Uno de los más grandes engaños de López Obrador a la sociedad mexicana tiene que ver con la economía.
Raymundo Riva Palacio
agosto 04, 2022
Hace unos pocos días se cumplió el primer año de la sección ‘Quién es quién en las mentiras de la semana’, que comenzó como un original ejercicio encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador para dañar la reputación de periodistas, medios y opositores. El Presidente explicó que sería un recurso para la réplica, mediante un diálogo circular, que a un año de distancia demostró ser otra cosa: un mecanismo propagandístico, de ataque y linchamientos con insidias, difamaciones, falsedades, medias verdades e, incluso, verdades. Desde el Salón Tesorería, López Obrador ha logrado controlar la conversación mediante un espectáculo de circo –que conoce bien desde niño– y la simulación.
Uno de los más grandes engaños que está haciendo a la sociedad mexicana tiene que ver con la economía, donde mantiene su discurso de que avanza por buen camino, cuando la realidad es que México camina hacia el abismo. El último timo, llamado la ‘pobreza franciscana’, obedece a que uno de sus caprichos, la refinería de Dos Bocas, está costando muy por encima del presupuesto original. El Presidente esconde los verdaderos motivos de su nueva decisión jugando con palabras y engaños, como hace una semana, cuando dijo que la inflación estaba controlada, lo que es falso. Si le creen sus palabras o no es otra discusión. La realidad, en todo caso, es muy diferente, y la reiteración inagotable de que “no somos iguales” a gobiernos anteriores no se sostiene, pero por las malas razones.
La tasa de crecimiento: habrá quien se acuerde que en el primer año de gobierno el Presidente apostaba, sin ningún sustento técnico, a que se iba a crecer hasta 6 por ciento en el sexenio, y 2 por ciento ese año. El promedio del PIB durante los tres primeros años y medio de los sexenios del abanico de los gobiernos ‘neoliberales’ ha sido: 4.1 en la administración de Carlos Salinas, 3.6 por ciento en el de Ernesto Zedillo, 1.2 por ciento en el de Vicente Fox, 1.0 por ciento en el de Felipe Calderón y 2.6 por ciento en el de Enrique Peña Nieto. En el de López Obrador, el promedio del PIB es de menos 0.4 por ciento, una décima peor que en el mismo periodo de Miguel de la Madrid, que había vivido crisis financiera, fiscal, petrolera y un terremoto en la Ciudad de México (fuente: elceo).
La canasta alimentaria: en los tres primeros años del gobierno de Peña Nieto, la población urbana pagaba mil 598 pesos y la rural mil 113 por su conjunto de productos. En la actualidad, la población urbana paga mil 824 pesos y la rural mil 330 pesos (fuente: ejecentral). El encarecimiento en el actual gobierno ha sido de 20.6 por ciento. Una persona pagaba hace un año 800 pesos en frutas y verduras; el martes, para adquirir esos mismos productos y cantidad, pagó mil 650 pesos, o sea, más de 100 por ciento de incremento. El martes, el director de Seguridad Alimentaria, Leonel Cota, anunció un aumento a la leche de 10 pesos por litro, casi el doble de lo que costaba en 2018. Desde que entró en vigor el programa antinflacionario a principios de mayo, el kilo de tortilla aumentó 56 por ciento y el de huevo 22 por ciento.
La inflación: en 2018 la inflación se situaba en 4.8 por ciento. En junio pasado, la inflación se ubicó en 7.9 por ciento (fuente: Inegi). López Obrador presume que la inflación es más baja que en Estados Unidos (9.1 por ciento) y Europa (8.6 por ciento), pero deja de lado que en esas naciones no hay subsidios, como ha impuesto aquí, con un costo, hasta este momento, de 575 mil millones de pesos, 430 mil millones de ellos consecuencia del subsidio a las gasolinas.
Las gasolinas: en 2018, sin subsidios, el costo del litro de la Magna estaba en 19.15 pesos y el de Premium en 20.66 pesos (fuente: Arena Pública). En 2022, con esos miles de millones de subsidios, el costo del litro de Magna estaba en 21.73 y 23.77 la Premium (fuente: El Financiero). López Obrador presume que la gasolina es más barata que en Estados Unidos, donde, efectivamente, la gasolina regular cuesta aproximadamente 28.4 pesos el litro. Si no hubiera subsidios, como en el gobierno de Peña Nieto, los expertos calculan que la Magna estaría en 34.13 pesos y la Premium en 35.44.
La pobreza extrema: Peña Nieto dejó el país en las manos de López Obrador con 51.1 millones de personas en pobreza. A los dos años de gobierno de López Obrador, había 55.7 millones en esa categoría. El número de personas en pobreza extrema en el último año de Peña Nieto se situaba en 8.7 millones; hoy está en 10.8 millones. El número de personas con carencia a los servicios de salud pasó de 16.2 por ciento en 2018, a 28.2 por ciento en 2020 (fuente: BBVA).
Peña Nieto no enfrentó una crisis como la pandemia del coronavirus, pero Calderón sufrió la del A(H1N1) y la crisis financiera global de 2008-2009, y De la Madrid sus primeros años fueron de múltiples crisis. Salinas tuvo que modificar su proyecto cuando todas las inversiones se redirigían a Europa y negoció un tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá. López Obrador ahuyentó la inversión desde que canceló el aeropuerto de Texcoco, lo profundizó en 2019 con sus políticas y hoy coquetea con la idea de repudiar el tratado comercial norteamericano.
El tipo de cambio: López Obrador presume todo el tiempo el superpeso, que hasta ayer estaba en 20.63 pesos por dólar, 43 centavos más de como se lo dejó Peña Nieto (fuente: Banxico). El tipo de cambio no tiene que ver con políticas domésticas, sino con el diferencial de las tasas de interés, que siguen haciendo atractivo a México, aunque cada vez menos, por la incertidumbre política interna, la inseguridad y la falta de Estado de derecho.
López Obrador puede llenarse la boca de lo que quiera diariamente, como desde hace un año, pero la prueba de ácido de los datos duros desnuda la simulación y las mentiras presidenciales.
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