viernes, 28 de abril de 2017

POPULISMO: SOCIALISMO DEL SIGLO XXI


LA MENTALIDAD POPULISTA

Son 5 las desviaciones que configuran la mentalidad populista:

(Mao, Stalin, Castro, Chávez, Evo Morales, Cristina Kirchner, López Obrador)

l. DESPRECIO POR LA LIBERTAD INDIVIDUAL Y UNA CORRESPONDIENTE IDOLATRÍA DEL ESTADO.

Políticamente el populismo suele encarnarse en el líder carismático, un redentor que viene a rescatar a los sufrientes y asegurarles un espacio de dignidad en el nuevo paraíso que este creara.

El populista lleva a cabo su programa utilizando las categorías de "pueblo" y "anti pueblo", donde Él dice encarnar al "Pueblo" y por tanto quien esté en contra de sus intenciones y pretensiones esta siempre, por definición, en contra del "Pueblo". Y del lado del "anti Pueblo".

La figura populista fomenta el odio en la sociedad dividiéndola entre buenos y malos, utiliza al decir del Che Guevara: "el odio como factor de lucha, el odio intransigente al enemigo, que lo convierte en una efectiva violencia, en una selectiva y efectiva máquina de matar.

En lo fundamental la estrategia del populismo es la misma que la del socialismo o comunismo, siendo la inserción del odio en la sociedad el primer paso hacia la toma del poder.

El segundo paso consiste en eliminar la libertad económica, anulando lo más posible el derecho de cada individuo a gozar del fruto de su trabajo, dando paso a un estado gigantesco que se mete y controla todo, que impone altísimos impuestos y regulaciones que obligan a los privados a asumir roles fiscalizadores que no les corresponden. Sumemos a esto altas tasas de inflación producto de la monetización del gasto estatal, control de capitales para evitar que salgan los dólares del país; discrecionalidad total del gobierno en el gasto público, una burocracia enorme e ineficiente, una deuda estatal creciente: caída de la inversión privada, incremento del desempleo, corrupción galopante, deterioro del derecho de propiedad y de la seguridad pública, privilegios especiales a grupos de interés, creación de "colectivos" paramilitares que reprimen cualquier manifestación de desacuerdo y creación de empresas estatales totalmente ineficientes que se convierten en agujeros sin fondo y establecer un sistema de educación gratuito controlado totalmente por el Estado, entre otras acciones.

Finalmente, el motor último, el cultivo del odio y la destrucción del Estado de derecho, aunado a un desprecio total por la libertad y las instituciones que la resguardan, anclada en una adoración febril del poder del Estado.

Las promesas de campaña de utilizar el poder del Estado para "elevar al pueblo" son siempre todo lo contrario: se deben según el populista, estatizar las empresas, terminar con la independencia de la banca central, deben subirse dramáticamente los impuestos y al mismo tiempo desarrollar una red asistencialista gigantesca que tenga a millones de personas dependiendo del Estado.

Ideológicamente gente como Stalin, Mao y Castro, tuvieron la misma trayectoria de un Chávez, Allende, Maduro, Morales, Correa, López Obrador, Krischner y Bachelet, estamos hablando con estos últimos de los promotores de un Socialismo del siglo XXI.

II. COMPLEJO DE VICTIMA, SEGÚN EL CUAL TODOS NUESTROS MALES HAN SIDO SIEMPRE CULPA DE OTROS Y NO DE NUESTRA INCAPACIDAD PARA DESARROLLAR INSTITUCIONES QUE NOS PERMITAN SALIR ADELANTE.

El rasgo esencial de la mentalidad populista ha sido siempre el culpar de todos los males de la sociedad a otros: a los ricos, a los gringos, al capitalismo, a la CIA, al Neoliberalismo, a la Mafia del Poder, etc.

El líder populista (socialista del siglo XXI) fomenta sobre esa base el odio de clases y el resentimiento en contra de algún supuesto enemigo interno y/o externo que conspira para mantenernos en la pobreza y el subdesarrollo.

En pocas palabras siempre somos víctimas y necesitamos de un "salvador' que ponga fin a las conspiraciones de las oligarquías internacionales y a las mafias nacionales.

Los populistas se inspiran en ideas como las del francés Michel de Montaigne quien sostenía en el siglo XVI que, "el mercado es un juego de suma cero, donde lo que uno gana se debe a que otro lo pierde" donde "el beneficio de unos, es el perjuicio de otros", según estos populistas ningún provecho ni ventaja se alcanza sin el perjuicio de los demás y esta tesis alimenta la idea de que la riqueza de los ricos es la causa de la pobreza de los pobres (los que integran la Mafia del poder se roban 500 mil millones de pesos al año, por eso los mexicanos somos pobres...López Obrador)

Todo el Programa de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) se basó en la idea de que los latinoamericanos éramos victimas económicas de las potencias desarrolladas y que por tanto debíamos practicar el proteccionismo comercial y el estatismo desenfrenado para salir adelante.

En otras palabras, no era verdad que todos se beneficiaban igual del libre comercio ni del libre mercado, la solución era cerrar nuestras economías a las importaciones y desarrollar una política industrial dirigida desde el Estado, además de una masiva redistribución de la renta y la propiedad a través de reformas agrarias. El resultado de estas políticas estatistas fue desastroso para América Latina.
III. PARANOIA ANTILIBERAL, SEGÚN LA CUAL EL NEOLIBERALISMO O CUALQUIER COSA RELACIONADA CON EL UBRE MERCADO ES EL ORIGEN ULTIMO DE NUESTRA MISERIA.

Si antes, con la CEPAL y la teoría de la dependencia, la culpa de todo era del Imperialismo Yanqui y el Capitalismo Internacional que nos condenaba al subdesarrollo, hoy en todas partes de la región el "neoliberalismo" es el demonio al que se suele responsabilizar de todos nuestros males.

Chávez, diría por ejemplo en 2002 que "el neoliberalismo es el camino al infierno", y Evo Morales sostendría que "el responsable de los problemas en Bolivia es el neoliberalismo". En México, en tanto, Andrés Manuel López Obrador llego a afirmar que el país estaba "podrido" producto de 30 años de neoliberalismo, sistema que según el generaba "esclavitud" y por tanto debía ser superado de una vez por todas.

El famoso Foro de Sao Paulo que con el patrocinio de Cuba reunió prácticamente a todas las organizaciones y movimientos de izquierda de América Latina luego que cayera el Muro de Berlín, declaro que el origen de todos los males era y es el "neoliberalisrno" y la salvación solo puede ser el "socialismo del siglo XXI"

Mientras tanto Rafael Correa Presidente de Ecuador afirma que una "larga y triste noche neoliberal" sacrifico a la clase trabajadora ecuatoriana al introducir flexibilidad laboral y baja inflación, mayor espacio comercial y apertura a los mercados" (sic). Y que el libre mercado solo puede beneficiar a países de similar desarrollo.

Esta tesis de Correa en la que creen todos los populistas se viene abajo con el simple ejemplo de la República de Chile, que se abrió unilateralmente al libre comercio desde los años setenta en adelante y es hoy uno de los países más abiertos al mundo y el país más próspero de América Latina.

Liberalizar es precisamente lo que el populista y el totalitario no quieren porque desean mantener el control de la población en sus manos. Nada hace más dependiente a la gente que el control sobre sus ingresos, sus trabajos y sus propiedades.

Todos los populistas critican el llamado "neoliberalismo", lo que hacen es utilizar un concepto trampa para justificar moralmente su de otro modo indefendible ambición de poder, la cual pasa por reducir las libertades de las personas lo más posible incrementando el control del Estado, es decir de ellos mismos sobre estas personas, pues si se depende del poder no se le puede desafiar.

Suceden dos cosas curiosas; que a pesar del rotundo fracaso del socialismo a nivel mundial no se desprestigien ni las ideas populistas ni quienes las promueven y que la defensa de las mejores ideas en la región en el mejor de los casos, es muy débil y la hegemonía intelectual está del lado de quienes buscan el poder.

¿Qué hacer ante esto? Evidentemente no se puede defender a eso que llaman "neoliberalismo" por la razón de que ya de entrada el concepto tiene una carga valorativa y emotiva de inmoralidad que hace imposible defenderla. Lo que se debe hacer es hablar y apoyar un sistema de libre emprendimiento y de la dignidad de pararse sobre los propios pies, pues solo un sistema basado en valores permite generar las oportunidades y espacios de libertad para que las personas en los distintos niveles sientan el orgullo de proveer para sí mismos y para sus familias.

El capitalismo no es un sistema económico perfecto pero las posibilidades de superar toda esa miseria de algunos pueblos es teniendo libertad, según el premio Nobel de economía de 2015 Angus Deaton los estándares de vida de hoy son mucho más altos que hace un siglo y más gente escapa de la muerte en la infancia y vive lo suficiente para experimentar esa prosperidad y esto se ha dado solo en el sistema capitalista.

Los latinoamericanos podemos adquirir bienes (cosa que no sucede actualmente en Venezuela porque hay escasez de los bienes más básicos para vivir) por nuestra capacidad de producir otro bien, recibir un salario y tener entonces poder adquisitivo para comprar aquello que ha sido producido en un esquema de colaboración donde han existido millones de transacciones.

El sistema de libertades que describe Sala-i-Martin es el de libertades económicas que no son más que libertades personales, de poder emprender, adquirir bienes y venderlos, trabajar, contratar, despedir, tener propiedad sin que sea amenazada, libertad de competencia, ausencia de privilegios arbitrarios entregados a grupos de interés, moneda estable, apertura comercial, impuestos moderados, gobierno limitado y regulaciones razonables. Esto es lo que se debe promover frente al populismo que busca todo lo contrario.

Esto es lógico y se explica porque una sociedad con libertades económicas genera riqueza y espacios de libertad que dan a los ciudadanos independencia de los gobernantes, permitiéndoles exigir respeto a sus derechos y a desafiar el poder establecido si este respeto no es garantizado.

Y es por esto que los populistas de nuestro continente buscan destruir la libertad económica, pues saben que así logran convertir a segmentos importantes de la población en personas dependientes del poder político y de las prebendas que estos les reparten con lo cual neutralizan toda posibilidad de resistencia a sus planes.

Solo tres países de un total de 152, que son Chile (11), Perú (22) y Uruguay (43) están entre los 50 países con mayor libertad económica del mundo y curiosamente estos tres países son los que más han avanzado en la región. México se encuentra en el lugar 94 y Venezuela en el lugar 152, el último de la lista.

Los primeros países más avanzados de la lista son Hong Kong, Singapur, Nueva Zelanda, Suiza, Finlandia, Canadá, Australia, Estados Unidos, Alemania, Dinamarca, Estonia, Irlanda, Suecia y Noruega. Todos ellos cuentan con instituciones y un Estado de Derecho que les garantizan una sólida protección de los derechos de propiedad, bajos niveles de inflación, economías abiertas al mundo, seguridad pública, servicios públicos, y gobiernos respetuosos de las reglas del juego.

Nota de la redacción: El Presidente Donald Trump ha decretado una disminución de impuestos a los empresarios en estados Unidos de un 35% a un 15% para motivar y fortalecer la economía del País.
IV. PRETENCIÓN DEMOCRÁTICA CON LA QUE EL POPULISMO SE REVISTE PARA DARLE LEGITIMIDAD A SU PROYECTO DE CONCENTRACIÓN DEL PODER

No existe ningún líder populista, caudillista o socialista en la región que no haya llevado a cabo su programa de demolición institucional sin ponerle la etiqueta de democrático, incluso en los casos más recientes como el de Venezuela.
Chávez llego al poder ganando limpiamente las elecciones en 1998 y de ahí en adelante todo su programa se concretó en mantener la fachada democrática para consolidar una dictadura, creo una nueva constitución que también sometió a referéndum y que sirvió de base para liquidar la independencia de los poderes de Estado, especialmente el judicial, hoy completamente alineado con el Régimen que encabeza Maduro. Ahora el Gobierno se impone por decretos, como en toda dictadura y la Asamblea Nacional paso a ser un mero buzón de las propuestas de Chávez.
Lo distinto de estos populistas socialistas es que a diferencia de otros como Castro o el Che es que Chávez no tuvo que hacer la guerra armada como los anteriores, pues este llego a través del voto ciudadano.

Por su aparente carácter democrático, el nuevo socialismo es mucho más peligroso, especialmente dado lo vago y amplio del concepto en la región. Cuantas veces escuchamos a Chávez decir que hacia lo que hacía porque "era lo que el Pueblo quería", la decisión del pueblo es sacrosanta y quien se opone es un traidor, golpista o anti democrático.
La persecución de opositores se hará a través de las milicias del Pueblo, ahora llamadas "colectivos" bajo el pretexto de que la mayoría democrática apoya al régimen, los ataques a la libertad de expresión y prensa son justificados argumentando que el gobierno responde a lo que la gente dice no a lo que publican los medios, las confiscaciones a la propiedad se ampara en que es en beneficio de las mayorías que los eligieron y así sucesivamente irán justificando todas sus acciones en nombre del Pueblo y de la Democracia.
Evo Morales expresaría de manera elocuente lo que entienden por democracia los populistas: "Estoy convencido de que la democracia no termina solo en el voto, es permanente, es debatir con el pueblo las políticas…Es importante gobernar obedeciendo al pueblo Boliviano, gobernar "con la voluntad del pueblo"
Y ¿qué pasa si el supuesto "pueblo" quiere destruir los derechos de los demás, de los que son minoría, el derecho a la vida, a la propiedad, a la libertad de expresión?
Pues nada, porque en la definición del populista, la democracia es un medio para extender y no para limitar el poder del gobernante que dice representar al "pueblo", Él es el "pueblo".
Sería también Evo Morales quien mejor expresaría lo que entienden por democracia totalitaria: "Por encima de lo jurídico es lo político. Cuando algún jurista me dice, Evo te estas equivocando jurídicamente, lo que estás haciendo es ilegal, aun así, yo le meto por más que sea ilegal, después les digo a los abogados...si es ilegal, legalícenlo ustedes, ¿para qué han estudiado.?
Lo que Evo nos está diciendo de manera muy clara (que a veces no queremos ver) es que, para él, democracia y dictadura son la misma cosa. En efecto, pues si él encarna al pueblo, y debe hacerse todo lo que el pueblo quiere, entonces debe hacerse todo lo que él quiere...así de simple.
Y esto demanda que no exista límite para el populista, que no exista límite a su poder, pues limitando su poder se limita el poder del pueblo, lo cual según Evo seria antidemocrático.
V. OBSESIÓN IGUALITARISTA QUE SE UTILIZA COMO PRETEXTO PARA INCREMENTAR EL PODER DEL ESTADO Y ASÍ ENRIQUECER AL GRUPO POLÍTICO ABRIENDO LAS PUERTAS DE PAR EN PAR A UNA DESATADA CORRUPCIÓN PEOR QUE LA QUE DICEN COMBATIR.

En América Latina, dada la aplastante influencia marxista, el discurso populista derivado de ella ha puesto siempre el énfasis central en la idea de la igualdad material. Siempre se alega que hay un grupo que tiene demasiado y otro muy poco y por lo tanto debe confiscarse al que tiene más para repartir, sin distinguir si esa riqueza fue bien o mal habida.
El populista afirma que llega al poder para hacer "más iguales" a todos, pero lo que hace es concentrar el poder en sus manos incrementando la desigualdad y condenando a la población a una mayor miseria material.
Cuba es el ejemplo más patológico de esto, considerando que Fidel Castro, el profeta de la igualdad por excelencia en la región, fue según la revista Forbes uno de los políticos más ricos del mundo con un patrimonio valuado en 900 millones de dólares. Confirmando la verdadera forma de pensar de Castro uno de sus guardaespaldas escribió un libro sobre la vida secreta de este dictador y añadía que "Castro nunca considero que estaba obligado por su discurso a llevar una vida austera de buen revolucionario".
Los populistas tanto de izquierda como de derecha, hacen como Fidel, de la igualdad su gran bandera de lucha mientras se llenan los bolsillos. La respuesta la daría George Orwell en su célebre libro "Rebelión en la Granja". Al final —dice Orwell- los predicadores de la igualdad que lideran la revolución, en realidad, lo que quieren no es abolir los privilegios, sino transferírselos a sí mismos y asegurárselos para siempre. Entonces el régimen que viene a instaurarse es mucho más radical y crudo que el anterior. Nadie que haya hecho una revolución en la historia ha llegado al poder para después dejarlo.
Venezuela es actualmente un caso aún más delirante sobre los resultados del socialismo del siglo XXI y de políticas populistas. Lo cierto es que en Venezuela la corrupción está completamente desbocada, tanto así que en el famoso Rankin de Transparencia Internacional que mide el nivel de corrupción en 174 países, en 2014 Venezuela obtuvo el lugar 161 por debajo de Zimbawe, a niveles de Haití, Angola, Afganistán y Corea del Norte. Bolivia y México ocupan el lugar 103. Los únicos países destacados de América Latina fueron Chile y Uruguay con el lugar 21.
La corrupción es un problema regional y no es nuevo, ya lo sabemos, pero claramente en los países del socialismo del siglo XXI esta llega a niveles extremos, producto del intervencionismo estatal en todo ámbito de cosas.
A lo sumo se puede decir que el populismo socialista ha logrado cierta igualdad, pero en la miseria. Lo más reciente e impactante es el caso Venezuela. El régimen se está quedando sin dinero para importar lo que necesita para cubrir sus necesidades y pagar sus deudas. Hay escasez de bienes básicos, de leche, de harina, hasta champú y papel higiénico y pañales desechables, Colas, a menudo de varios centenares de personas se forman cada día fuera de los supermercados. Diez pacientes del Hospital Universitario de Caracas murieron durante la navidad a causa de la escasez de válvulas del corazón.
Un sistema estatista y populista no puede generar riqueza en el mediano plazo porque los esfuerzos e incentivos están puestos para saquear al resto y no para innovar o crear valor. Por eso los países con más libertad económica tienen mayor calidad de vida en todos los indicadores y menos corrupción. No es entonces el "liberalismo" sino su opuesto — el estatismo, socialismo o populismo — el que corrompe los países y los condena a la miseria.
El profesor de la Universidad de Chicago Luigi Zingales, analizando como la expansión del estado ha ido corrompiendo el sistema político económico en Estados Unidos sostiene que "cuando el gobierno es pequeño y relativamente débil, la forma más eficiente de ganar dinero es comenzar un negocio exitoso en el sector privado. Pero mientras más se amplía la esfera de gasto del gobierno, más fácil es ganar dinero desviado los recursos públicos". Por esto lo que hay que hacer es acotar al Estado y reducirlo a sus funciones fundamentales, de modo que los incentivos de comprar a políticos y burócratas sea menor que el dedicarse a actividades productivas.
Extracto del Libro El Engaño Populista Autores: Axel Káiser y Gloria Álvarez

Edit. Ariel junio 2016 marzo 2017

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