas
—algunas estratégicas que dan vida a la economía— son la prueba demoledora de que la CNTE emplea tácticas de “guerrilla urbana”; movilización encaminada a desestabilizar la democracia.
—algunas estratégicas que dan vida a la economía— son la prueba demoledora de que la CNTE emplea tácticas de “guerrilla urbana”; movilización encaminada a desestabilizar la democracia.
En el fondo —y siempre a la luz de los hechos—, asistimos a una revuelta guerrillera en calles de la Ciudad de México, en Oaxaca, Chiapas y Guerrero, empujada por delirantes grupos político y guerrilleros —como Morena, AMLO, EPR y ERPI—, que orquestan acciones para desestabilizar la vida económica, social y política del país.
¿Y para qué todo ese activismo? ¿Es por la educación?
La respuesta la conocen todos; la alianza de la CNTE con guerrillas como EPR, ERPI y con la Morena de López Obrador tiene objetivos político-electorales. Si dudan, pueden ver la confesión de parte en páginas del brazo mediático de esa alianza, La Jornada, en donde todos los días hacen apologías de la mafiosa CNTE, por sus logros en la destrucción de la democracia y la vida nacional.
Los mafiosos de la CNTE son héroes de la moderna revolución que quieren imponer en México; prohombres que —según PRI y PRD— deben ser aplaudidos por los delitos que cometen en su cruzada por desestabilizar al país, y hasta se promete condecorarlos cual guerreros del México bueno.
Dicho de otro modo; la CNTE, los rancios grupos guerrilleros, Morena, AMLO y su panfleto mediático apuestan por el mayor daño a los ciudadanos, a las familias, a la educación, a las empresas, a los empleos y, en general, apuestan por el estado fallido y el fracaso de la democracia. Y todo por convertir a México en copia de Venezuela, Bolivia, Argentina y Grecia.
En su ambición de alcanzar el poder presidencial en 2018, apuestan por la destrucción del país. Y si no les entregan el país, amenazan con el caos.
Al tiempo.
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