martes, 15 de mayo de 2018

Y… no vendió el avión presidencial

Por Rubén Cortés - 15 mayo, 2018
Es una lástima que pase de noche la estancia en México de una de las víctimas vivas de la represión política del populismo chavista: el exalcalde de Caracas Antonio Ledezma, a quien Nicolás Maduro mantuvo preso más de mil días por tuitear contra su gobierno.
Un TL muy caro: lo sacaron a empujones de su casa una madrugada y lo encerraron en un hueco. Huyó el pasado 17 de noviembre: atravesó montes y navegó ríos torrentosos hasta abordar una avioneta que intentaron derribar con misiles.
 Hoy, valora la libertad porque ya sabe lo que es perderla. “No hay tesoro que encierre la tierra, los mares ni los océanos más grande que la libertad, advertía El Quijote a Sancho Panza”, le dijo el exalcalde a la editora de La Razón Martha Cotoret.
 Ledezma hace un recuento de las promesas incumplidas del populismo en Venezuela, desde la campaña de Hugo Chávez en 1998:
 1.- Anunció la venta del avión presidencial, del coche blindado presidencial y que convertiría la residencia oficial en una escuela para niños pobres.
 A.- Pero no vendió el avión presidencial: mejor se compró otro en 100 millones de dólares. Y en la residencia oficial siguen viviendo sus hijas. Jamás fue una escuela para niños pobres.
 2.- Prometió respetar y ampliar la libertad de expresión, con más licencias para abrir nuevas televisoras y emisoras de radio.
 B.- Pero cerró las radios 92.9 FM y Mágica 99.1 FM; las televisoras RCTV, RCN TV, Caracol TV, CNN en Español y NTN24; las páginas web Infobae y Todo Noticias y el periódico TalCual; compró las televisoras privadas críticas TelevenVenevisión y Globovisión y el diario El Universal. Sólo en 2017, cerraron 69 medios de comunicación.
 3.- Prometió aumentar los salarios, regalar dinero a los jóvenes que ni trabajaban ni estudiaban y fomentar la libertad de empresa.
 C.- Pero expropió mil 200 empresas y Nicolás Maduro va por 526 expropiadas y 225 cerradas; mientras que abandonaron el país Latam Airlines, Lufthansa, Air Canada, Alitalia y Tiara Air; y quebraron la cervecera Polar, la refresquera Coca-Cola y las textileras Wonder y Zara.
 El testimonio del exalcalde de Caracas recuerda los de aquellos que escapaban del Gulag soviético, o de los albores del Gulag de las Américas:
 “No hay nada más maléfico que el populismo. Quita los derechos de propiedad, libertad y expresión. Las cárceles están llenas. Quien soñaba con un empleo ya no lo puede tener, porque quien lo generaba quebró y cerró su empresa, por expropiaciones, intervenciones, confiscaciones; 87 por ciento de la gente es pobre, el sueldo no alcanza ni para un bote de leche…”.
 Y pensar que todo eso empezó con la seductora promesa populista de vender el avión presidencial.
 ¡Así mismito!


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