La PGR y la DEA tienen una visión muy distinta sobre los cárteles que
operan en México. Mientras la Agencia Antidrogas de Estados Unidos reporta como
poderosas a ciertas organizaciones, en el país la fiscalía ni siquiera reconoce
su existencia
POR JULIO RAMÍREZ - Jueves 1 de octubre de 2015
La investigación sobre la delincuencia organizada en México es como el
precio de la droga: no es el mismo en el sur que en el norte.
Mientras que la Procuraduría General de la República (PGR) ubica nueve
organizaciones criminales, en las que operan 37 células en diferentes puntos
del país, la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) solo registra ocho
cárteles que trafican drogas hacia Estados Unidos.
Además, ni siquiera son los mismos cárteles. La DEA señala dos que
México no reconoce, dos que sí ve, pero los llama distinto y dos más que los
norteamericanos dan por muertos y para México representan todavía un peligro.
Lo que para la PGR es el Cártel del Pacífico, para la DEA es el de Sinaloa.
El de los Carrillo Fuentes la Agencia norteamericana lo ubica como el
Cártel de Juárez y para nombrar a las organizaciones de los Beltrán Leyva, Los
Zetas, del Golfo y Los Caballeros Templarios no tienen diferenciación.
La operación del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) la DEA no la
concibe sin la célula delincuencial de Los Cuinis, a quienes ubican como socios
en todos sus envíos de drogas.
A Los Cuinis, la DEA los describe como el cártel más rico del mundo, sin
embargo, la PGR nunca menciona tal organización en sus informes públicos.
Es el mismo caso de Los Moicas, uno de los ocho cárteles que la DEA ubica y
del que en México no existen registros... al menos en la información pública.
Asimismo, la DEA jamás menciona al Cártel de los Arellano Félix –también
conocido alguna vez como el Cártel de Tijuana– ni a La Familia Michoacana,
organización de la que se identifica pertenecen los Guerreros Unidos, que
operan en Guerrero, Morelos y el Estado de México, y a quienes se les atribuye
la desaparición y presunta muerte de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa.
Las 37 células del crimen organizado
Aunque para la agencia Antidrogas de Estados Unidos, el Cártel Jalisco
Nueva Generación (CJNG) y Los Cuinis operan de la mano, la PGR no identifica a
Los Cuinis y en el mapa criminal actualizado afirma que en el caso del CJNG “no
se identifican grupos, células o pandillas vinculadas con la organización”.
Según la fiscalía mexicana el CJNG tiene presencia, además de Jalisco, en
Colima, Michoacán, Guanajuato, Nayarit, Guerrero, Morelos y Veracruz.
En el caso de Los Caballeros Templarios, la PGR reconoce dos células
delictivas al interior de la organización, una encabezada por Fernando Cruz
Mendoza, alias “El Tena”, con operaciones en Aquila, Coahuayana y Coalcomán de
Vázquez Pallares; y otra liderada por Homero González y/o Gonzalo González
alias ‘El Gallito’, con operación en Tumbiscatío y Apatzingán.
El cártel del Pacífico (Sinaloa, como le llama la DEA) tiene diez células
delictivas: Gente Nueva (Chihuahua y Sinaloa), Los Cabrera (Durango y
Chihuahua), el Cártel del Poniente o de La Laguna o Los Bardales (Durango y
Coahuila), El Aquiles (Baja California), El Tigre (Baja California), Del 28
(Baja California Sur), Los Artistas Asesinos o AA (Chihuahua), Los Mexicles
(una pandilla de Chihuahua, Los Salazar (Sonora) y Los Memos (Sonora).
En el cártel de los Arellano Félix, la PGR identifica tres escisiones: El
Chan, El Jorquera y El Kieto, todas con presencia en Baja California.
La Familia Michoacana –cuya extinción ya había sido declarada por el
Gobierno Federal– oficialmente tiene dos subgrupos, una es Guerreros Unidos, un
“grupo desertor” al que también ubica como La Nueva Empresa y una más a la que
le dice La Empresa (Estado de México y Morelos).
De acuerdo con la información entregada a Reporte Indigo a través de una
solicitud de acceso a la información, Guerreros Unidos opera en Morelos,
Guerrero y Estado de México.
Es a Guerreros Unidos a quien la autoridad ubica como autores del ataque
que derivó en la desaparición y presunta muerte de los 43 normalistas de la
Normal Rural de Ayotzinapa Raúl Isidro Burgos.
Esa célula delictiva mantiene una disputa con Los Rojos, que es un grupo al
mando de los Beltrán Leyva con operaciones en la región norte y centro de
Guerrero y Morelos. Los Rojos son sólo una de las siete suborganizaciones de
los Beltrán Leyva.
El mapa del crimen de la PGR actualizado hasta principios de septiembre
indica que el cártel está compuesto por Los Mazatlecos (Sinaloa y Baja
California Sur), una escisión llamada “El 2 mil”, que también pudiera ser
conocida como “El Panchillo” o “El Panchillo Huevos”, y tiene presencia en
Sonora.
Los Granados se ubican en la región de la Tierra Caliente guerrerense, La
Oficina en Aguascalientes y Baja California Sur, Los Ardillos en la región
Centro y Montaña de Guerrero, así como el Cártel Independiente de Acapulco
(CIDA), con presencia únicamente en Guerrero.
La organización de los Carrillo Fuentes –que la DEA ubica como Cártel de
Juárez– tiene dos células delictivas que operan sólo en Chihuahua: La Línea y
una pandilla conocida como Los Aztecas.
De acuerdo con PGR, Los Zetas tienen tres organizaciones delictivas: Grupo
Operativo Los Zetas, Grupo Operativo Zetas y Fuerzas Especiales Zetas. Todas
con presencia únicamente en Tamaulipas.
El Cártel del Golfo, que de acuerdo con la narrativa oficial escindió de
Los Zetas luego de que se desempeñó como un brazo armado de esta organización,
hoy opera con siete suborganizaciones en puntos de Tamaulipas y en Cancún,
Quintana Roo: Metros (Reynosa), Rojos (Matamoros), Grupo Dragones (Tampico),
Los Fresitas y Ciclones (cuya zona de influencia en Tamaulipas no se delimita)
y Los Pelones y Talibanes (ambas en Cancún).
La merma de Los Zetas
Los Zetas y el cártel del Golfo son las organizaciones que más han
resentido el reacomodo de sus grupos en este último año, de acuerdo con la
información de la Fiscalía.
El cártel de Los Zetas pasó
de tener nueve células criminales a sólo tres. En septiembre del 2014 la PGR
informó que estaban constituidos por Sangre Zeta (Coahuila y Nuevo León), Grupo
Operativo Zetas (El Mante, Soto La Marina y Ciudad Victoria, Tamaulipas),
Comando Zetas (Reynosa, Matamoros, Nuevo Laredo, Miguel Álemán, Gustavo Díaz
Ordaz y Ciudad Mier, Tamaulipas), El Círculo y el Extranjero (Jiménez, Ciudad
Victoria, Ciudad Madero y Abasolo), Unidad Zetas (Nuevo Laredo), Néctar Lima
(Nuevo Laredo), Grupo Delta Zeta (Valle Hermoso, Tamaulipas), Los Negros
(Irapuato, Guanajuato) y Fuerzas Especiales Zetas (Cárdenas, Huimanguillo,
Teapa y Centro, en Tabas; y Cancún, Quintana Roo).
Hoy,
Los Zetas quedaron reducido a tres grupos con acción solo en Tamaulipas, de
acuerdo con la PGR.
Por
el lado del Cártel del Golfo, en un año disminuyeron de 12 a siete el número de
sus organizaciones criminales. En 2014 estaba integrado por Metros (Reynosa),
Rojos (Matamoros), Dragones (Tampico), Grupo Bravo (Aldama), Grupo Pumas (El
Mante), Grupo de Apoyo Ceros o M3 (Reynosa), Los Pelones (Quintana Roo) y otras
cinco células cuya acción en Tamaulipas no está delimitada en el informe: Grupo
Lacoste, Los Fresitas, Los Sierra, Los Pantera y Ciclones.
En
la actualización del informe en 2015 ya no hay datos de Grupo Lacoste, Grupo
Bravo, Grupo de Apoyo Ceros o M3, Los Sierra ni Los Pantera. Además, en la
nueva lista se incluye a una organización conocida como Talibanes, con
operación en Cancún, Quintana Roo.
Hace
un año el Cártel del Pacífico tenía ocho grupos, hoy tiene 10. Desapareció La
Barredora y se crearon Los Mexicles, Los Salazar y Los Memos. El cártel de La
Laguna o del Poniente, ahora también es ubicado como Los Bardales.
En
el mapa delictivo de la PGR entregado en septiembre de 2014, se perciben 45
células delictivas emanadas de estas nueve organizaciones y Los Caballeros
Templarios y el Cártel Jalisco Nueva Generación eran las únicas organizaciones
que carecían de subgrupos.
En
la descomposición de Los Caballeros Templarios que derivó en la conformación de
este en dos células (encabezadas por El Tena y El Gallito) también se aprecia
una disminución de los territorios en que opera, ya que actualmente sólo se
identifica su operación en la Tierra Caliente de Michoacán y hace un año
operaba en nueve entidades: Guerrero, Guanajuato, Morelos, Estado de México,
Jalisco, Colima, Querétaro y Baja California, además de Michoacán, su estado de
origen.
Las
organizaciones de los Arellano Félix, La Familia Michoacana, Carrillo Fuentes y
Beltrán Leyva se mantienen con el mismo número de células aliadas.
De la narrativa oficial a las contradicciones
En
México se desconoce cómo es que el gobierno obtiene la información sobre la
operación y control de los cárteles de la droga, mientras que en Estados Unidos
es conocido que la DEA paga a los informantes.
“La
cuestión de fondo tendrá que ver con las fuentes, es decir, cómo cada una de
estas agencias gubernamentales ordena la información, la recoge, la organiza,
la sistematiza, lo que podemos ver en el caso mexicano es que efectivamente ni
los conocen (a Los Cuinis y Los Moicas) y si hacemos memoria vamos encontrando
casos donde las autoridades mexicanas no tienen investigación alguna contra
determinadas personas y en Estados Unidos hay expedientes muy amplios”, apunta
en entrevista Édgar Morín, experto en temas de delincuencia organizada y autor
del libro La Maña.
“Yo
no estoy muy seguro hasta dónde es un asunto de ineptitud e incompetencia y
hasta dónde puede haber una política de opacidad informativa, que es mucho más
grave... Bueno, quizás igual de grave”.
Para
Morín, las contradicciones apuntan a deficiencias muy serias en la
investigación y recopilación de la información.
Más
allá de las diferencias entre la DEA y la PGR, son notorias las contradicciones
entre “la narrativa” de la delincuencia organizada a menudo citada por
instancias oficiales y los datos duros entregados a través de las solicitudes
de acceso a la información pública.
“Llama
mucho la atención que en el discurso gubernamental como se ha decretado que La
Familia Michoacana ya se desintegró y, sin embargo, en el anexo de 2015 todavía
aparecen dos células, una que serían Los Guerreros Unidos o La Nueva Empresa y
La Empresa. Cada detención de líderes o supuestos líderes se decreta la
extinción de ciertos grupos, eso pasó con los Arellano Félix, pasó en el caso
de la propia Familia Michoacana, el entonces secretario de Gobernación
(Alejandro Poiré) y el propio Calderón dieron por muerto a un miembro de La
Familia que resulta que no estaba muerto, después se supo, Nazario Moreno.
“Cada
que hay una detención anuncian con bombo y platillo la desarticulación criminal
tal, pero pues el dato oficial dice que no. Hay una contradicción interesante
entre el discurso y la información oficial”, añade.
¿Débiles o poderosos?
De
acuerdo con el mapeo de PGR, detrás del caso Iguala en que desaparecieron y
supuestamente asesinaron a 43 estudiantes de la Normal Raúl Isidro Burgos de
Ayotzinapa, estaría La Familia Michoacana.
“Según
esta narrativa oficial parece que es un cártel poderosísimo y según el dato
oficial es justamente una contradicción, pues los tales Guerreros Unidos son
una célula que pertenece a una organización mayor que sería La Familia
Michoacana.
“Si
seguimos la idea del discurso oficial, de pronto algunos grupos son
peligrosísimos cuando en realidad el dato que ellos mismos producen dice que no
es para tanto”, indica el especialista.
El hecho de que se
perciba un reacomodo en las células de cárteles como el Pacífico y los
Templarios y una reducción en los subgrupos de Los Zetas y del Golfo se
relacionan con que las acciones gubernamentales, si bien a veces producen
debilitamientos, también “agarran a uno y salen dos, agarran a esos dos y salen
tres”.