viernes, 14 de enero de 2022

Ni Ebrard, ni Sheinbaum

Guillermo Velasco Barrera en MURAL 14 Ene. 2022

El año que recién comienza marcará una pauta muy relevante para las elecciones presidenciales del 2024, en las que un primer hito significativo será la consulta de revocación de mandato, así como las elecciones que tendrán lugar el próximo 5 de junio en diversos estados del país.

Lo anterior irá configurando un escenario específico para la elección presidencial, no tan solo por el resultado de los comicios del presente año, sino principalmente por los acuerdos entre grupos políticos, el posicionamiento de los diversos aspirantes, y la decisión que tome el presidente López Obrador sobre quién debería sucederlo.

Este último punto será algo decisivo, pues la designación del "ungido" en Morena impactará no tan solo al interior de este partido político, sino en los acuerdos y desacuerdos con otros otras fuerzas políticas, pues no hay que olvidar que la cuarta transformación tiene vasos comunicantes y aliados con todas ellas.

El Presidente ha dejado correr a Marcelo Ebrard y a Claudia Sheinbaum, siendo esta última a la que muchos analistas ubican como la preferida López Obrador para garantizar la continuidad de su proyecto. Pero es posible que el Presidente esté reservando y protegiendo su verdadera "carta", alentando un pleito a muerte entre otros aspirantes para que se desgasten.

La primera opción del Presidente para la elección del 2024 sería él mismo, pero lo anterior en principio estaría descartado por lo que marca la ley en torno a la reelección. Sin embargo, llama la atención cómo López Obrador le ha tomado el pulso a la opinión pública alentando ilegalmente la ampliación de mandato del gobernador de Baja California y del presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. ¿Experimentos para ver hasta dónde se puede llegar?

Pero al no poder ser él mismo, lo que resulta el escenario más probable, López Obrador apostaría por alguien de toda su confianza y cercanía, que le garantice no solamente continuidad sino total impunidad. A través de sus "criaturas" e incondicionales es como se han perpetuado diversos dictadores en el mundo.

Bajo esa lógica, el "caballo negro" sería el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, quien suple estos días el Presidente en la tribuna mañanera y a quien López Obrador ha encomendado el acercamiento con los partidos de oposición. El también tabasqueño goza de todo el respaldo y el blindaje político para llegar sin desgaste al momento de la designación.

Otra "carta" en la mente del Presidente sería su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, pero esta apuesta, no descartable por López Obrador para no moverse de Palacio Nacional, le abriría muchos frentes de ataque pues se leería como una franca reelección. Pero no hay que olvidar que en las dictaduras han existido "parejas presidenciales" o cónyuges que suceden a los tiranos en sus mandatos, lo que en realidad significa que éstos permanezcan en el poder.

Y otro "tirador" en Morena al que no hay que perderle la pista es a Ricardo Monreal, quien sin ser "destapado" por el Presiente no ha dejado de operar para promoverse como presidenciable, dejando entrever que buscaría la candidatura con o al margen de Morena. Lo que es cierto es que el zacatecano "no da paso sin huarache" y puede ser que su activismo y presión política tenga como propósito vender caro su amor, para sin ser candidato presidencial, tener una posición destacada en el propio proyecto de Morena a partir del 2024.

Pero lo cierto es que tiene conexiones con todos los partidos de oposición, posicionamiento nacional y una peculiar habilidad para tejer acuerdos políticos, por lo que buscará venderse como un posible candidato del bloque opositor.

Me inclino a pensar que permanecerá en Morena, pero vuelvo a la reflexión inicial: la decisión del Presidente, que se irá perfilando en los próximos meses, moverá muchas piezas en el ajedrez político del 2024.

@gvelascob

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