Guillermo Velasco Barrera en MURAL 19 Jun. 2020
Crece el descontento contra López Obrador y el gobierno que encabeza, lo que queda de manifiesto, no tan sólo en diversas encuestas de opinión que se han publicado recientemente, sino en los reclamos crecientes al Presidente durante sus giras por diversas regiones del país.
No se trata sólo del Presidente, los gobernantes emanados de Morena han resultado, en términos generales, los peor calificados por la ciudadanía. Una encuesta llevada a cabo recientemente por Massive Caller para valorar la gestión de los alcaldes en México, exhibe de forma muy clara que los presidentes municipales con menor aprobación son justamente los del partido guinda.
De acuerdo a esta encuesta, de los 20 munícipes con menor aprobación, 16 pertenecen al partido fundado por Andrés Manuel López Obrador. El dato no es menor, pues demuestra que más allá de cualquier narrativa política, los gobiernos que son parte de la 4T han resultado en la práctica malos gobiernos, sin experiencia, sin capacidad de resolver los problemas de los ciudadanos y en muchos casos más corruptos que los anteriores.
Datos como los referidos dan mucha luz sobre la narrativa que se tendría que construir desde la oposición para intentar ponerle un alto a Morena en las elecciones del próximo año. El camino no es la crítica a la persona del Presidente, mucho menos con insultos y burlas. Tampoco ayuda pedir su renuncia, aunque lo anterior sea el deseo creciente de miles de mexicanos.
Personalizar la batalla contra AMLO abona en la polarización que promueve el propio Presidente y lo victimiza, y el efecto es a final de cuentas que muchos ciudadanos que se han visto profundamente afectados por las decisiones de López Obrador y de su gobierno, en lugar de caer en cuenta que hoy se encuentran peor que antes, siguen en pie de guerra, cegados por la sed de venganza, contra fifís, conservadores, gobiernos anteriores y todos los "enemigos del pueblo" exhibidos en cada mañanera.
La acción de la oposición de cara a las elecciones del 2021 deberá ser estratégica y articulada, y fuera del terreno en el que el Presidente quiere que se libre la batalla. No tendrá que ser una campaña reactiva al guion de López Obrador, sino que implicará la construcción de una narrativa alternativa que concientice a la sociedad sobre lo mucho que hemos perdido, y lo que perderemos en el futuro en manos de un gobierno populista y por lo tanto ineficaz, y que muestre un camino distinto para resolver los muchos y muy graves problemas que tenemos los mexicanos.
La concreción de esta batalla en el corto plazo son las elecciones del próximo año, pues no tenemos otro camino para derribar a un gobierno populista más que las urnas. Nos jugamos mucho en las elecciones del 2021, entre otras cosas, la renovación de 15 gubernaturas y del Congreso federal.
Volvamos al punto de inicio de esta reflexión. El descontento ya existe y va en aumento, el reto de la oposición será ahora capitalizar dicho descontento y unirse para evitar la dispersión del voto y lograr la derrota electoral de Morena. Lo anterior implica, entre otras cosas, la alianza entre partidos, lo que siempre entraña dificultades importantes, pero puede prosperar cuando se tiene un propósito común de gran envergadura.
Además de las alianzas, será importante que los partidos se abran a perfiles ciudadanos que puedan significar rentabilidad electoral, ya sea empresarios, líderes sociales, académicos, jóvenes comprometidos con diferentes causas, etcétera. Hombres y mujeres con liderazgo en sus comunidades que, frente al rechazo generalizado hacia los políticos de siempre, puedan significar un nuevo rostro para la política. Esa será la fórmula ganadora: unión de la oposición y candidatos competitivos.
@gvelascob
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