jueves, 28 de septiembre de 2017

El Banquero de AMLO, salinista y beneficiario del Fobaproa

La Otra Opinión
28 sep. 17

Como lo prometió, Andrés Manuel López Obrador ya creó el fideicomiso a través del cual Morena --supuestamente-- canalizará 103 millones de pesos provenientes de su financiamiento público a 45 mil damnificados por los sismos del 7 y 19 de septiembre.
Pero lo hizo de forma tramposa. En primer lugar, porque el dinero lo manejará un grupo de “personalidades notables” afines a Morena, práctica que se presta a la opacidad y al uso electoral de los recursos. Y en segundo lugar, porque resguardó el dinero en el banco de uno de los financiadores de su proselitismo político.
El “Fideicomiso por los demás” fue creado en el Banco Afirme, institución bancaria que preside el empresario regiomontano de la industria del acero Julio César Villarreal Guajardo.
En las campañas de 2006, Afirme no sólo llevó todas las cuentas bancarias del PRD, cuyo candidato presidencial era Andrés Manuel López Obrador. Además, sus socios aportaron 4 millones de pesos para la campaña del tabasqueño. A cambio, el grupo financiero obtuvo contratos con los gobiernos perredistas de Leonel Godoy en Michoacán y Marcelo Ebrard en la Ciudad de México.
Luego, en 2012, el propio Villarreal Guajardo aportó 110 millones de pesos para la campaña de AMLO, según consta en una grabación donde el empresario conversa con Julio Scherer Ibarra, asesor de AMLO y --casualmente-- una de las “personalidades notables” encargadas de vigilar el buen uso del fideicomiso de Morena.
Pero, ¿quién es en realidad Julio César Villarreal Guajardo?
Antes de financiar a la “honestidad valiente” y resguardar los recursos de Morena, Villarreal Guajardo no sólo perteneció a la “mafia del poder”, sino que además, fue beneficiario de lo que --según López Obrador-- ha sido “el saqueo más grande después de la colonia”: el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa).
A principios de los noventa, Villarreal Guajardo se hizo de dos empresas del Estado gracias a la política de privatizaciones del gobierno de Carlos Salinas. La primera, la siderúrgica Sicartsa, que adquirió por 170 millones de dólares cuando su valor real era de 2 mil 500 millones. La segunda, el Banco Banpais, adquirido por 545 millones de dólares.
Poco después, Villarreal quebró Banpais, pero quitado de la pena, le pasó la factura al Fobaproa, mecanismo creado por el gobierno priista supuestamente para proteger a los bancos del incumplimiento de sus deudores suscitado por crisis financieras, pero que en realidad sirvió para convertir en deuda pública la deuda privada.
Villarreal Guajardo usó a Banpais para prestar 2 mil 200 millones de pesos a empresas de familiares y socios, a sabiendas de que no iban a ser pagados. El Fobaproa entró al rescate, y en 1995 Villarreal fundó Grupo Afirme, donde ahora AMLO resguarda su fideicomiso.
Lo irónico es que Andrés Manuel López Obrador construyó su imagen de “luchador social” en buena medida gracias a sus denuncias sobre el caso Fobaproa. A finales de los noventa, cuando era líder del PRD, hizo que los diputados del Sol Azteca revelaran la lista de beneficiarios del Fobaproa, entre los que se encontraba Villarreal Guajardo. El tabasqueño incluso publicó un libro al respecto.
Hoy, tanto Villarreal Guajardo como Alfonso Romo --otro beneficiario del Fobaproa y de las privatizaciones salinistas, a través de la aseguradora Asemex-- desfilan al lado de la “honestidad valiente” a pesar de haber participado del “saqueo más grande [para México] después de la colonia”.
¿Cómo es esto posible?

Sencillo: expiaron sus pecados pagando dinero para financiar a AMLO. Como cuando El Vaticano vendía Indulgencias.

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