lunes, 4 de enero de 2016

Noroña en el país de los marxistas rococó


Rubén Cortés
 
El político de callejón Gerardo Fernández Noroña no soportó la tentación de divulgar en redes sociales 470 fotos de sus vacaciones en el Polo Sur, presumiéndolas “como quinceañera en Facebook”, según su excorreligionario Fernando Belaunzarán.
No dejó de provocar lástima que un periplo que a muchos sabría a miel, a Noroña le termine sabiendo a detritus, obligado a justificarlo cual si hubiese cometido un crimen y, además, caer en el envilecimiento de criticar a otros que viajan.
Antier criticó en Twitter que en 2013 periodistas viajaron a Davos en el avión de la Presidencia. Pero los reporteros de todos los medios utilizan ese avión y sus empresas  pagan precios exorbitantes: el recorrido por Medio Oriente, del 15 al 23 próximos, costará 39 mil 941 pesos por reportero.
Nada es gratis, incluido el célebre paseo de Fernández Noroña, aunque diga que se lo regaló un cuñado que es maestro y gana al año, a lo mucho, 134 mil 253.8 pesos; mientras la vacación de Fernández Noroña se acercó al millón de pesos en gastos.
Antes de divulgar su viaje, “como quinceañera”, Fernández Noroña afirmó tener sólo 400 pesos en dos tarjetas. Y ése es el gran problema de Fernández Noroña, los izquierdistas de caviar y “los marxistas rococó” (así les llama Tom Wolfe): la hipocresía.
Igual a su jefe político, AMLO, quien en menos de un año estuvo dos veces en Italia, pero a Enrique Krauze le dijo que no tenía ni pasaporte, pues Venustiano Carranza nunca había cruzado la frontera: “Hay que concentrarse en México. Para mí la mejor política exterior es la buena política interior”.
Lo indignante es que AMLO no trabaja desde 2005 y viaja a Italia, recorre el país en aviones, tiene camionetas y escoltas con armas largas, su hijo pequeño va a escuela privada y hasta carriolas de marca usaba de bebé; y uno de sus hijos mayores calza tenis de 12 mil pesos.
Más: Noroña no trabaja desde 2012, pero vacaciona en el fin del mundo con toda su familia, en tanto hace coro a AMLO en su farisaica cruzada que considera al dinero como algo sucio y llaman pirrurris  a quienes pagan escuelas privadas a sus hijos o viajan al extranjero… igual que ellos dos.
He ahí lo espeluznante: que Fernández Noroña es un pobre diablo (en su viaje se hizo selfies  comiendo pan porque creía que el pan argentino era “todavía” kirchnerista) y AMLO es favorito para 2018. Es decir, el gran hipócrita puede ser Presidente y el pobre diablo secretario de Estado.
Y lo peor: que existen millones de personas que creen su doble discurso.
Porque los mexicanos, como electores, estamos perdiendo la capacidad de mantenernos cuerdos.
¡Qué pena!
ruben.cortes@razon.com.mx

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