PABLO HIRIART
Por esas
cosas del destino y la política, podría darse el caso de que AMLO y Trump
fueran presidentes de México y Estados Unidos en periodos coincidentes.
Uno hundiría a México y el otro a Estados Unidos.
(Los que afirman que “México ya está hundido”, no tienen la menor idea de lo que es un país quebrado, sin alimentos básicos, libertades acotadas, con grupos como la CNTE para expropiar bienes a particulares, el gobierno del lado de las turbas que hacen justicia al margen de la ley. Más o menos lo que ha sucedido en una parte de Michoacán y Oaxaca, pero en todo el país).
Serían dos tipos de debacles diferentes en México y en Estados Unidos. Pero mal nosotros y el vecino con pulmonía, que Dios nos agarre confesados.
López Obrador y Donald Trump comparten la misma fobia: el libre comercio.
Responden con frases hechas y simplismos cuando se les cuestiona sobre cómo multiplicar los empleos.
Son intolerantes a la crítica.
Desprecian lo que desconocen.
Son populistas los dos. El populismo es ofrecer soluciones fáciles a problemas complejos, que terminan en desastre económico o en pérdida de libertades.
Eso representan AMLO y Trump: el populismo que todo lo puede arreglar con golpes sobre la mesa y a la postre dejan un país en ruinas.
Al finalizar el debate del lunes le dijeron a Donald Trump que una encuesta de CNN daba como amplia ganadora del encuentro a Hillary Clinton, a lo que el magnate contestó: “esa cadena nadie la ve”.
La frase tiene la misma esencia descalificatoria que las utilizadas por López Obrador cuando se le critica: no responde sobre el hecho, sino que ataca al mensajero.
Trump y AMLO son enemigos del libre comercio y no tendrían inconveniente en echar abajo el TLC. Está en la agenda de ambos.
El magnate estadounidense lo ha dicho. Y AMLO luchó contra el TLC que fue obra y mérito de su odiado Carlos Salinas de Gortari.
López Obrador ha prometido revertir las reformas estructurales, y quizá la más notable del ciclo modernizador ha sido la apertura comercial: el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Para Donald Trump, a Estados Unidos hay que manejarlo como él hace con sus empresas… que han quebrado seis veces y han sido rescatadas gracias a las leyes que él impugna, como le recordó con acierto la candidata Clinton.
Y para López Obrador el único problema que tiene México es la corrupción y sólo él es el indicado para acabar con ella (que sin duda existe y es un problema grave), pero cuando gobernó al Distrito Federal lo puso como la entidad más corrupta de la República, de acuerdo con los índices de Transparencia Mexicana, situación que se revirtió cuando él se fue.
Ni una palabra en contra de Trump ha dicho López Obrador. Por algo será. Y sabemos por qué: son igual de populistas los dos.
Twitter: @PabloHiriart
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