Al gobierno cubano sólo le queda el diálogo para pactar su salida, o extender la represión hasta donde tope.
Pablo Hiriart, julio 15, 2021 | 8:50 hrs
MIAMI, Florida.- Al gobierno cubano sólo le queda el diálogo para pactar su salida, o extender la represión hasta donde tope.
No hay mal que dure 100 años.
Su sistema es un fracaso, conducido por un puñado de incompetentes con instintos homicidas.
Lamentable es el papel de nuestros gobernantes que culpan de las manifestaciones de protesta a una “campaña internacional contra Cuba”.
Señalan que la escasez de alimentos y medicinas que se vive en Cuba es consecuencia del ‘bloqueo’ de Estados Unidos. Falso.
Mienten porque saben que al caer la dictadura cubana, el efecto será en dominó. Para abajo el chavismo en Venezuela, fin a la desestabilización en Colombia, y la 4T de México se quedará hablando sola en el continente.
O con el “amigo” argentino y el imprevisible líder magisterial peruano que asumirá la presidencia de su país. Esa conversación, en todo caso, será rulfiana: entre muertos.
Cuba n es víctima de ninguna conspiración, sino de su incapacidad para producir bienes.
No hay comida, no hay medicinas, los hospitales están colapsados, la gente no tiene vida privada porque es vigilada por soplones a sueldo que reportan a los Comités de Defensa de la Revolución.
Del hombre nuevo, que a muchos nos entusiasmó, no queda más que una élite de dictadores y militares, y una población con hambre y sin libertades.
¿Y no quieren que haya protestas?
Vaya ‘humanismo’ del gobierno mexicano. Se solidariza con los represores y acusa a los sin comida ni medicinas ni libertades de ser parte de una conjura internacional.
Reaccionan así, no en defensa de la soberanía de un país, porque ningún enemigo externo lo está atacando.
La 4T se cura en salud. Para allá quieren llevar a México los radicales que ya destaparon a su candidata presidencial.
Lo del ‘bloqueo’ como causante de la caótica situación cubana es una falacia.
No hay ‘bloqueo’, sino embargo. Y es de un solo país, Estados Unidos, que no vende tecnología ni permite el envío de remesas hacia la isla. Es una barbaridad, un error.
Pero no digan que hay hambre porque no pueden comerciar con Estados Unidos. Eso es mentira. Y mienten quienes repiten esa consigna en México.
El país al que Cuba más le compra alimentos y productos agrícolas, en el mundo, no es Venezuela, ni Rusia, ni China. Es a Estados Unidos: 220.5 millones de dólares, en 2018.
Y si a ello sumamos lo que Cuba compra a Estados Unidos en medicamentos y productos médicos, el valor total de esas importaciones es de 275.9 millones de dólares en 2018 (sugiero ver la página del Departamento de Estado https://www.state.gov/u-s-relations-with-cuba/).
Cuba era una potencia agrícola, y ahora importa dos tercios de los alimentos que consume. Su sistema estatista no funciona. Extiende la pobreza, el hambre, y expropia la libertad a las personas.
Su economía tenía tres pilares y un bastón. Se acabó el subsidio soviético (aunque Rusia le perdonó, en 2014, una deuda por 32 mil millones de dólares), con lo que perdió el primer pilar.
La otrora rica Venezuela ya no puede cargar con la economía cubana, ni con la suya.
En siete años, Venezuela pasó de 3.6 millones de personas con hambre, a 21 millones 200 mil venezolanos en inseguridad alimentaria. La población total del país es de 31 millones de personas. Casi 70 por ciento de ellas padece hambre.
No funciona el sistema estatista. Venezuela ya no puede subsidiar a Cuba. Se cayó el segundo puntal.
El bastón era el turismo, y con el Covid quedó inutilizado.
Sólo queda un puntal en Cuba: el sacrificio del pueblo cubano.
Y ese sostén ha salido a la calle a protestar porque no come, salvo que haga largas filas en las tiendas para turistas, donde deben pagar en dólares o en euros.
Tampoco tiene medicinas. Y le exigen, a palos, que se mueran callados.
Ante las manifestaciones de protesta, en lugar de invitar al diálogo y escuchar ideas para solucionar problemas, el presidente Díaz-Canel mandó reprimir y convocó al enfrentamiento físico entre cubanos.
“La orden de combate está dada: a la calle los revolucionarios, a defender la revolución”, dijo con criminal prepotencia.
El gobierno de México acusó un complot internacional. Venezuela también se solidarizó con Díaz-Canel.
Hay dos opciones para el presidente de Cuba: abrir el diálogo o reprimir con el Ejército. Tiene las armas. ¿Las usará? Masivamente, no se va a atrever. ¿O sí?
El Ejército, ¿va a disparar contra su gente para defender un fracaso y el pellejo de un don nadie, ahora presidente?
Qué hacer ante esa incertidumbre, es una respuesta que sólo pueden dar los cubanos que están en Cuba.
Ya perdieron el miedo.
Díaz-Canel, sin el liderazgo ni la inteligencia de Fidel, está temblando ante la situación.
Esperemos que el dictador asustado no cometa una masacre con el pretexto que le regaló nuestro Presidente: “Cuba es víctima de una campaña internacional”.
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