viernes, 1 de diciembre de 2023

Disputa por clase media

Guillermo Velasco Barrera

01 diciembre 2023

El discurso de López Obrador con relación a la clase media ha cambiado radicalmente, pues tras calificarla tiempo atrás como aspiracionista, clasista y egoísta, ayer declaró durante su mañanera que las clases medias han padecido por los conservadores y neoliberales corruptos.

Señaló también que entre las clases medias hay simpatizantes de todas las corrientes políticas y que los ciudadanos no son borregos. En esto último tiene razón, entre los clasemedieros de este país ha existido diversidad de pensamiento y pluralidad política. Una prueba evidente fue la elección del 2018, en la que un sector importante de la clase media mexicana, conformada por académicos y personas vinculadas al mundo de la cultura, le brindaron su apoyo y voto a López Obrador.

Pero la elección del 2021 demostró que el clasemediero es un votante sin pautas fijas, es decir, puede cambiar su voto en virtud de resultados de gobierno, propuestas de los candidatos o frente a determinadas coyunturas. En el caso de la Ciudad de México, fue la clase media la que le arrebató a Morena diversas alcaldías que tiempo atrás eran consideradas bastiones de la izquierda.

Vino la decepción y el desencanto respecto a la 4T, así como el miedo por el autoritarismo creciente de López Obrador. Despertó un gigante que estaba dormido (la clase media) y que sin duda será determinante para las elecciones del 2024, especialmente en las zonas urbanas de México.

Candidatos de todos los partidos se disputarán el mercado de votos que representa la clase media, por lo que buscarán hilvanar una narrativa que los conecte con este sector de la población, en donde prevalece un porcentaje muy importante de potenciales votantes indecisos que marcarán la diferencia en la elección del próximo año.

El Presidente, tan consciente está de lo anterior, que ha comenzado a cambiar su narrativa sobre las clases medias. Al hablar ayer sobre este tema señaló que Samuel García es un candidato atractivo para la clase media y ésa es la razón por la que lo critican los conservadores.

Tal declaración no sólo es una evidencia más de que Samuel es en realidad un títere del Presidente que se ha prestado a hacer el juego sucio para dividir a la oposición, sino que exhibe la preocupación de López Obrador de que Xóchitl Gálvez logre la mayor conexión con las clases medias mexicanas, lo cual es altamente probable.

Analicemos un poco los perfiles de los candidatos presidenciales: Claudia Sheinbaum, si bien en su trayectoria ha estado vinculada en diversos momentos de su vida a atributos prototípicos de la clase media, especialmente en su faceta como universitaria e investigadora, está mimetizada con el Presidente (incluso en su forma de hablar) en el discurso de la polarización y en el asistencialismo electorero que mantiene en pie de guerra el voto duro de Morena, pero no la vincula con amplios sectores de la clase media.

Samuel García, a quien ahora López Obrador quiere posicionar como el candidato de la clase media mexicana, no parece reflejar mucho la cultura del aspiracionismo y el esfuerzo, característica de los clasemedieros de este país. En todo caso, su factor diferenciador en la campaña es su edad y el que es el único varón en la contienda que compite contra dos mujeres. Los jóvenes lo podrían ver como una alternativa novedosa, pero no creo que la onda fosfo-fosfo sea una bandera para entusiasmar a la clase media.

La historia personal de Xóchitl Gálvez, genuinamente marcada por el aspiracionismo, es la que podría generar más conexión con la clase media mexicana, pero no basta su sola biografía. Los asesores de Xóchitl deberán trabajar en un discurso atractivo y consistente que realmente signifique una bandera importante para este sector de la población que hoy todos los candidatos se disputarán. Por lo pronto López Obrador parece estar muy preocupado por el despertar de la clase media.

@gvelascob

martes, 28 de noviembre de 2023

Sobre el deporte de criticar la campaña de Xóchitl

Leo Zuckermann

Xóchitl está arrancando la campaña en segundo lugar en la competencia presidencial, muy alejada del primer sitio que ocupa Claudia Sheinbaum. La candidata del oficialismo le saca una ventaja de dos a uno a la opositora. En números redondos, Claudia tiene un 60% de la intención de voto y Xóchitl un 30 por ciento.

El primer problema es que Gálvez todavía es desconocida por un 45% de la población, de acuerdo a la encuesta de Buendía & Márquez publicada ayer en El Universal. Este sondeo en vivienda se levantó cuando apenas estaban saliendo al aire los spots de radio y televisión. Vamos a ver qué tanto le ayudan estos anuncios para darse a conocer, porque vaya que le urge.

Un segundo problema es que, entre la gente que la conoce, tiene más opiniones negativas (23%) que positivas (20%). Su saldo de opinión es de menos tres (los datos son también de la encuesta de Buendía & Márquez). Es lógico. Gracias a López Obrador, Xóchitl dio un gran brinco en el reconocimiento de su nombre, pero fue un arma de doble filo, ya que el Presidente le endilgó una serie de atributos negativos que afectaron su imagen.

Así que no sólo le urge darse a conocer, sino posicionarse con cualidades positivas.

Los dos primeros problemas se resuelven con una buena campaña. Tengo la impresión de que ya van retrasados en ese equipo. Les falta una historia que contar, más allá de la biografía de la candidata, que es una de sus grandes fortalezas. Ésta no alcanza para convencer al electorado porque, al final del día, al ciudadano hay que responderle la lógica pregunta: “¿Y yo por qué tengo que votar por ti?”.

Claro, nuestra estúpida ley electoral no ayuda nada a contestar este cuestionamiento básico porque, absurdamente, los candidatos no pueden hablar de propuestas en este momento. Hágame el favor. Sin embargo, con las sempiternas simulaciones mexicanas, siempre puede dársele la vuelta a la ley. Es cosa de buscarle.

El chiste es encontrar una narrativa atractiva para los segmentos que podrían votar por la oposición. Definir qué va a vender la candidata (miedo, enojo o esperanza) y con qué mensaje. Si ella va a ser la protagonista de la historia, quién será su antagonista.

Las encuestas demuestran que en México existe un ánimo mayoritario a favor de la continuidad. Esto, desde luego, favorece a la candidata oficialista, quien, precisamente, está proponiendo eso. A la opositora le genera un reto de, por un lado, hablar de cambio para asegurar que vayan a votar los electores insatisfechos pero, por el otro, atraer a indecisos que no están del todo malhumorados con el gobierno actual.

Lo que quiero decir es que, además de administrar los tremendos problemas de una coalición de partidos que se odiaban a muerte hace unos años, Xóchitl debe tejer muy fino para desarrollar una estrategia exitosa que le permita remontar la diferencia que trae con Claudia.

Y rápido porque se le está yendo el tiempo.

Para alcanzar a Sheinbaum, Gálvez necesita crecer 1.2 puntos porcentuales por semana de aquí a las elecciones del dos de junio del año que viene.

¿Se puede?

Claro que sí, pero se requiere una campaña eficaz de aire, es decir, spots de radio y televisión que convenzan a la gente de por qué hay que votar por ella.

El reto es todavía mayor si se toma en cuenta la inclusión de Samuel García en la boleta. El neoleonés está ahí para quitarle votos a Xóchitl. Su objetivo es dividir el voto opositor y, en el mejor escenario, incluso arrebatarle a Gálvez el segundo lugar en la contienda. Su mensaje actual, de hecho, es que él ya rebasó a Xóchitl y está siendo validado por encuestas patito de corte propagandístico (ayer salió una en un medio impreso de la Ciudad de México). Así que, además de enfrentar a Claudia, Xóchitl tiene que sacudirse a Samuel.

Viéndolo todo en conjunto, está difícil para la candidata del frente opositor. Son de esos desafíos que sólo profesionales en diseñar y ejecutar campañas electorales pueden enfrentar. Un equipo de estrategas, encuestadores, creativos y publicistas que segmenten al electorado y encuentren los mensajes que motiven a comprar el producto, en este caso, votar por Xóchitl.

El tiempo apremia. Además, con nuestra estúpida ley, tendremos un receso en las campañas entre el 18 de enero y el primero de marzo.

No está nada fácil para Xóchitl. Pero lo peor sería tirar la toalla y admitir que este arroz ya se coció, como argumentan algunos miembros de la comentocracia que así lo desean.

X: @leozuckermann

https://www.excelsior.com.mx/opinion/leo-zuckermann/sobre-el-deporte-de-criticar-la-campana-de-xochitl/1622111

jueves, 24 de agosto de 2023

Mira quién habla

Jorge Suárez-Vélez 24 agosto 2023

El lunes, en "La Mañanera", ese ritual diario de propaganda que es todo menos la "conferencia de prensa" que finge ser, el Presidente se refirió a mí como alguien "reaccionario, reaccionario, reaccionario... más reaccionario que Antonio López de Santa Anna o Porfirio Díaz...". Reflexionemos sobre ese adjetivo.

La definición literal de reaccionario es alguien partidario de mantener los valores políticos, sociales y morales tradicionales y se opone a reformas o cambios que representan progreso en la sociedad. Es curioso que sería difícil encontrar un término que describa mejor a Andrés Manuel López Obrador.

Su propósito principal ha sido revertir reformas del sexenio pasado que incorporaban a México al dinámico y cambiante siglo XXI. En un mundo que padece el cruel embate del calentamiento global, él insiste en volver a los combustibles fósiles. Cuando México había impresionado al mundo con su eficiencia generando energías limpias, su gobierno privilegia el combustóleo -cuya quema prohíbe el mundo entero por su toxicidad- como energético para producir electricidad. Cuando la humanidad lucha por preservar especies animales y selvas milenarias, ha devastado reservas ambientales para construir un tren sin sentido económico o logístico, sí, la misma receta de progreso de Porfirio Díaz, pero 100 años más tarde. Ha dilapidado recursos en una refinería, cuando el mundo acelera la transición hacia automóviles eléctricos.

En medio del prometedor ascenso de la economía del conocimiento, su gobierno evita evaluar nuestra educación pública. No hemos medido el daño por cerrar dos años nuestras escuelas, y carecemos de medidas remediales que nos eviten perder una generación entera. Sus universidades Benito Juárez son el epítome de la mediocridad y el presupuesto para la educación pública ha bajado.

Cuando habíamos desarrollado un Seguro Popular que les daba acceso a salud a millones sin derecho a servicios del IMSS, él lo demolió por capricho o ignorancia y dejó a 30 millones de mexicanos sin acceso a salud pública, sumándolos a otros 20 millones que ya carecían de ésta. Cuando México era ejemplo mundial de vacunación universal, por sus prejuicios y limitaciones ideológicas, su gobierno creó un desabastecimiento de éstas que ha hecho que se presenten brotes de sarampión en México. Esto se suma a la falta de tratamientos de cáncer para niños que antes los recibían. Cuando México fue ejemplo de destreza sanitaria por su tratamiento de la pandemia de influenza H1N1 en 2009, fuimos uno de los países que más muertes sufrieron por Covid y donde más personal médico murió por falta de apoyos.


México volvió a niveles de ingreso per cápita de 2015. Después de décadas de lucha por avanzar nuestra democracia fortaleciendo a un árbitro electoral autónomo, AMLO le quitó recursos y amenaza con regresar a la farsa electoral en la que el PRI nos mantuvo por décadas, organizando las elecciones desde la Secretaría de Gobernación. Les ha quitado dientes a órganos constitucionales autónomos que eran importantes contrapesos para limitar excesos en el ejercicio del Poder Ejecutivo. Ha tratado de revertir la separación de poderes, vulnerando a la Suprema Corte, y su partido ha mayoriteado sistemáticamente en las Cámaras, arrasando con las minorías.

En pocas palabras, López Obrador nos ha regresado al pasado con éxito.

Ha judicializado sus rencores, persiguiendo a opositores a partir de acusaciones ficticias y usa el poder del Estado para extorsionarlos. Cuando México había fortalecido mandos civiles desde la época de Miguel Alemán, él militarizó la seguridad pública, las aduanas, el espacio aéreo y la obra pública. Quizá pactó con organizaciones criminales, faltándole al respeto a miles que han muerto a sus manos, incluso burlándose y haciendo chistes sobre el dolor humano.

El gobierno de López Obrador justifica su ineptitud y mediocridad, y critica a quienes se atreven a aspirar a movilidad social y progreso. Nos ha regresado a un pasado no deseable en aras de mantener valores políticos tradicionales.

¿Quién es el reaccionario?

@jorgesuarezv

miércoles, 5 de julio de 2023

Un hombre tranquilo

Guadalupe Loaeza 27 Jun. 2023

Para muchas y muchos ciudadanos, Adán Augusto López es una "corcholata" de un agua mineral sin gas. Y, sin embargo, pienso que lo que ha perdido a López Obrador es el exceso de gas, sus mañaneras son una prueba de ello, basta con que se levante un poco la tapa para que explote sin control. En cambio, escuchar hablar al que se llama "hermano" del Presidente tranquiliza. Su tono de voz y su lenguaje corporal coinciden con el de un hombre tranquilo, algo raro en un político en campaña. Se diría que Adán Augusto tiene la radiografía más clara que la de sus contrincantes, da la impresión que conoce la realidad mexicana de pe a pa. No hace aspavientos, no se enoja, no insulta, no agrede y al parecer sabe escuchar. No suena como una persona soberbia, ni pagado de sí mismo. Quiero pensar que se trata de una persona austera, aunque hace unos días se publicó una foto del ex secretario de Gobernación llevando un reloj carísimo que cuesta algunos miles de dólares. ¿Será cierto? Esta joya no va con su personalidad. Puesto que es el único de los seis aspirantes a la Presidencia que rechazó los cinco millones de pesos ofrecidos por Morena para la campaña con el argumento que está poniendo dinero de su bolsa, le sugiero que venda el reloj el cual despierta tanto sospechosismo.

Hay muchas cosas que me llaman la atención del ex gobernador de Tabasco, que le hable de "usted" a todo el mundo, algo que ya está en desuso. A mí me gusta porque es un signo de respeto hacia el otro u otra. También me gusta que además de licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Tabasco, tenga estudios en el Instituto de Derecho Comparado en París y posea una maestría en Ciencias Políticas por la Universidad de Paris II, además del diplomado que tiene por la UNAM, lo cual quiere decir que está mejor preparado que el Presidente de quien todos sabemos que pasó por un camino bastante accidentado para graduarse.

Si yo fuera dueña del "dedito" todo poderoso de López Obrador, para pasarle la estafeta, y en caso de que Morena ganara las elecciones (cruz, cruz), me inclinaría por Adán Augusto López Hernández. ¿Por qué? Porque me inspira confianza, porque es genuinamente un hombre de izquierda moderada y porque le creo. Me parece un político serio, estructurado, no frívolo, ni mucho menos, dogmático. No parece alguien rijoso, ni acomplejado. Se percibe a un hombre felizmente casado con Dea Isabel Estrada Rodríguez, licenciada en Administración, y a un padre de tres hijos, satisfecho y agradecido con la vida. Imagino a Adán Augusto tomar las riendas del país con conocimiento y con la experiencia que le ha dado haber sido gobernador de Tabasco, secretario de Gobernación, diputado, senador, etcétera, etcétera. Imagino que sabe escuchar a los empresarios, a las clases medias, pero sobre todo a las mujeres como le dijera a Sabina Berman en su espléndida entrevista, en la que también habló con llaneza del problema del crimen organizado, de la inseguridad y de la corrupción.

A diferencia de López Obrador, todo indica que Adán Augusto es un hombre sano y equilibrado. Algo me dice que el poder no lo cambiaría demasiado y que no es egocéntrico, en demasía, aunque nunca se sabe...

Tengo la impresión que de los seis contrincantes, él es el más cercano a las clases más desfavorecidas. Sí, creo que vería por su bienestar, lo siento empático, y que a pesar de que no cuenta con mucho carisma, sí hace contacto con la gente. Hay que decir que sí está por la continuidad del movimiento de la 4T pero sin radicalismos ridículos y absurdos en los que ha caído su jefe. Reconoce que él tiene un apego mayor por el sur de la República que por otras partes del país, por el simple hecho de haber nacido en Tabasco, pero también porque reconoce la poca atención que se le ha brindado a esa parte del país, que posee abundantes recursos naturales que no se han explotado debida y conscientemente.

Inútil aclarar que no estoy de acuerdo con Morena y mucho menos con su líder, no obstante debo ser objetiva al hablar de los seis candidatos y el que me parece el más congruente, sólido y preparado, para estas lides, es Adán Augusto López Hernández, un hombre tranquilo.

Jamás votaría por los otros de Morena, pero sí por uno o una de la oposición.

gloaezatovar@yahoo.com

jueves, 4 de mayo de 2023

Tengo miedo

Ricardo Elias  04 May. 2023

Me da miedo pensar en el 2024, un año electoral clave, en el que a nivel federal, los mexicanos estaremos decidiendo no simplemente quién será el nuevo Presidente o los nuevos senadores y diputados, sino el rumbo del país, es decir, el FUTURO (así en mayúsculas) de todos.

Tengo miedo porque millones de mexicanos que, concebible, pero desgraciadamente, apoyaron la llegada al poder de un individuo que teniendo argumentos válidos resultó ser un fraude, lo siguen apoyando.

Tengo miedo a los morenistas fanáticos y a los resentidos sociales que no sólo no se dan cuenta que están siendo engañados con quimeras y promesas "danesas" de cambio, sino peor aún, que les están comprando sus conciencias con limosnas económicas e intelectuales que jamás los sacarán de la mediocridad o la pobreza.

Tengo miedo al Presidente, y a la caterva de oportunistas, mafiosos y delincuentes que le rodean porque independientemente de sus incapacidades y falta de oficio, han demostrado ser mentirosos, resentidos y vengativos, y porque no son iguales a los anteriores, como el Presidente dice, sino peores. Esta vez, además de ser corruptos, son personas malas, peligrosas, tramposas y mañosas.

Tengo miedo a un gobierno que no se inmuta por causar la muerte a cientos de miles de mexicanos con decisiones irresponsables en el sistema de salud y en el sistema de seguridad nacional.

Tengo miedo a un gobernante que califica a las clases medias como "aspiracionistas", que ve a los más conocedores y exitosos como enemigos, que disfruta el deterioro de los emprendedores y se burla de sus angustias, de sus pérdidas o de sus quiebras.

Tengo miedo a la "alineación" del Presidente y su partido a la izquierda revolucionaria de América Latina, y a las deferencias y admiración que profiere a dictaduras y gobiernos populistas que han llevado a sus países a la ruina.

Tengo miedo a los repetidos intentos para destruir la democracia, las instituciones ciudadanas autónomas, para modificar la Constitución y convertir a Morena en un partido de Estado, hegemónico, único.

Tengo miedo a los ataques a la opinión pública y medios de comunicación críticos.

Tengo miedo a un gobierno que diciendo ser "democrático" se queja y ataca la separación de poderes.

Tengo miedo al año 2024, no porque la mayoría pueda decidir libremente un rumbo distinto al que yo creo sería mejor para todos, sino porque "los dados están cargados".

Tengo miedo a la reacción del Presidente y de las Fuerzas Armadas bajo su mando, en caso de que los resultados de las elecciones presidenciales no le sean favorables.

Tengo miedo porque hay un claro intento para aplastar minorías incómodas y acabar a la oposición, pero no por los canales y reglas de la democracia, sino con mañas, abusos, ilegalidades y con el dinero de todos.

Tengo miedo de terminar viviendo en un país jodido social y económicamente, que expulsa el talento y vuelve sensata la emigración.

Tengo miedo del futuro de México, no por pesimista, sino porque veo que los escenarios negativos de corto y mediano plazo son altamente factibles.

Pero los miedos no desaparecen siendo pasivos o guardando silencio, sino actuando y hablando, con fuerza y contundencia. Hoy más que nunca, los ciudadanos estamos obligados a hacer nuestra parte (la mínima es salir a votar) para detener el desmantelamiento del país. Yo haré la mía. Seguiré haciendo, diciendo y escribiendo lo que sea necesario para hacer entender a los que no entienden o no creen que estamos en manos de un populista inepto que ha puesto a México en rumbo equivocado y en manos de un partido repleto de oportunistas, resentidos, delincuentes y corruptos. Y lo haré no por contribuir, como dicen, con mi "granito de arena", pues yo no creo en la eficacia de granos de arena aislados, sino para crear una avalancha que sepulte el populismo, el engaño y la manipulación de los más pobres.

· APOSTILLA

 Yo no creo en los "granitos de arena". Para mí son sólo una idea romántica, cursi e ineficaz para lograr un fin. Yo creo en las avalanchas que resultan de agregar intención, cohesión, inercia y rumbo a millones de granos de arena, es decir, a millones de pequeñas acciones individuales.

A los granos de arena sueltos se los lleva el viento, a las avalanchas no. Una voz aislada no se oye, las voces de masas coreando al unísono, estremecen.

"El silencio materializa lo que tememos".

Yo

 ricardoelias1@gmail.com

 ricardoelias.mx

Fábrica de mentiras

Sergio Sarmiento, 04 May. 2023


"La libertad de prensa, si algo

significa, quiere decir la libertad

de criticar y oponerse".

George Orwell

 En pleno día mundial de la libertad de prensa el presidente López Obrador arremetió ayer, por enésima ocasión, contra los medios: "Cada vez son más las mentiras. Llueven mentiras. Hay tormenta de mentiras, porque hay medios que son fábrica de mentiras y de manipulación".

López Obrador, como antes lo hacían Donald Trump en Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil, ha hecho de la descalificación de los medios críticos no solo una costumbre sino una estrategia política. Y claramente le funciona. AMLO mantiene muy saludables niveles de aprobación en las encuestas. Sus ataques a periodistas, y en general a quienes tienen opiniones distintas a la suya, no solo no lo debilitan, sino que lo ayudan a mantener su popularidad.

Ayer, sin embargo, la organización Reporteros sin Fronteras reportó que México bajó un lugar en su clasificación de libertad de prensa en el mundo, al pasar de 127 a 128. Es verdad que nos ubicamos arriba de Corea del Norte o de China, que están en los últimos lugares, 180 y 179, o de Cuba, que en el puesto 172 es el peor país de Iberoamérica, o de Venezuela, que está en 159, pero estamos atrás de Guatemala, que se encuentra en 127, Bolivia en 117 o El Salvador en 115. Los cinco países con más libertad de prensa son Noruega, Irlanda, Dinamarca, Suecia y Finlandia.

"Año tras año -señala el informe- México se mantiene como uno de los países más peligrosos y mortíferos del mundo para los periodistas". No es que el gobierno esté asesinando a periodistas, ni que la ley establezca sanciones por ejercer la libertad de expresión, sino que "el presidente..., en el poder desde 2018, no ha emprendido las reformas y acciones necesarias para frenar la espiral de violencia contra la prensa", mientras que él "y otras figuras destacadas del Estado han adoptado una retórica tan violenta como estigmatizante contra los periodistas, a los que acusan regularmente de apoyar a la oposición". La organización cuestiona la sección "Quién es Quién en las Mentiras" de las mañaneras, "un espacio más en el que se intenta desacreditar a la prensa".

No dudo que haya medios que se equivocan o que mientan, pero la mayor parte de las descalificaciones de López Obrador y de su portavoz Elizabeth García Vilchis se enfocan a periodistas, medios y participantes de redes sociales simplemente por tener puntos de vista distintos a los suyos. El Presidente quiere que la única fuente de información sobre su gobierno sea la mañanera. Incluso está extinguiendo Notimex: "Ya nosotros no necesitamos una agencia de noticias en el gobierno -dijo el 14 de abril-. Eso era de la época de los boletines y de la prensa oficial y oficiosa. Ya no hay eso... Pero no es algo que nos haga falta como gobierno. Tenemos la mañanera".

Yo no pido, como otros, que desaparezca la mañanera, aunque me doy cuenta de que es fundamentalmente un arma política... de gran eficacia en las manos de López Obrador. Es claro que el Presidente la utiliza constantemente para difundir difamaciones y calumnias no solo contra sus adversarios políticos sino contra quienquiera que discrepa de sus posiciones.

López Obrador no ha aplicado medidas de represión contra los periodistas críticos; no es, ¡qué bueno!, un Daniel Ortega, pero sí los denuesta constantemente como hacían Trump y Bolsonaro. Esta estrategia resulta muy riesgosa en un país en el que las agresiones a periodistas son moneda de curso corriente.

AMLO declaró el 13 de junio de 2019: "No acepto, bajo ninguna circunstancia, que miembros de mi familia hagan gestiones, trámites o lleven a cabo negocios con el gobierno en su beneficio o a favor de sus recomendados". Pero los casos de presuntas gestiones y recomendaciones se acumulan. Ayer, sin embargo, el Presidente ni siquiera tocó en la mañanera los contratos de los amigos de su hijo Andrés. En cambio, sí puso un video de Juan Gabriel.

www.sergiosarmiento.com

miércoles, 3 de mayo de 2023

El autoritario

Todo eso que habíamos creído vencido hace unos años reapareció de la mano del dictadorzuelo Andrés Manuel López Obrador.

Juan Ignacio Zavala

mayo 03, 2023

No es para menos la indignación por el agandalle del gobierno y su pandilla de legisladores la semana pasada. Se trató de una de las experiencias más grotescas en términos de aplicación de la mayoría. Todo el priismo con el que se formaron el Presidente y sus secuaces salió a relucir en esta maniobra digna de película de caciques: el autoritarismo más ramplón, el avasallamiento como muestra de poder, la felicidad por el agandalle, la ilusión de la ignorancia, la presunción de la fuerza bruta, la abyección con el líder, la desvergüenza de actuar en manada… todo eso que habíamos creído vencido hace unos años reapareció de la mano del dictadorzuelo Andrés Manuel López Obrador.

Pero esto nada más fue el anuncio de lo que viene. Debemos dejar atrás los engaños, las buenas intenciones, los resortes de las “convicciones democráticas” haciendo llamados al diálogo y necedades por el estilo. Estamos ante un gobierno autoritario que no se va a cansar en su esfuerzo por demoler todo lo que se haya construido en los últimos 40 años y esto incluye la SCJN, el INE, los medios de comunicación, los partidos políticos opositores y, por supuesto, la aspiración a vivir en un país medianamente civilizado y racional.

El sueño autoritario del hombre resentido que estuvo en campaña alimentando su odio por más de dos décadas recorriendo el país, ha encontrado su ruta de implantación. La rabia es su resorte. No hay crítica que tolere. En sus delirios ve enemigos por todas partes y llega a niveles demenciales como el de ordenar que no se le conteste el teléfono a sus fantasmagóricos enemigos; hace chistes verdaderamente idiotas, muestra constantemente un desfase de la realidad preocupante.

Sin embargo, una cosa es que el Presidente haga cosas que parecen delirantes en una democracia moderna y otra que ese tipo de conductas, propias de los gorilatos de los países bananeros, no sean el sueño de los populistas ensoberbecidos y eso es para lo que debemos prepararnos.

No se va a detener en los señalamientos verbales, la maquinaria de la destrucción hace tiempo que se echó a andar, pero para muchos se trataba de algunos “desvíos ideológicos”, “ciertos rasgos autoritarios”, “resortes de su nostalgia por el pasado nacionalista” y cosas de esas. Qué cara es la ingenuidad cuando de política y liderazgos se trata.

El Presidente prepara ya sus golpes estelares y no son de preparación de su salida sino de los cimientos de su quedada. En efecto, tal y como lo anunció desde los primeros días de su gobierno, hará todo lo posible por derrumbar el edificio de la democracia liberal para que el regreso de ésta sea imposible.

Por eso tiene que imponer el modelo y lo tiene que imponer ya para que a nadie de los suyos se le ocurra desviarse. No se trata del planteamiento que vendrá, de la candidata o el candidato que vendrá, no: se tratará, como no puede ser de otra manera, de él, de la manera en que estará presente, aunque entregue la estafeta. Porque todo se trata de él y de seguir hablando de él.

Así que abróchense los cinturones, el autoritarismo está aquí y apenas enseñó los dientes.

miércoles, 8 de febrero de 2023

AMLO y la corrupción

 


 

  • Frank Lozano

Ciudad de México / 24.08.2020 04:36:36

La relación de López Obrador con la corrupción y el dinero mal habido está documentada desde que fue jefe de gobierno de la Ciudad de México. Los nombres de René Bejarano, Gustavo Ponce y Carlos Ímaz (exesposo de Claudia Sheinbaum) fueron relacionados a escándalos de corrupción.

Posteriormente, se dio a conocer que en el año 2006 el Sindicato Mexicano de Electricidad, el SME, desvió 66 millones de pesos para sostener el plantón de López Obrador en avenida Reforma.

En el año 2015, Jessica Avendaño, esposa de Arturo López Obrador, hermano del presidente, desvió 80 millones de pesos del gobierno de Veracruz cuando fue oficial mayor de la secretaría de Educación en el gobierno de Javier Duarte, quien entregaba 2.5 millones de pesos mensuales al Morena.

En el año 2017 a propósito del temblor del 19 de septiembre en la ciudad de México, siendo presidente de Morena, López Obrador desvió 64 millones de pesos destinados a ayudar a víctimas del sismo para usarlos en campañas de candidatos de Morena.

Ya como gobierno, López Obrador ha tolerado la corrupción de miembros de su gabinete y ha permitido la realización de negocios entre cuates, desde la compra de ventiladores a sobreprecio, a la compra de cubrebocas en 214 pesos. Los nombres de Ana Gabriela Guevara, Zoé Robledo, Manuel Bartlett, Rocío Nahle o Irma Sandoval salen a relucir. En su gobierno abunda el nepotismo en los nombramientos y hay familias enteras acomodadas en distintas dependencias, el ejemplo emblemático, nuevamente es Irma Sandoval.

El affair del video escándalo donde aparece Pío Obrador recibiendo distintas sumas de dinero de parte de David León Romero, es solo el último episodio de una tragedia llamada cuarta transformación.

La lucha contra la corrupción del gobierno de López Obrador es un simple ardid publicitario. No hay un compromiso verdadero por hacer del combate a la corrupción una política pública. La Unidad de Inteligencia Financiera, más que el brazo ciego de la ley, representa el látigo político del régimen. La Fiscalía, lejos de ser un agente de justicia, es una agencia de filtración de bulos, videos y chismes. La clase política de la cuarta transformación se ha convertido en un lastimoso corifeo que al unísono reproduce la narrativa que le impone el demagogo de palacio.

La distorsión de la realidad y la negación de la misma han llegado a un punto de cinismo nunca antes visto. Lo que hace mi opositor es corrupción, lo que hacen mis militantes son actos humanitarios. Bajo esa lógica, los más de 60 mil muertos por covid-19, murieron por su culpa; los más de 60 mil asesinados murieron por culpa de Calderón; los millones que perdieron su empleo no existen porque ya hay recuperación económica; los niños que no tienen medicamentos contra el cáncer tienen que tener paciencia. Para cada problema hay una excusa, un culpable, un sofisma, una evasión, nunca hay una política pública, nunca un Estado que enfrente y resuelva las cosas.

De ahí que no extraña que, contra toda evidencia, la corrupción de López Obrador y sus secuaces termine por venderse como un acto solidario incomprendido. Lo bueno es que nada sucede sin la aprobación del presidente, dicen.

franklozanodelreal@gmail.com