viernes, 6 de septiembre de 2019

Los datos reales de López Obrador

Raymundo Riva Palacio, 6 sep. 19 El Financiero.

Desde hace varios días las mañaneras se han convertido en un rehilete de distracción. El espionaje en el comedor de Palacio Nacional, con una cámara a la vista de todos, sin sonido, que no transmite y para la cual hay que sacarle la memoria para ver qué grabó. El tema de su salud, donde inventar una afirmación inexistente en esta columna le regaló 48 horas de diversión a las redes sociales. La suspensión del fiscal de Veracruz, Jorge Winckler, le ayudó en este esfuerzo distractor, como también el indeseado agandalle de Morena en la Cámara de Diputados para retroceder la ley electoral –que finalmente logró a partir de 2021– más de 22 años. López Obrador es un maestro en comunicación política y con un posgrado en plantar temas en la opinión pública para que se entretenga y no voltee a ver los asuntos que sí importan. El circo mediático ocultó la realidad de la economía nacional en vísperas de la entrega del presupuesto este domingo, que, para describirlo gráficamente, es como un motociclista atropellado que llega a la sala de emergencias donde se apuran a evitar que entre en shock.
El presupuesto que llevará el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, a la Cámara de Diputados el domingo por la tarde, está siendo altamente esperado por los inversionistas, los analistas y todos los que tomarán decisiones estratégicas a partir de los números que presente. De cómo establezca la tasa de crecimiento, el ingreso por recaudación, la plataforma petrolera, el superávit fiscal, el gasto y la deuda, por citar algunos de los datos más relevantes, dependerá si la misma noche de ese día los mercados se vuelven locos porque no le creen al planteamiento del gobierno, o le dan el beneficio de la duda porque la información en el presupuesto les parece razonable. Esto es lo que anticipa Herrera será el paquete que entregará; otra cosa es lo que, en esta última etapa, decida el presidente López Obrador.
Los analistas se muestran ligeramente escépticos sobre lo que pueda suceder. Un análisis de la consultora Eurasia a sus clientes, señala que Hacienda tiene poco margen de maniobra ante la caída de las finanzas públicas para mantener el superávit fiscal –ofrecido por el Presidente en su informe el domingo pasado– de 1.3% del PIB, al tiempo de disponer de los recursos para sus programas sociales. Varios bancos y calificadores internacionales están advirtiendo a sus clientes la probabilidad de que se baje el grado de calificación de Pemex –porque no convenza su plan financiero–, con lo cual arrastraría la deuda soberana de México. Si esto se diera, probablemente comenzarían a irse inversiones del país, con una creciente pérdida de confianza. Los análisis técnicos tienen fundamento en los indicadores de la economía durante los primeros siete meses de este año:
• Los ingresos petroleros cayeron 18.2%, de 567 mil 700 millones de pesos a 483 millones 300 mil.
• Los ingresos tributarios cayeron 7.5% en términos reales ante la desaceleración en recaudación de ISR, IVA y IEPS.
• El impuesto sobre la renta creció 0.0%, de mil 10 millones, a mil 51.
• El IVA se redujo 1.7%.
• La deuda interna creció de siete mil millones 36 mil pesos, a siete mil millones 227 mil.
• La deuda externa se elevó 9.5%, de 202 mil 400 millones de dólares, a 211 millones 100 mil.
• El indicador Global de la Actividad Económica, que muestra la evolución del sector real de la economía, ha crecido en el año 0.2%, que significa una caída de 1.4% de cómo recibió la economía del gobierno anterior.
• Las ventas al menudeo dejaron de crecer y cayeron de 2.2% a 1.7%.
• El desempleo creció de 3.4% a 3.5%.
• El impuesto a las gasolinas, que es un impuesto indirecto que se cobra a los clientes, creció de 98 millones a 170 millones de pesos.
Estos son los datos reales de la economía de los primeros siete meses de gobierno de López Obrador, aunque el Presidente afirme tener otros datos. La información no surge de las mañaneras, como él mismo ya califica su comunicación circular de todas las mañanas en Palacio Nacional, sino de los reportes de la Secretaría de Hacienda, el Banco de México y el INEGI. Los acentos en el presupuesto estarán en la recaudación de ingresos. El presupuesto deberá contener cifras de ingreso conservadoras en petróleo y gas, contra lo que sugiere el gabinete energético, si se busca que el presupuesto sea creíble. La recaudación por la vía fiscal es lo que viene reforzado.
El gobierno está trabajando con el Congreso para generar ingresos. Morena presentó una iniciativa para cobrar el IVA a las plataformas digitales que dan servicios de alojamiento, transporte y comida, que no será suficiente. También estará la elevación del delito de defraudación fiscal a delincuencia organizada y seguridad nacional, y el combate contra las facturas falsas, por donde se evaden 300 mil millones de pesos anuales. En la cocina, sin saberse aún si se presentará, es un cambio de régimen en la venta de medicinas, para que pasen del sistema del IVA a exención de impuestos. Para el consumidor no significa nada, porque de cualquier forma no pagaría impuestos, pero ese cambio de régimen significaría alrededor de 80 mil millones de pesos anuales menos, que se entregan anualmente a las empresas farmacéuticas.
Nuevas medidas de austeridad, señaló Eurasia, son probables y “mostrarán desesperación” del gobierno para encontrar recursos adicionales. Tampoco considera, pese a las señales de la semana pasada, que el Presidente modifique su oposición a inversión privada en el sector energético, que le daría recursos frescos. Su pronóstico es pesimista y ve que los riesgos políticos hacen probable un mayor deterioro económico de las finanzas públicas en 2020.

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