viernes, 11 de octubre de 2019

Cría Cuervos


Guillermo Velasco Barrera
11 Oct. 2019


Durante más de una semana fueron secuestrados 92 choferes de autobuses por "estudiantes" de la escuela normal Lázaro Cárdenas del Río, ubicada en Tenería, en el Estado de México. Los privaron de su libertad desde el pasado 3 de octubre, como moneda de cambio para exigir al gobierno un delirante pliego petitorio.

Quienes supuestamente se están formando para ser educadores exigían plazas automáticas inmediatas para los egresados, becas, respeto a sus formas de manifestación y pasto sintético para su cancha de futbol. Sus demandas fueron aceptadas desde el pasado martes, y no fue sino hasta el miércoles de esta semana que liberaron a sus rehenes.

El proceder de estos normalistas es absolutamente condenable, es un delito, atenta contra los derechos de terceros, rompe el orden y la paz social, y resulta un desafío a la autoridad, si es que podemos hablar de autoridad cuando contemplamos que suceden estos atropellos, quedando totalmente impunes.

El subsecretario de Gobernación Ricardo Peralta declaró orondo que el gobierno del que forma parte privilegia el diálogo y ha dejado atrás la represión. Llegó incluso a decir que se tenía que evitar a toda costa otro Ayotzinapa o un episodio como el de 1968. Agregó que lo importante es llegar a acuerdos y que éstos se cumplan.

Lo expresado por este funcionario y la postración del gobierno de la 4T ante la presión de estos normalistas es una invitación a la anarquía y a la violencia como camino para obtener resultados. Se califica como represión lo que en todo caso sería el legítimo proceder de la autoridad para aplicar la ley, desde luego en apego a los derechos humanos, lo cual no implica ceder a las irracionales exigencias y métodos de quienes incluso ponen en peligro la vida de personas.

No es la primera vez que el gobierno cede a la presión de grupos que toman carreteras y vías ferroviarias con graves afectaciones para la sociedad en su conjunto, los pseudo maestros de la CNTE se apoderaron del Congreso impidiendo el ingreso y salida de personas, y decenas de vándalos afectaron gravemente comercios, restaurantes y edificios públicos en la marcha conmemorativa de Ayotzinapa.

Frente a todos estos hechos el presidente López Obrador habla de la importancia de privilegiar el diálogo y señala como conservadores a quienes alzan la voz para exigir que el gobierno haga valer el Estado de Derecho, lo cual es su obligación. Se tolera lo intolerable con el discurso de la paz y la reconciliación, y se alimenta una espiral de violencia al permitir que estos activistas envueltos en la bandera de la justicia social hagan de la extorsión un modus operandi.

Muy probablemente el presidente de la República sienta una profunda identificación con estos grupos de agitadores que permanentemente desafían a la autoridad. No hay que olvidar que, no hace muchos años, el hoy titular del Ejecutivo federal, que hoy habla de amor y paz en todas sus intervenciones públicas, era un verdadero maestro en las artes de la agitación callejera como método de presión política. Basta recordar la toma de Avenida Reforma en la Ciudad de México, que significó pérdidas millonarias para muchos establecimientos y un verdadero caos en la capital del país.

Pero no se trata tan solo de identificación con estos grupos, sino también de acuerdos político-electorales. La CNTE representó un verdadero ejército al servicio de Morena en la pasada campaña presidencial, y evidentemente se devuelve el favor a los aliados, lo que significa que los "maestros" hagan lo que les dé la gana con total impunidad.

Para López Obrador la verdadera prioridad son las elecciones de 2021, y el Presidente asume que tolerar a estas hordas de "educadores" le puede significar muchos votos. Es posible que así sea. El problema es que estos agitadores son insaciables y ya le tomaron la medida, y como bien dice el refrán "cría cuervos y te sacarán los ojos".

Pero lo más lamentable es que, con este propósito electoral y el falaz discurso del diálogo y la tolerancia, no solamente no se cumpla la ley, sino que se entregue la educación de millones de niños en México a activistas, porros y, en algunos casos, a auténticos delincuentes.



@gvelascob

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