DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Catón
17 May. 2019
Sin más razón que su capricho -"lo que diga mi dedito"- el Presidente López ordenó ya la construcción de la refinería de Dos Bocas. Igual podría ordenar que los carros de ferrocarril fueran otra vez movidos por máquinas de vapor, que se cocinara con leña o con carbón y que el telégrafo volviera a ser el principal medio de comunicación a distancia. Su proyecto es el de un Presidente de hace 70 años o más. El modo de operar de una refinería como la que AMLO pretende construir es ya obsoleto, y la contaminación que producen esas instalaciones es por sí sola causa suficiente para no llevar a cabo la obra. Pero una vez más se impone la omnímoda voluntad de este Presidente que tratándose de autoritarismo está dejando muy atrás a los del periodo de la dominación priista. Con López Obrador no sólo estamos retrocediendo: también vamos para atrás. Desgraciadamente él tiene otros datos, y sus datos son los únicos que cuentan. Los expertos ya no cuentan. Sólo él cuenta. Y todas las mañanas cuenta...
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