Guillermo Velasco Barrera
Es común que los políticos en campaña quieran quedar bien con todo mundo, adecuando su discurso al público que los escucha. Muchos se reservan sus convicciones personales y sus valores asumiendo que se vuelven un estorbo a la hora de buscar la preferencia del electorado. Otros cambian de principios cada que convenga, al menos en el discurso, asesorados por sus "gurús" de comunicación, quienes les sugieren conducirse en una especie de neutralidad ideológica para de esta forma no comprar pleito con nadie.
La renuncia a los valores en la vida pública, además de resultar algo vergonzoso e incongruente, genera una gran inconsistencia en la línea discursiva de muchos políticos, lo que muchas veces deriva en resultados negativos en el plano electoral. El político que se compromete con determinados valores representa una persona predecible y confiable, no así el que se camufla o se mueve como veleta a lo que más convenga.
En una campaña, lo primero que debe cuidar un candidato es la fidelidad a sus votantes propios. De la mano de lo anterior, debe buscar el voto de los indecisos y de los votantes frágiles de sus competidores, pero no a costa de traicionar o defraudar a los que ya están con él.
Temas como el aborto o el "matrimonio igualitario" suelen ser evadidos por muchos candidatos, quienes no quieren meterse en honduras con lo que denominan "tópicos escabrosos". O si le entran al tema lo hacen de forma ambigua, dando "capotazos", buscando mantenerse en una patética indefinición.
Está muy bien abordar temas como la seguridad, el empleo, la salud, la educación. Estos rubros constituyen algo esencial para la vida de los ciudadanos, pero la visión y propuesta de los candidatos respecto a derechos fundamentales, comenzando por el derecho a la vida, resulta algo igualmente importante. Los valores y convicciones de los candidatos marcarán en gran medida su agenda política una vez que sean electos. Eso es algo que no podemos olvidar.
Algunos políticos en Jalisco se ostentan de izquierda, sin saber muchas veces de lo que están hablando. Otros se dicen progresistas o moderados, y otros pomposamente se dicen de centro. Muy pocos se asumen de derecha. Lo anterior se vuelve una etiqueta incómoda, por lo que es común ver a políticos que se dicen "conservadores", pero que prefieren pasar desapercibidos o solo defender sus convicciones en comidas familiares. Rechazan el aborto, pero públicamente no toman una postura clara.
Me parece que en la campaña que recién comienza escucharemos muchas posturas "gelatinosas" y pocas consistentes. Destaco dos casos de candidatos, en las antípodas el uno del otro, pero ambos congruentes con lo que piensan y lo que dicen en toda clase de foros. Enrique Velázquez, candidato a diputado de Hagamos por el distrito 4, está a favor del aborto, el "matrimonio igualitario" y la legalización de la mariguana. Así lo ha expresado en todo momento. Discrepo de su visión en estos temas, pero reconozco su consistencia para defenderlos.
Jaime Cedillo, candidato del PAN en el distrito 11, ha mantenido desde hace años una posición clara con respecto a la defensa de la vida y la familia. Hoy dicha postura es eje central de su campaña y obedece a una convicción de fondo que, además, podría resultarle muy rentable electoralmente hablando, en virtud de que en la sociedad jalisciense prevalecen valores fundamentales, pero son escasos los liderazgos políticos que los defienden abiertamente, incluidos la mayoría de los políticos del PAN que en estos temas se muestran completamente tibios.
Un caso de aparente neutralidad es Pedro Kumamoto, quien siendo uno de los políticos en Jalisco con una de las agendas proaborto más agresivas, rehúye hablar de estos temas para evitar ser rechazado por un amplio sector del electorado que se opone el aborto. En fin, ojalá exijamos a los políticos posturas claras. Como electores debemos conocer los valores que los inspiran para saber si les daremos nuestro voto.
@gvelascob
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