Juan Ignacio Zavala, 17 junio 2019, El Financiero.
“Son muy cretinos”, dijo el presidente López Obrador respecto de sus opositores, a quienes agrupa en un inexistente “partido conservador” y a quienes reiteradamente califica de hipócritas. Son las palabras del Presidente. Muchos dicen que no hay que tomar en cuenta su lenguaje, que hay que usar otro. Creo que se equivocan. Si las palabras importan, las palabras de Presidente importan más y hay que hacérselo notar todas las veces que sea necesario. Es claro que él no se va a cansar de agredir y de insultar, no hay que cesar de subrayarle que está mal en eso y en todo lo demás en que se equivoque.
No me considero conservador, aunque al lado de AMLO cualquiera es un libertino. Pero soy opositor y para él no hay matices, todos los que nos oponemos a sus políticas, a sus dichos y a su proyecto somos la misma cosa y estamos en un mismo lugar. Así pues, somos cretinos.
Nosotros, los cretinos, señor Presidente, vamos a estar aquí aunque no le guste. Usted es nuestro Presidente –aunque no nos guste– y debería comenzar por tratar de tolerar nuestra existencia porque también somos mexicanos y será muy difícil callarnos a todos. No sólo somos cretinos, también somos insistentes, perseverantes y usted sabe lo útiles que son esas características.
Nosotros, los cretinos, señor Presidente, no tenemos intención de pelear, pero usted, sí. Una y otra vez el insulto, la provocación, el esparcimiento del odio salen de su boca. Después hace llamados a la unidad. Es un poco difícil, ¿no cree? Seguramente usted sabe si eso vale la pena, nosotros no, por cretinos y por falta de información. Pero nos vamos a defender de usted y de sus decisiones, se lo aseguro, ya sea en tribunales, en la calle y donde sea necesario. Cretinos, pero no dejados.
Entre nosotros, los cretinos, hay mucha gente con más conocimientos y talento que usted y su equipo, pero usted ganó y le toca gobernarnos; sin embargo, eso no es razón para no señalarle sus faltas y omisiones, sus abusos y sus ocurrencias. Quizá usted, acostumbrado a las limitaciones que muestra públicamente su equipo, siente que todos se le deben de plegar y le deben aplaudir como hacen ellos. No todos somos así. Con nuestras limitaciones, en el inmenso grupo de cretinos –que somos millones– hay expertos en un sinfín de materias, que les interesa su país, que saben más que los suyos y que tienen el deber de señalar lo que está mal porque para eso se prepararon, aunque usted desprecie el conocimiento en general y la especialidad en particular.
Nosotros, los cretinos, sabemos de las carencias y dolencias de nuestro país. Sabemos también de la corrupción que ha dominado en nuestro sistema. También sabemos que poco, pero habíamos avanzado en materia de transparencia, de candados a las decisiones arbitrarias de los gobernantes. Eso nos permitió controlar algunas cosas, señalar actos de corrupción y documentarlos en diversas instancias (medios, ONG). Su campaña se benefició –como sucede en cualquier democracia– de esos esfuerzos. Y qué bueno. Pero nos preocupa que no comprenda la utilidad de esas herramientas y quiera cancelar la participación social en ponerle lupa a su gobierno. Debe ser molesto, lo sabemos, pero si no lo hacemos los cretinos no lo hará nadie.
Cuente con nosotros, los cretinos, para la defensa ante las amenazas que el presidente estadounidense suelta en contra del país. Sabemos que las cotidianas agresiones de usted contra nosotros, aunque nos disgustan, siempre estarán por debajo de los intereses generales de la nación. No nos gusta que se esconda del mundo, que se achique en lo internacional, pero sabemos que lo de Trump no es su culpa, pero sí su responsabilidad. Creo que a todos nos gustarían menos insultos adentro y más presencia en el exterior.
Nosotros, los cretinos, señor Presidente, seguiremos haciendo uso de nuestra libertad y de nuestros derechos; nos defenderemos de los abusos, los señalaremos y no descansaremos porque la oposición, lo sabe usted, tiene su dosis de terquedad.
Nosotros, los cretinos, no extrañamos a Peña ni a Calderón ni a Fox ni a Salinas. Extrañamos, eso sí, tener un presidente para todos los mexicanos.
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