Ciudad de México, 19 de agosto.- La postura contra el matrimonio igualitario de la Conferencia del Episcopado Mexicano “no es cristiana”, consideró el rector de la Universidad Iberoamericana, David Fernández, en un artículo publicado este viernes en un diario nacional.
El sacerdote jesuita recordó las palabras del papa Francisco, quien recomendó ser “menos excluyentes y más humildes”, además de que también sugirió pedir perdón a los homosexuales por la postura conservadora de la iglesia católica contra ellos.
“Más misericordia quiere decir un trato respetuoso, afectuoso, con cariño, por todas las personas, incluidas aquellas cuya sexualidad es diversa a la de la mayoría. Algo que tiene que entender la Iglesia a la que pertenezco es que, mientras queramos seguir siendo cristianos seguidores de Jesús, debemos respetar a las personas gays y lesbianas. Desafortunadamente, no es precisamente esto lo que estamos viendo en estos días de debate sobre la iniciativa del Ejecutivo acerca del matrimonio igualitario.
“Muchos sacerdotes y dignatarios eclesiásticos, siguiendo la postura oficial de la Iglesia, afirman que ser homosexual no es pecado; pero al mismo tiempo preconizan que los homosexuales no deben practicar su homosexualidad, y los exhortan a abstenerse. Esto para mí es muy difícil de entender”.
Aunque el rector de la Ibero no tocó el tema de que la orientación sexual y de género sea algo con lo que se nace y no elegido, planteó que no se puede forzar a las personas LGBT a que dejen de ser ellas mismas.
“Esa misma Iglesia que llama a la abstinencia postula que el celibato y la castidad son dones de Dios. Es decir, que no se pueden forzar: a unos los da y a otros no. ¿Todas las lesbianas y personas transgénero u homosexuales tienen el don de la castidad? Probablemente alguna de las dos posturas que sostiene la Iglesia debe estar equivocada. Obligar a algo que es un don, ¿es posible?”, escribió.
También se dijo “abierto” a aceptar “lo que diga la ciencia” con respecto al origen de la diversidad sexual, pero mientras eso se define, aseguró que “Dios los ama” y que además “le caen bien”, por lo que se hace necesario respetarlos.
“En el debate actual una pregunta central es si la unión de personas del mismo sexo es matrimonio u otra cosa. No lo sé. Pero me pregunto de nuevo: ¿discriminarlos es auténticamente humano, digno de un Dios fiel a lo que ha creado y rebosante de misericordia? Me siento ofuscado”.
El sacerdote jesuita recordó las palabras del papa Francisco, quien recomendó ser “menos excluyentes y más humildes”, además de que también sugirió pedir perdón a los homosexuales por la postura conservadora de la iglesia católica contra ellos.
“Más misericordia quiere decir un trato respetuoso, afectuoso, con cariño, por todas las personas, incluidas aquellas cuya sexualidad es diversa a la de la mayoría. Algo que tiene que entender la Iglesia a la que pertenezco es que, mientras queramos seguir siendo cristianos seguidores de Jesús, debemos respetar a las personas gays y lesbianas. Desafortunadamente, no es precisamente esto lo que estamos viendo en estos días de debate sobre la iniciativa del Ejecutivo acerca del matrimonio igualitario.
“Muchos sacerdotes y dignatarios eclesiásticos, siguiendo la postura oficial de la Iglesia, afirman que ser homosexual no es pecado; pero al mismo tiempo preconizan que los homosexuales no deben practicar su homosexualidad, y los exhortan a abstenerse. Esto para mí es muy difícil de entender”.
Aunque el rector de la Ibero no tocó el tema de que la orientación sexual y de género sea algo con lo que se nace y no elegido, planteó que no se puede forzar a las personas LGBT a que dejen de ser ellas mismas.
“Esa misma Iglesia que llama a la abstinencia postula que el celibato y la castidad son dones de Dios. Es decir, que no se pueden forzar: a unos los da y a otros no. ¿Todas las lesbianas y personas transgénero u homosexuales tienen el don de la castidad? Probablemente alguna de las dos posturas que sostiene la Iglesia debe estar equivocada. Obligar a algo que es un don, ¿es posible?”, escribió.
También se dijo “abierto” a aceptar “lo que diga la ciencia” con respecto al origen de la diversidad sexual, pero mientras eso se define, aseguró que “Dios los ama” y que además “le caen bien”, por lo que se hace necesario respetarlos.
“En el debate actual una pregunta central es si la unión de personas del mismo sexo es matrimonio u otra cosa. No lo sé. Pero me pregunto de nuevo: ¿discriminarlos es auténticamente humano, digno de un Dios fiel a lo que ha creado y rebosante de misericordia? Me siento ofuscado”.
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