Guillermo Velasco Barrera
en MURAL
24 Ene. 2020
Si en algo ha sido consistente el presidente Andrés Manuel López Obrador es en su narrativa, en el relato que hilvana todos los días, con nuevos y variados capítulos, mediante los cuales fija la agenda mediática y marca la pauta de las conversaciones políticas, familiares y de toda índole.
La propuesta de rifar el avión presidencial es una de las pruebas más contundentes de lo anterior. Dicha propuesta es un hito más de la historia que el hoy Presidente comenzó a contar desde la campaña, cuando repetía como disco rayado "este avión no lo tiene ni Obama". Tal expresión, hizo del TP-01 un símbolo para mostrar el derroche y los excesos de gobiernos anteriores. Un símbolo tan importante como lo fue el muro en la campaña de Donald Trump.
El avión no ha podido venderse ni se venderá, ha salido más caro tenerlo detenido que usarlo, sumado lo anterior a los gastos que ha significado movilizar al Presidente y a los miembros de su gabinete en vuelos comerciales, pero no se trata de un tema de recursos económicos, ni ahorros, sino de exacerbar el resentimiento, ponerle nombre y apellido a la corrupción y mostrar a un Presidente que viaja como "cualquier ciudadano".
Este cuento da para muchos capítulos, el Presidente ya escribió el primero cuando dijo "érase un gobierno faraónico en el que sus monarcas se trasladaban en aviones de lujo...". Lo que sigue hacia adelante puede derivar en cualquier cosa, hasta donde alcance la imaginación a los propagandistas de la 4T.
Han sido dos los ejes rectores de la narrativa presidencial, muy ligados entre sí: la lucha contra la corrupción y los excesos de los gobiernos anteriores. Los cuentos para alimentar esta narrativa han sido muy variados y eficaces. La supuesta lucha contra el huachicol que generó un verdadero caos en el país fue una acción propagandística notable para concretar en algo tangible el discurso contra la corrupción. Sin embargo, la ordeña de ductos sigue y no hay ningún "pez gordo" detenido.
Como parte de su discurso contra la corrupción, López Obrador hizo alusión incluso a la conquista de México y calificó a Hernán Cortés como el primer corrupto en nuestro país. No son disparates, son frases bien pensadas para seguir exacerbando el odio y la división en un país que, a consecuencia de la leyenda negra, sigue sumido en el rencor y en los complejos, de lo que por cierto nuestro Presidente es fiel reflejo.
Culpar al pasado ha sido algo fundamental en esta telenovela. La 4T no es responsable de nada: ni de la inseguridad, ni de los muertos, ni del caos que hoy significa la salud pública, lo que incluye a los niños con cáncer que no tienen medicinas, tampoco lo es del nulo crecimiento económico. Todo es responsabilidad de los gobiernos anteriores y de los conservadores.
Pero la realidad es la realidad, aunque el Presidente tenga otros datos, y ante la falta de resultados este gobierno requiere distractores. La cortina de humo de la rifa del avión presidencial tiene además el propósito de ocultar una acción estratégica para el gobierno, como lo es la pretensión de modificar el sistema de impartición de justicia penal con una serie de medidas regresivas para, en el nombre del combate a la corrupción, intimidar, perseguir y encarcelar a opositores del régimen. El andamiaje de las dictaduras, para decirlo claramente.
Mientras en lo oscurito se "cocina" la verdadera agenda de la 4T, el jefe máximo sigue entreteniendo al pueblo sabio con fábulas, cuentos e incluso con clases de religión. Pero al lobo se le cae la piel de oveja y poco a poco muestra su verdadero rostro.
Llegará un momento en donde los cuentos presidenciales serán algo anecdótico y la popularidad del Presidente algo irrelevante, pues cuando se tiene todo el poder, ya no se requiere la aprobación de la sociedad para seguir ejerciéndolo. Llegados a ese punto, el relato sería ciertamente dramático.
@gvelascob
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