JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ
07-12-2017 Que López Obrador no tiene la menor idea de cómo plantear una política de seguridad no es ninguna novedad: su desempeño en la ciudad de México lo demostró plenamente. Tampoco hay atisbos de un programa serio sobre el tema en sus plataformas programáticas del 2006 o el 2012 o en la que ha presentado hasta ahora para los comicios de julio próximo, pero su necedad y obsesión para destruir las instituciones militares lo colocan ya más allá de la ignorancia: sus propuestas son peligrosas para la propia estabilidad democrática del país.
07-12-2017 Que López Obrador no tiene la menor idea de cómo plantear una política de seguridad no es ninguna novedad: su desempeño en la ciudad de México lo demostró plenamente. Tampoco hay atisbos de un programa serio sobre el tema en sus plataformas programáticas del 2006 o el 2012 o en la que ha presentado hasta ahora para los comicios de julio próximo, pero su necedad y obsesión para destruir las instituciones militares lo colocan ya más allá de la ignorancia: sus propuestas son peligrosas para la propia estabilidad democrática del país.
La propuesta de amnistía a los narcotraficantes ya hemos visto que no es una simple ocurrencia. Como decíamos el lunes es una constante que se ha mantenido en las campañas presidenciales anteriores y que se reitera ahora, incluso con mayor claridad. Pero no se trata sólo de la declaración en una de las zonas más castigadas por la violencia en Guerrero, es parte también del documental publicitario que está presentando Epigmenio Ibarra sobre el propio López Obrador. Y va de la mano con las denuncias de López Obrador sobre las “masacres” cometidas por militares contra el pueblo y la identificación que quieren imponer López Obrador (y Epigmenio) de que los narcotraficantes son algo así como una guerrilla opositora contra el gobierno, por eso el candidato de Morena insiste en que la lucha contra el narcotráfico es una lucha “del pueblo contra el pueblo”.
A las críticas generalizadas que recibió López Obrador por su propuesta de amnistía, se sumaron los secretarios de la Defensa Nacional y el de la Marina Armada de México, el general Salvador Cienfuegos y el almirante Vidal Soberón, con duras declaraciones sobre las implicaciones de una medida tan irracional que sería un paso irreversible hacia la transformación de México en un virtual narcoestado. La respuesta de López Obrador fue, otra vez, insultar a sus críticos, en este caso a los dos principales mandos militares del país y anunciar una serie de medidas que terminarían desmantelando la estructuras federales de seguridad, lo que combinado con la “amnistía” a los narcos sería el paso definitivo para dejarle al crimen el camino abierto para el control institucional.
López Obrador propone ahora fusionar el ejército y la marina en un solo cuerpo militar, quitarles miembros y poderes, y convertir las fuerzas de seguridad, incluyendo las policías, en una guardia nacional, me imagino que pensando en un modelo similar al de la guardia nacional bolivariana de Venezuela, que es algo así como el brazo armado del chavismo. Minimizar a las fuerzas armadas profesionales mientras se redimensiona a instituciones como la guardia nacional, es lo que hizo Chávez, hasta que logró un cambio completo de los mandos militares en su país. La guardia nacional se transformó en la fuerza de choque contra la oposición y la que maneja negocios como el narcotráfico. No le gusta al candidato de Morena que lo comparen con Chávez o Maduro, pero sus propuestas son las mismas que llevaron a éstos al poder y con los que mantuvieron en él.
Atención, la amnistía a los narcos, la denigración de las fuerzas armadas, la construcción de instituciones de seguridad a modo que las vayan reemplazando, no son ocurrencias del candidato de Morena: son parte de un proyecto de país que es en estos temas, cuando tiene que especificarlos en concreto, cuando resulta más transparente.
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