A UN AÑO DEL
PONTIFICADO DE FRANCISCO
Por Antonio Caponnetto
Amigos:
En el número 107 de Cabildo(enero-febrero 2014) publiqué la presente nota. Bastante más
ampliada y retocada la hago circular ahora por este medio, con la esperanza de
que pueda prestar algún servicio.
ºººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººº
Continuación de la entrada del blog titulada: A UN AÑO DEL PONTIFICADO DE FRANCISCO Parte 1 de 2Respuestas rápidas a preguntas difíciles
¿Quiere decirse con lo antedicho que no hubo nada bueno durante este año de Pontificado?
Cuanto de bueno se hizo o se pudo haber dicho no lo ignoramos ni nos cerramos a que se nos lo haga notar. Mucho menos juzgamos intenciones, y en absoluto es éste un juicio al Papado o ad personam. El que no quiera entender la diferencia es, redondamente, un necio. Sólo vemos con dolor y preocupación la prevalencia de las funestas notas características ya enunciadas. Prevalencia recurrente, dañina y generalizada. A la par que “lo bueno” ejecutado es lo que obviamente se supone que, como mínimo, debe manifestar un Pontífice o cualquier bautizado fiel. De todos modos, enbuenahora puedan señalarse bondades; y no nos las quite el Señor. Antes bien las incremente.
¿Basta esta constatación real o potencial de lo bueno para tranquilizar las conciencias?
Conformarse cada vez con menos es el principio del pecado de la tibieza, según Santo Tomás. Mala cosa si hemos llegado al punto de darnos por satisfecho porque el Papa aún sigue rezando el rosario. Mala cosa si, en virtud de este conformismo absurdo, seguimos callando lo que indefectiblemente ha de ser dicho. Mala y pésima cosa si seguimos forzando la hermenéutica de la continuidad, allí donde se manifieste la alevosa, culpable y patética ruptura. Si hay algo que ya no se soporta es el malabarismo de aquellos que –a veces con santo afán, otras con irresponsable torpeza- siguen haciendo de cuenta que todo cuanto acontece en Roma es normal y corriente. Como si el anuncio del Anticristo y de sus fieras propedéuticas fuera un cuento de los hermanos Grimm. Tampoco se soporta la irresponsabilidad de los otros que ven al mismísimo demonio tras absolutamente todos y cualesquiera de los detalles de cuanto acontece hoy en el Vaticano. Que haya entrado el humo de Satán y que no se haya declarado su expulsión ni constatado su retirada, es una cosa. Y gravísima, por decir lo menos. Pero de allí tampoco se sigue que hay un diablo escondido tras cada pliego de los cortinados curiales.
¿Pero algunos o todos estos extravíos señalados no vienen de lejos, o de las últimas décadas, y aún del pontificado de Benedicto XVI?
Por cierto que sí. Lamentablemente así son las cosas; aunque lo legítimo sería matizar juicios y lo prudente graduar responsabilidades con sumo cuidado. Mas en este año transcurrido los tales extravíos se han exacerbado, radicalizado y popularizado, y han gozado de la horrorosa pleitesía y de los aplausos del mundo y de la Jerarquía Eclesiástica como nunca antes. De allí la perentoriedad e inevitabilidad de referirnos al tema,con tono imprecatorio y urgido. Por eso, es cierto, no es ésta la primera vez que hablamos; y es de temer que no podrá ser la última.
¿Nosotros somos la derecha yanki que acusa al Papa de comunista?
No; que no se nos confunda con liberales asustados ni con modernistas prudentosos, ni con conservadores escandalizados, ni con arqueologistas de la Fe o neoconservadores de sus prebendas. Ojalá el Papa hablara más y mejor sobre las verdaderas raíces teológicas y los auténticos reponsables del Imperialismo Internacional del Dinero, al que supo referirse Pío XI. Ojalá se diera cuenta de que su denostada usura la practican aquellos a los que sienta a su mesa, kipá insolente en ristre. Ojalá tumbara con el cayado firme en la diestra a tantos calvinistas santones encerrados en prelaturas y a tantos fabricantes de vocaciones que terminan siendo mercaderes de conciencias y de patrimonios.
Pero la verdad es que,
al menos y en principio, desde una perspectiva católico-argentina (legítima
perspectiva, porque Francisco no es un ser desgajado de nacionalidad y hace lo
posible para que se note), el Papa obra como lo que se conoce técnicamente “un
compañero de ruta” del Comunismo. Basta leer la obra de Nello Scavo, La lista de Bergoglio. O de considerar
la actitud conciliadora y amable que tiene para con la tiranía marxista de los
Kirchner, cada vez más culpable de corrupciones múltiples y de idelogismos
castristas. Su conducta en este ámbito, como en otros análogos, puede ser
calificada de escandalosa, a fuer de oportunista, de contemporizadora con lo
políticamente correcto y de tolerante frente a descarados agentes del
gramscismo. No hay representante destacado de las izquierdas nativas o
internacionales que no haya encontrado un interlocutor válido y un hospitalario
anfitrión en Francisco. Y hasta no hay degenerado multimediático o estulto
futbolero que no haya sido acogido en su regazo. Los réprobos parecen ser
quienes queremos estar en las antípodas, o a quienes él juzga como tales. Hasta
ridiculizaciones o desaires públicos les ha aplicado en ocasiones, faltando a
la mentada misericordia.
¿Hay
antecedentes de pontífices tan malencaminados?
Unos cuantos a lo largo de toda la
historia de la Iglesia. Quien estudie, por ejemplo, el llamado Siglo de Hierro, difícilmente entenderá
cómo la Barca sobrevivio a tamaños desafueros. ¿Pero no eran sólo desarreglos morales el de aquellos Papas,dejando a
salvo la integridad doctrinal? No necesariamente fue así. Varios de esos
pontífices que consumaron acciones malas, las hacían porque primero había en
ellos una traición a la doctrina católica. Erraron en sus actos porque
traicionaron enseñanzas, definiciones, doctrinas y principios de la Iglesia. Incluso principios ortodoxos por ellos
mismos definidos. El Magisterio quedó comprometido, la Fe lastimada. Y
hasta sucedió en ocasiones lo predicho por Nuestro Señor: “heriré al pastor y
se dispersarán las ovejas”(Mt. 26,31).¿Esto
no es mal de muchos consuelo de zonzos? No; esto es tomar a la historia
como maestra de vida, a la esperanza como guía insustituible; y es no olvidarse
de dos promesas del Señor. Una, que rezaría por Pedro para que no desfalleciera
su Fe. Otra, que las fuerzas del infierno no prevalecerán. Creemos
firmísimamente en ambas promesas de Jesucristo.
¿Francisco
responde a un plan para destruir a la Iglesia?
No puede extrañar que haya más de un plan atentatorio
contra la Esposa de Cristo. Se conocen unos cuantos a lo largo de la historia y
del presente, y rechazar su existencia por el sólo prurito anti-conspirativista
sería tan desacertado como ver un complot en cada solapa tenuemente levantada.
Hay al respecto un hecho que llama la atención. Tiene su fuente precisa y pública de documentación. El artículo The word from Rome, de John Allen Jr., aparecido en The National Catholic Reporter, el 21 de enero de 2005.
Sucedió
que uno de los más encumbrados rabinos de Israel, Joseph Ehrenkranz, tuvo a su
cargo la co-organización de un encuentro judeo-católico, que se llevó a cabo en
Roma primero,con la anuencia y la bendición presencial de Juan Pablo II, y en
Auschwitz después, con la comitiva orando y comiendo en común. Los
obispos católicos asignados al suceso estaban presididos por el Cardenal
Keeler, de Baltimore y el Arzobispo Timothy Dolan, de Milwaukee. Vuelta la
singular entente judeo-católica a Roma, fue recibida y agasajaga por la Comunidad de San Egidio. Allí entonces,
y a modo de epítome del extraño tour,
tomó la palabra el susodicho Ehrenkranz, y dijo: a)que sería difícil
mantener esta unión judeo-católica tras la muerte de Juan Pablo II, pues habría
que hallar a alguien "con su misma sensibilidad" al respecto;
b)que la hipótesis de un futuro Papa latinoamericano dificultaría algo más el
proyecto, pues los latinoamericanos están menos experimentados en esto
diálogos; c)que "una excepción, sin
embargo,sería el Cardenal Jorge Bergoglio, el Cardenal jesuita de Buenos
Aires"(sic).
La conclusión parece obvia. Ocho años antes de
que el Cónclave lo eligiera Papa, el Kahal ya había puesto sus esperanzas en
él.Y dos cosas tristes no deberían dejar de decirse aquí: que el Kahal no ha
sido nunca ajeno a los planes contra la Iglesia; y que, a juzgar por las
evidencias diarias, los altos mandos judíos y masones están conformes con la
gestión del Papa Francisco. Al menos hasta este primer aniversario de su
nombramiento.
¿Se puede decir que Francisco es un hereje? San Pío X, en la pregunta 229 de su Catecismo Mayor, nos dice que el hereje
es el que niega "las definiciones ex catedra del Papa", o el que
"rehusa con pertinacia creer alguna verdad revelada por Dios y enseñada
como de Fe por la Iglesia, por ejemplo los arrianos, los nestorianos y las
varias sectas protestantes". Según esta definición, Francisco no ha negado hasta ahora una definición ex catedra, como la Asuncion de
María a los Cielos, ni alguno de los 14 artículos del Credo,como la
creencia en la resurrección de la carne, ni alguna verdad revelada como el
misterio de la Trinidad. Ergo, llamémoslo con palabras duras y
veraces, pero en principio no estaría imposibilitado de ser Papa por ser
hereje, según la tradicional doctrina católica.
Es
cierto no obstante que el Cardenal Bergoglio,en tanto tal, arrastra un triste
historial de promoción de heterodoxias y de sincretismos desconcertantes cuanto
funestos, y que el festival babilónico de la inter-religiosidad lo ha tenido
como partícipe activo. Y es cierto que también dice San Pío X (Pregunta 177 de
su Catecismo Mayor) que "los que rechazan las definiciones de la
Iglesia, pierden la Fe y se hacen herejes". Con
lo que no resultaría impropio llamarlo a Francisco heretizante y sujeto en tan delicado terreno a rodar cuesta abajo,
hacia una pendiente aún más escabrosa. No lo permita Dios,y oremos devotamente
por ello, pero tómese cabal conciencia de la delicada situación que vivimos al
tener a un hombre con estos atributos en la Sede de Pedro.
La
Sede,entonces, estaría privada de un Papa sabio, ortodoxo, defensor de la
integridad de la Fe y de la recta y segura doctrina católica, apostólica y
romana. También de un Papa con talante señorial y jerárquico, pero ese es otro
tema. Es demasiado lo predicho como para permanecer mudo o indiferente. Es
demasiado como para no dar, filial y amorosamente, la voz de alarma. Es
demasiado como para no irrumpir en llanto. Y por si nadie lo ha advertido, de
eso se trata:de la inefable tristeza que expresara el Dante con su famoso
verso:”¡oh navecilla mía, que mal cargas!”.
“Cuando estas cosas comenzaren a suceder, cobrad ánimo y levantad
vuestras cabezas”(Ls. 21,28). Procuramos tomar este consejo del Señor y
cumplirlo; pero al levantar la cabeza no se nos pida que la mirada no esté
nublada por el llanto.Somos peregrinos esperanzados, no titanes insensatamente
triunfalistas.
¿Cabe una lectura parusíaca de cuanto
ocurre?
Creemos
firmemente que sí, y lo hemos escrito en ocasiones. Aunque pocos al respecto
más entonados que Federico Mihura Seeber para dilucidar estos aspectos. La
posibilidad de estar viviendo en la Iglesia
de Laodicea no es un despropósito. La posibilidad de la presencia del
Anticristo entre nosotros, y de sus anunciantes, servidores o preparadores del
terreno, aún entre los primeros dignatarios eclesiásticos o empezando por
ellos, tampoco. Decir tales cosas no es ser pesimista ni aguafiestas (a no ser
que echemos agua a la fiesta del mundo, en cuyo caso estaríamos cumpliendo con
nuestro deber). Muchísimas veces recordamos con Castellani que el Apocalipsis
no es una novela de terror sino un libro de Esperanza. Es hora de poner en
práctica este dictus castellaniano.
Epílogo galeato
Recuerdo,
a modo de cierre, que esta es una nota periodística escrita a título personal.
No es el dictamen de una Junta de Teólogos ni el motu proprio de una Sagrada Congregación, sino la opinión de un laico católico, perplejo y dolorido por
cuanto ocurre. Si falla mi juicio y con
razones se me enmienda, los argumentos rectificatorios no me hallarán indócil.
Pero no discutiré más con papólatras obtusos, ni con los defensores de lo
indefendible, ni con los que dan lecciones de “extremo coraje” o “suprema
coherencia” amparados en el anonimato, ni con chiquilines o maduros que no
entienden ni atienden. Si más no digo en mis exposiciones sobre estos temas, no
es porque me paralice alguna debilidad, de las tantas que humanamente pueden
quebrarme.Es, sencillamente, porque sólo sostengo aquello de lo que me cabe el
más seguro convencimiento posible, intelectual y moral.
A
mí –de carne y hueso, de nombre y apellido, de cara públicamente expuesta- me
persiguen los obispos putoides, el curerío felón y las sedes episcopales
capturadas por inauditos malandras. A mi, supuesto línea media según los paladines del inquieto mouse, me guillotinan
los libros para que no circulen (hablo sin metáforas), me cierran las
parroquias para que no disponga de ámbitos católicos desde los cuales
expresarme,y hasta me llegan amenazas larvadas de excomuniones diocesanas. No
obstante, temo más a convertirme en un perro mudo que a la jauría eclesial,
cebada hoy y dispuesta a las peores mordeduras.
Aconsejo
rezar piadosamente por el Papa. Rezar hasta el alba y rezar durante el día entero.
Pedir por la rectitud de sus intenciones y de sus resoluciones. Conservar la
cabeza sobre los hombros, sin ceder a las tentaciones de los que se han
fabricado una eclesiología propia. Priorizar la vida contemplativa. Participar
de la belleza litúrgica. Implorar al Cielo un cambio de rumbo. Aceptar la
voluntad de Dios si nos ha tocado enfrentar un tiempo de apostasía. Gritar entonces
desde los tejados todo lo que corresponda para salvar el honor de la verdad,
hoy conculcada y vilipendiada. Cumplir con las obras de misericordia, para que
no pueda acusársenos de desoír la voz de quien con todo derecho nos lo pide.
Perder el miedo a ser tomado de desobediente o de alarmista. Y sobre todo, no
dejarse vencer por la mentira, el error, la ignorancia y la confusión.
Permítaseme
elevar, una vez más, como lo hice un año atrás, ante la extraña dimisión de
Benedicto XVI, esta
Oración
a San Pedro
Ecclesia mergi non potest
San Agustín, Sermón 252
Tenías puesto un mote pero
te fue cambiado,
ya no el Simón hebreo: quien oye y obedece,
las manos que religan los
nombres y el destino,
te bautizaron roca, la que
no se estremece.
Tenías por la sangre un
firme apelativo,
aquel que de Jonás se
origina y procede
pero quien iba a darte el
pábilo y la lumbre
te dio por nombradía la
piedra que no cede.
Tenías una patria, en la
agreste Betsaida
conminada a la pena de
cilicio y ceniza,
pero un nuevo linaje te
darían en Roma,
el gallo por escudo, las
llaves por divisa.
Tenías un oficio en playas
galileas
donde redes y peces se
batían en lucha,
pero te fue quitado, y
otra barca sin anclas
desde entonces tus voces
obedece y escucha.
Tenías una espada que
equivocó el momento
de talar enemigos o
imponer la justicia,
te alistaron en cambio
ejércitos perennes,
la invisible victoria de
la aérea milicia.
Tenías una vida de nauta
sin borrascas
-las orillas seguras, el
velamen riente-
pero te fue exigido
navegar mar adentro
y enfrentar al que brama
como león rugiente.
Tenías una muerte
previsible, serena,
tal vez en una noche de
musical adagio,
te pidieron la sangre
clavado a la madera,
Orígenes lo cuenta, lo
pintó Caravaggio.
Tenías la exigencia del
amor navegante
seguro en la cubierta,
casi un gesto cobarde,
te volvieron testigo del
Amor abrasado,
un amor que tres veces te
examina en la tarde.
Nombre,patria u oficio;
espada,vida y muerte,
la calma de la arena o la
sombra de un cedro,
la juventud viajera, la
vejez peregrina,
desde que fuiste Suyo,
nada fue tuyo, Pedro.
Danos en esta hora de
vigilia y quebranto
la esperanza de un
puerto,el frescor del olivo,
sotérrense las puertas del
infierno y se escuche:
¡Señor,
tú eres el Cristo, el Hijo de Dios Vivo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario